Mi Sexy y Odioso Jefe

Capítulo 1

Hoy comienzo a trabajar en un nuevo puesto de la empresa, pero hay un detalle que no tengo idea que es lo que voy a hacer. Logre llegar acá con ayuda de mi eficacia y dedicación, bueno y aparte de que tengo tiempo es esta empresa trabajando. Voy a comenzar con un nuevo jefe, ya el señor Alejandro Montenegro no necesita de mí, fue un buen jefe, pero ahora se retirará de la empresa y pondrá a uno de sus dos hijos a manejarla. Mi anhelo es ser la mejor empleada de esta prestigiosa empresa, mi nombre Katherine Gutiérrez, pero me dicen Katty, tengo 25 años y bueno, aquí estoy tratando de comunicarme con el departamento de relaciones humanas.

 

— Señorita Gutiérrez, pasé por favor, disculpe la atienda tarde.

— No se preocupe.

— Bueno me presento, mi nombre es Lucía Torres, soy la jefa aquí, estoy encargada de contratar, sé que tiene dos años en la empresa y ha sido muy eficaz y una persona dedicada a su trabajo.

— Gracias por lo que ha dicho señora Lucía.

— Bueno, ya basta de tantas presentaciones, vamos al grano.

— Como ya debe de saber usted trabajaba con el señor Alejandro Montenegro, ahora que se retira de la empresa llegará su hijo a tomar las riendas de todo esto. Cómo verás la hemos seleccionado para que trabaje con el señor Ricardo Montenegro, es uno de los hijos del señor Alejandro.

— Ya comprendo, y fui seleccionada para trabajar con el hijo.

— Sí, Katherine.

— Puede llamarme Katty señora Lucía.

— Bueno, Katty, le diré que abran momentos estresantes con el señor Ricardo.

— Comprendo lo que dices, está bien, nos se preocupe que he trabajado con personas así.

 

Y dijo para su adentro, como si no viviera con una madre estresarda, que todos los días le dices cosas a ella.

 

— Bueno, Katty comenzará mañana a trabajar con el señor Ricardo.

— Está bien, bueno, voy a recoger mis cosas del escritorio.

— Vaya y suerte para mañana.

 

Katherine era un joven de cabellos rubio, con rayos dorados que le hacían resaltar su belleza, con ojos color claros que cambiaban a sus estados de ánimo. Katty era una chica especial de buenas curvas y elegante porte. También tenía una amiga llamada Clarissa, y allí estaba frente a ella con su mejor sonrisa.

     

— Que rabia meda estar aquí metida, en esta oficina, donde hago es ordenar papeles. —en ese momento interrumpe su amiga Katty.

— De nuevo hablando sola, no te acostumbras a esto verdad, tú nunca tuviste necesidad de trabajar Clarissa. —ella arruga la nariz y le contesta.

— Ya sabes por qué estoy aquí, tengo que pagar deudas de la renta y otras cosas más.

— Clarissa, no debería de pagar deudas de tu hermano, mándalo a trabajar.

— No vamos a hablar de mi hermano, hablemos de ti. Te cambiaron a otro departamento.

— Bueno, sí, Don Alejandro se retira de la empresa y deja a uno de sus hijos como sucesor de ella.

— Vaya que suertuda eres Katty. —Katty pone los ojos en blanco y le contesta.

— Suertuda no mi dedicación Clarissa, he sido una buena empleada ejemplar.

— Tienes razón, pero cuéntame aún no has conocido a tu nuevo jefe.

— Creo que mañana será el día.

— Por qué no celebramos eso hoy, y vamos a un bar, nos tomamos algo y después a casa solo para celebrar amiga.

— Está bien, tienes razón, estoy tan pendiente en lo mío que no me he dado un respiro. 

— Bueno, tienes que esperar que salga y no vamos a tomar unos tragos y hasta podemos encontrar algún chico por allí.

— Eres un caso pedido, amiga, sabes que solo voy a compartir un trago, no buscar chicos.  

— Ya sé por qué nos hicimos amigas. —y se echa a reír.

 

Las dos se echan a reír y Katty le da una palmada a Clarissa en la espalda.

 

— Anda escóndete en tu ratonera y cuando sea la hora nos vemos. 

— Está bien Katty.

 

Clarissa volvió a hacer sus cosas, mientras su amiga se iba a esperar que ella terminara de ordenar sus cosas en su lugar se trabajó.

 

En las oficinas de la empresa llegaba Ricardo, para hablar con la jefa del departamento de relaciones humanas, y de la nueva secretaria. Cuando llegó al lugar se pone a conversar con Lucía.

 

— Mañana a primera hora estará su secretaria a su orden, señorito Ricardo.

— Lucía deja de decirme señorito, sabes que la conozco desde que mi padre la contrato, y por no decir que mi papá la adora mucho.

— Está bien Ricardo, sé que su papá se retira de la empresa para ya descansar y vivir, como dice él sus años dorados.




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