Mi Sexy y Odioso Jefe

Capítulo 8

Los días que le dieron de reposo, los pasó en su casa nueva. Y al lado de su amiga Clarissa, compartiendo y hablando de las cosas que habían pasado sin que ella estuviera presente en la empresa. Pero su descanso había terminado, era hora de regresar.

Al reintegrarse y llegar a la oficina temprano, ordenó todo. Katty, como siempre, era la mejor secretaria eficiente. Su anterior jefe, Alejandro Montenegro, se sorprendía de ella. Pero las cosas habían cambiado, ya que el viejo no era el jefe, sino su hijo.

Cuando Ricardo hizo acto de presencia en la oficina, ella no quería ni verlo, así que se la pasó ocupada haciendo otras cosas. Trataba de no tener ningún roce con su nuevo jefe. A las horas de ella sentarse en el escritorio, Ricardo abrió la puerta de la oficina. Y pasó todo el día observándola desde su escritorio. Hasta que ella se levantó y cerró la puerta, Ricardo al ver lo que había hecho, la llamó para que entrace.

— Katherine, ¿puedes pasar a mi oficina un momento? Necesito hablar contigo.

— Ok, jefe. —respondió con el ceño fruncido, y se dirigió a su despacho.

Ella se sentó en la silla que está al frente de él, y esperó a ver qué iba a hacer, si escribir un memorándum o llamar a algún cliente. Ricardo la observó detalladamente.

— Le pido disculpas por cómo la traté cuando la conocí, sé que estaba haciendo su trabajo. Además, mi padre y Lucía no me informaron de que tendría una nueva secretaria.

Y él en sus pensamientos.

"Y mucho menos una mujer tan pequeña y con un carácter de los demonios"

— Bueno, ya estoy mejor, pero gracias señor Ricardo. De verdad gracias.

Ricardo se quedó callado, y la miró profundamente. En la mente de ella le decía:

"Orgulloso, prepotente, niño mimado, estúpido y engreído. Amargado y sin corazón. El típico temprano de hielo pues"

Ella se quedó pensativa, tanto que Ricardo tuvo que chasquear los dedos. En ese momento frunció el ceño aún más profundamente.

— Lucía y mi padre me hablaron muy bien de usted.

— ¡Oh! Qué interesante, bueno acepto sus disculpas y me voy a trabajar. Quiero arreglar todo, no quiero tener nada pendiente para mañana. Voy a hacer algo importante y no quiero ningún estrés.

Ricardo la miró extrañado, además estaba igual que ella, mañana sería un día incómodo, con una exnovia detrás de él y toda una fiesta por delante.

— Bueno jefe, voy a hacer algunas cosas y será que nos veremos el lunes.

Ricardo la vuelve a observar y se despide de ella.

— Entonces que pase un fin de semana divertido y nos veremos el lunes.

Katty sale de la oficina y esta vez la cierra, y se sienta en su escritorio. Después de unas horas, Ricardo sale de la oficina, ve que Katherine que aún estaba allí y me dice.

— Me voy a casa, también puedes irte Katherine.

— Gracias jefe, terminaré algunas cosas y luego me iré a casa.

— Bueno, entonces hasta el lunes Katherine.

Ricardo se retiró se la empresa, y Katty se quedó un poco más. Al terminar de ordenar, tomo su bolso y salió a tomar el autobús, para llegar a casa. Al llegar camino un rato antes de llegar, estaba muy ansiosa por la fiesta del día siguiente. Cuando llego a su apartamento, y entrar solo el teléfono y contestas.

— Alo.

— Buenas noches Kat.

Al escuchar aquella voz se irge, y se pone nerviosa.

— Como conseguiste a este número.

— Nada es imposible para mí Katherine, sabes que siempre consigo lo que quiero.

— No quiero que me llames, sino volveré a ir a la policía.

El hombre del otro lado de la línea se echa a reir a carcajadas, y pone la voz más grave y amenazadora.

— Sabes que lo haré, sabes que iré por ti Katherine.

— Déjame en paz Darío.

— Nunca sabes que estoy deseoso contigo y te quiero para mí,

— Nunca dario, eso entiéndelo nunca.

— Entones atente a las consecuencias Kat.

Katty tranco el teléfono y se puso a llorar, aquel hombre habia dado con ella. Y había revividos cosas del pasado. En ese momento llama a su amiga.

— Richel me encontró. —lo decía con voz nerviosa y angustiada. — Me acaba de llamar no sé cómo entro el número.

— Calmate Katty, no puede acercarse a ti.

— Ya lo amenace en volver a la policía, pero dijo como siempre que voy hacer de el.

— Katty no tengas miedo de ese hombre, no puede hacerte nada.

— Vamos Richel sabes que no se quedará quieto.

— Entonces si ves que está asechando te ve a la policía. Lo único te aconsejo amiga no le tengas miedo.

— Está bien, haré mi esfuerzo, ahora te dejo.

Katty colgó el teléfono y fue a la cocina hacer un té para calmarse. En el momento que aquel hombre llegó a la vida de su madre, todo se convirtió en caos. Dario siempre miraba a Katty con ojos de hombre y no de un padre. Después que su madre muriese ella tuvo que luchar porque aquel hombre no la dañará. Hasta de escapar de sus garras, y venirse a la ciudad conseguir un trabajo y seguir con su vida.




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