Mi Sexy y Odioso Jefe

Capítulo 12

Unos hombres vestidos de negros la sujetaron y le taparon la cabeza con una capucha a Katty, en ese momento sus recuerdos afloraron.

Y recordó cuando fue secuestrada a la edad de adolescente. Por el marido de su madre, que quería tenerla para ella, pero fue rescatada por agentes de la policía.

Aunque ese recuerdo marco si vida, ahora no sabía qué pasaba. Su respiración se aceleró y se desesperó, le saltaba el corazón en el pecho de susto.

Cuando los hombres se detuvieron para hablar por celular, bajaron de auto. Y en un descuido de ellos Katherine, se quitó la capucha y salió en silencio del carro para escapar.

Al llegar a una esquina de la calle, se esmera en salir corriendo rápido, corrió y corrió. Cuando ya no veía a los hombres, pidió ayuda a una persona para que le prestara un teléfono para llamar.

En ese momento se acordó del taxista que la llevo a donde vivía y cuando estaba de compras con Lucía. La persona le presto el teléfono, para que llamara porque la miraba desesperada.

— Aló, me recuerda señor, la última vez me llevo a un lugar con una señora y luego a mi casa, ya sabe quién soy usted, me recuerda la pichurra, usted cree que pueda venir por mí.

El hombre estaba a punto de irse a dormir Ya que era muy tarde y se extrañó que ella lo llamara, tan tarde y pasada la media noche y le responde.

— Claro dame la dirección, en donde está exactamente. —Ella le dice a la persona a quien pidió el teléfono prestado la dirección, esta le contesta.

— La quinta avenida de las flores, en el paseo natal.

— Si la escuche déjeme arreglarme y la busco.

Ella le da las gracias a la persona que la ayudo. En eso ve a los hombres de nuevo y uno de ellos la trato de agarrar, pero ella le dio mordisco en la mano.

— Mujer del diablo, me mordiste, me la vas a pagar ya verás.

Ella se zafó del hombre, y se había ido corriendo de nuevo. Luego se escondió, y miro a lo lejos a los hombres que gritaba. Entonces estaban casi cerca, y los escucho decir.

— Vámonos ya no la encontraremos además el jefe llamo.

— Cuando la consiga me la va a pagar esa pequeña bruja.

Al rato ella sale segura de no encontrar a esos hombres, y espero en un banco a que llegara el taxista, al rato, lo ve llegar se levanta y al bajar el hombre del carro, ella lo abraza muy fuerte.

— Gracias por venir, no sé qué paso unos hombrea me pusieron una capucha, me metieron en el auto, y luego escape de ellos, en un momento que se descuidaron. Y después una persona me prestó su teléfono y lo llamé

— No se preocupe señorita aquí estoy yo para ayudarla, usted me hace recordar a mi bella dona.

— Mil gracias, señor, me imagino que dona estará muy orgullosa de usted.

— Eso es cierto ahora vámonos princesa la llevaré a su casa para que se relaje, y está segura conmigo.

Ella camina al taxi, y el taxista le abre la puerta y al estar dentro de carro, él pregunta.

— Pero porque esos hombres la trajeron tan lejos, es súper lejos de donde vive, está de polo a polo de la ciudad y en un lugar peligroso como este, es muy extraño y esos hombres se equivocarían y era otra persona que querían secuestrar.

Ella no sabía qué decirle entonces tuvo que hablar con la verdad. Y le contó todo. Él se quedó sorprendido con todo lo que había dicho ella para independizarse y le dice el taxista.

— A caray jovencita es usted una guerrera, pero no sabe quiénes fueron esos hombres, los conoces usted.

— No además me agarraron en la entrada de la residencia.

— Como ya le dije esos hombres querían secuestrar a otra persona, y la confundieron con esa persona. Eso es todo. —Katty se puso a recordar algo que escucho cuando salieron del carro.

— Ahora que recuerdo, dijeron algo de eso, pero ni idea de quien era el personaje, solo que su jefe se molestaría porque se habían equivocado de persona.

— Bueno mejor la llevo a su casa, y la acompaño hasta la puerta.

— Gracias de verdad, hoy ha sido un día estresante para mí.

— Bueno llegará a su casa a descansar, no se preocupe yo la llevo y luego que esté segura en su casa me iré.

— La verdad muchas gracias.

— Y mi nombre es Antonio, Katty.

— Un placer señor Antonio.

Ella se quedó pensado, en lo ocurrido aquellos hombres estaban buscando a otra persona y se equivocaron.

Ella aún seguía sorprendida por aquel acto, si no fuera ha sido que se habían descuidado, que sería de ella en ese momento.

Solo se quedó mirando por la ventanilla del taxi, pensando en todo aquel mal rato. Y en el cambio que había dado su vida al aceptar aquella locura de Lucia, de vivir en aquella residencia nueva.




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