Katherine no podía dormir aquella noche estaba preocupada por aquella llamada de su padrastro. Que tuvo que levantarse para hacerse un té.
En ese momento recordaba cosas de su pasado, de como su madre tuvo que aguantarse aquel hombre llamado Darío. Y dijo en voz alta para ella.
«Mamá tanto que sufriste con ese hombre, y hasta que Diosito te llevo a su lado»
Algunas lágrimas solitarias recorrieron sus mejillas, al recordar aquellos momentos. Pero la vida continuaba para ella, Darío no se la iba a empañar.
Así que después de tomar el té, se fue a dormir y está vez se quedó profundamente dormida.
La noche paso en calma y a la mañana siguiente Katty, se levantó estirando su cuerpo como los gatos, y al mirar la hora se levantó de inmediato.
En ese momento sonó el timbre y allí estaba Lucía, esperando Katty le abriera la puerta. Al abrir Lucía entra y dice.
— Aún no estás lista Katherine, eso que ayer te llamé.
— Disculpe Lucía, pero se me olvidó que vendría usted temprano. Y además acabo de levantarme, deme unos segundo y estaré lista.
— Entonces anda que aquí te espero.
Después de unos minutos volvió Katty, arreglada. Lucia miraba por la terraza del apartamento.
— No me equivoqué en traerte aquí, es muy hermosa la vista y mejor zona de donde estabas antes.
— Mejor no hablemos de esas cosas, y vamos que usted me dijo que me llevaría a cambiar mi look.
— Cierto, lo que acabas de decir mejor vámonos ya.
Lucia llevo a las mejores tiendas, para comprar ropa, tanto para el trabajo, como para el día de la fiesta. Katty había pasado de ser una secretaria insignificante, a la más hermosa mujer de más oficinas Montenegro.
A lo último fueron a ver una tienda donde Lucía, le compro el más hermoso vestido para la noche de fiesta de la empresa. Cuando pasaron una dependienta las atendió amablemente.
— Buenos días, señorita, estamos buscando el más hermoso vestido que tenga de fiesta.
— Les cuento que nos acaba de llegar unos modelos nuevos, de los más bonitos.
— Gracias señorita, podría mostrarnos es belleza.
— Con gusto, señora, pasen los aquí.
La dependienta las lleno a una sala amplia y comenzó a mostrar los vestidos. Después Katty fue midiéndose uno por uno. Hasta ye decidieron comprar uno. El vestido era color rojo, con un escote que llegaba hasta la cintura con hilos plateados en forma de araña, por toda la espalda del escote, luego un corpiño con pedrería elaborada en sharokis. Y zapatas plateados muy altos. Ya Katty en esta para la fiesta de la empresa, cuando salieron de la tienda Lucía dice.
— Te verás espectacular con ese vestido rojo que compramos, todos se quedaran boquiabiertas en la reunión.
— Usted cree que con ese look alguien me recozca, además me imagino que dirá su amigo cuando me vea.
— Y a muchos más, bueno ahora tenemos que buscar un taxi para que nos lleve todas estas cosas.
— No se preocupe por ellos, creo que guarde una tarjeta que medio el taxista de la otra vez.
— El que te llevo junto con la bruja.
— No le digas así, además ella es la prometida del jefe.
— ¡De Alejandro! — Exclamó Lucia.
— No vale, de su hijo Ricardo, yo la he visto muchas veces en la empresa.
— Mejor no hablamos de ella, ahora llama.
— No encuentro la tarjeta.
— Entonces nos tocará tomarlo en la avenida.
Al cabo de unos minutos llego el taxi, para sorpresa de ellas era el mismo que la llevo a su residencia.
— Hola nos veremos a ver de nuevo, como está, debería de darme su número o una tarjeta.
Las dos se montaron en el auto, y el chófer las miraba a las dos. Y sonrió por el retrovisor.
— A donde las llevo hermosas damas.
— Llévenos al mejor lugar de la zona, sin importar lo caro que sea.
— Vaya, deben de estar celebrando algo importante.
— Pues, la verdad que si ella irá a una reunión de alta sociedad.
Katty solo miraba a Lucía y se sonreía, de todas las cosas que se le ocurrían. Cuando llegaron al restaurante se baja. No sin antes anotar el número del chofer del taxi. Luego entraron al lugar, que Katherine se quedó sorprendida por todo aquello.
— Lucia, este sitio es increíble. La vista es espectacular.
— Sí, es perfecto para un almuerzo especial. ¿Ya sabes qué vas a pedir?
— Buenas tardes, bienvenidas. ¿Les gustaría comenzar con algo de beber?
— Buenas tardes. Sí, por favor. Me gustaría una copa de vino blanco de la casa.
— Para mí, un agua con gas, por favor.
— Excelente elección señora. ¿Les gustaría escuchar las recomendaciones del chef para el almuerzo?
— Claro, nos encantaría.
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Editado: 22.11.2024