Mi Sexy y Odioso Jefe

Capítulo 11

Katty al volver a la empresa, se encontró con su amiga Clarissa. Que la detuvo unos momentos en recepción para hablar como le iba con su jefe.

— Cuenta Kat como te va con tu nuevo jefe Ricardo.

— Sabes algo mejor no me hables de él, y cuéntame algo tú por casualidad no ha venido, bueno como diría la que es y no es de Ricardo Montenegro.

— Tú dices por la señorita Fabiana, Claro que la he visto, voltea allí viene.

Cuando Katty voltio la miró, pero Fabiana siguió para el ascensor. Así que Katty tomo el teléfono y llamo a la línea de la oficina directa de Ricardo.

— Ricardo quien.

— Manténgase encerrado en su oficina con llave la víbora va a su oficina, voy a subiendo.

— Gracias Katherine, haré lo que me dice, y quería que suba de inmediato.

— Lo estoy llamando para que la víbora no lo vea, así que se espera a que suba. Señor sin paciencia.

— Eres la mujer más…

— Se calla si no quiere que la víboraza lo escuche y sepa que está en su oficina.

— Rostro que suba rápido, porque soy hombre de poca paciencia.

— Bueno se la aguanta que ya subo.

Su amiga que estaba a su lado, no daba crédito a lo que están escuchando. Katty levantarle la voz al señor Ricardo.

— Es mejor que subas antes que don Ricardo se desespere.

— Ya verás después que se vaya la víbora esa, le voy a decir sus cosas, que se abra pensado que soy alguna niñera para cuidar de él o su amiga íntima para espartales a todas las amantes, pues fíjate que no. Así que voy subiendo, ve tú el niño grande hay que cuidarlo de loba como Fabiana. Auuu… Auuu.

Katherine subió en el otro ascensor a ver si llegaba primero que la ex de Ricardo. Cuando salió del elevador Katty vio que Fabiana se dirigía a la oficina de su jefe y donde ella trabajaba, así que se interpuso cuando iba a entrar en la oficina.

— Buenos días, señorita Fabiana, que la trae por aquí.

— Mira secretarucha necesito hablar con mi Ricardo.

— Bueno como está viendo solo estoy yo, y acabo de llegar de una reunión.

— Pero necesito ver a Ricardo ahora mismo, de seguro está allí adentro.

— Lo siento tanto, pero el señor Ricardo está en una reunión importante y no puede ser interrumpido.

— Esto no puede esperar. —frunció el ceño Fabiana. — Necesito hablar urgente.

Katty mantuvo la calma para no ser mal educada con Fabiana.

— Entiendo que sea relevante para ti, pero él ha dejado instrucciones claras de no ser molestado bajo ninguna circunstancia.

— Mira secretarucha, sabes que Ricardo y yo tenemos asuntos pendientes, no puede negarme la entra.

— Vea usted señorita Fabiana, mi trabajo es seguir las instrucciones del señor Ricardo. Si quieres, puedo tomar un mensaje y asegurarme de que lo reciba en cuanto termine su reunión.

— Esto es ridículo. ¿Desde cuándo necesitas protegerlo de mí?

Katty Sonriendo ligeramente. Y miro a la puerta del despacho cerrada.

— No se trata de protegerlo, Fabiana. Se trata de respetar su tiempo y sus decisiones. Si realmente es urgente, te sugiero que le envíes un correo electrónico detallando tu asunto.

— Está loca, yo enviarle un correo. Sabes algo, dile que esto no ha terminado. Que de alguna manera lo veré.

— Claro. Le haré saber que estuviste aquí.

— Desgrasiadaaaa.

— Oiga más respectó.

Y Fabiana salió echa una furia, por los pasillos hasta montarse en el ascensor. Katty para estar seguro de que se iba salió un momento al pasillo y luego entró. Tocó la puerta del despacho de su jefe y este abrió.

— No sé cómo agradecerte, Katherine. Si no fuera por ti, no habría sabido cómo manejar la situación con Fabiana.

— No tienes que agradecerme, señor. Solo hice lo que cualquier buena secretaria haría. Pero que no vuelva a pasar, ni con esa víbora, ni con ningún otra. Me entiende no soy niñera para estar cuidándolo, menos una celestina.

— En serio, Katherine. Eres más que una buena secretaria, Katherine. Eres una amiga. ¿Cómo supiste exactamente qué decir para que se fuera sin causar más problemas?

— Ya se lo dije señor, no soy una celestina. Y además diga la que tengo experiencia lidiando con personas difíciles. Sabía que necesitabas una salida rápida y clara.

— Y lo lograste. Fabiana siempre ha sido… intensa. Pero hoy, por primera vez, sentí que tenía el control de todo Katherine.

— Esto no se volverá a repetir, y en el fondo me alegra haber podido ayudarle.

— Aunque, debo admitir, que preocupa que Fabiana no se dé por vencida tan fácilmente. Ella regresará de nuevo

— No te preocupes, señor. Si vuelve a aparecer, estaré aquí para ayudarte.

— No sé qué haría sin ti, Katherine. Gracias de nuevo.

— Sabe algo, volvemos al trabajo. Tenemos una reunión en una hora.




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