Mi vida con Emmett Cullen

Encuentro confuso

Pasaron unos días bastante considerables para que la situación en la ciudad se calmase, excepto para la familia King que aún buscaba respuestas, inconformes con el diagnóstico forense. Conforme pasaban los días, me convencía cada vez más de mis falsos ideales del amor junto a quien iba a ser mi esposo; de haberlo amado, otros sentimientos me abordarían en los días posteriores a su muerte, sin embargo no sentía nada. Absolutamente nada.

En cambio, la insistencia de mi madre por vincularme con la familia Cullen era cada día más imperiosa. Su necesidad de voltear mi situación de "viuda antes de la boda" era una meta que se había impuesto, contra mi voluntad, ya que no sentía la más mínima atracción por Edward o Emmett, pero éste último me sacaba de mis casillas con su actitud.

Es por ello que a regañadientes acepté ir a un baile que se ofreció a sociedad, el cual por supuesto asistirían los Cullen, lo que mi madre tomó como la oportunidad perfecta para lucir mis atributos y que uno de los misteriosos jóvenes se fijara en mí.

Recuerdo con claridad aquella tarde que pasé en mi habitación, bajo cuatro manos que peinaban mi cabello, me vestían y maquillaban. Lucía tan hermosa, pero aún así ninguna sonrisa se mostraba en mi rostro; comenzaba a sentir poco a poco la presión de una familia por casar a su hija con un acaudalado joven, sin importar lo que sentía. Era un mundo duro para una chica.

Avanzando del brazo de mi padre, entramos en el salón de la fiesta, seguidos por mi madre quien saludaba a unas amigas.

Comencé a dispersarme por la fiesta, saludando a los conocidos de Rochester, recibiendo halagos como de costumbre y por supuesto, negándome a unas osadas invitaciones de baile. Y finalmente vi lo que buscaba, inconscientemente. El doctor Cullen llegaba al salón, deslumbrando junto a su flamante esposa, ambos con sonrisas tan cálidas pero misteriosas como podían ser.

Al ver que detrás de ellos no venía nadie más, rodé los ojos, creyéndolos demasiado engreídos como para aparecerse en una fiesta. Bufé y me encaminé hacia afuera, pasando a tomar una copa de champagne antes.

Llegué a una terraza al otro extremo del salón, el cual tenía un poco de iluminaria, y dejaba una armoniosa vista al jardín. Me apoyé en el barandal, tomando un sorbo de mi trago, cuando una voz grave me resaltó. Una gota de champagne quedó en mi labio, descendiendo por el mentón, cuando me volteé a verlo.

-La joven más hermosa de Rochester, y sola. –Emmett se acercó hacia mí, tomando mi mano libre con la suya para depositar un beso en ésta. Acto seguido, sus ojos extraños no miraron los míos, si no que mi boca, y cuando no pude ni percatarme, ya tenía su frío dedo secando la gota de champagne.

Me alejé de él un paso atrás y lo miré con desdén, sorprendida por su osadía.

-La fiesta era agradable hasta que llegaste. –Evité mirarlo, girando mi vista hacia el jardín.

-Exacto, ahora es una fiesta extraordinaria. –Respondió con arrogancia.

-Con permiso. –Hice ademán de irme pero su mano me detuvo, colocándola sobre mi brazo, para luego retirarla al ver cuánto me molestó eso.

-Vamos Rosalie, dame una oportunidad de conversar contigo. –Su rostro se relajó, y parecía bromear al respecto. –No soy como tú crees.

-Lo imagino. Debes ser peor. –Alcé una ceja, desafiándolo con la mirada, aunque intentaba hacerme la ruda, por dentro moría de vergüenza por tener tal conversación.

La música de fondo y el ruido de las conversaciones ajenas hacían que nuestra plática ni se sintiera, lo cual agradecía para evitar chismes. Lo último que quería era ser vinculada con él.

Tomé una bocanada de aire y me resigné a una plática con él, sin saber lo que vendría en ese entonces. Pero incluso de haberlo sabido, no creo que habría hecho algo por impedirlo, aún como pasaron las cosas.

-Bien, ¿cuándo me concederá una cita, señorita Hale? –Me sonrió de una forma nada decente, o como él suele decirle "pícaro", lo cual provocó mi molestia y un acto sin pensar: Olvidé por completo la copa de champagne, y con esa misma mano fui a pegarle en su pecho para alejarlo, pero el contacto del vidrio con él, pareciera que fue el mismo de una roca, pues lo próximo que pasó fue que tenía pedazos de vidrio incrustados en mi piel, mezclados con el licor que ardía sobre las heridas. La sangre manchó su traje, y yo dejé caer lo que quedaba de la copa al suelo, quejándome inmediatamente por el dolor.

-¡Mira lo que has hecho! –Alcé mi mirada y me quedé fría, olvidando todo dolor. Sus ojos ya no tenían vida en absoluto, eran oscuros, profundos, y su mandíbula estaba tensa, forjando sus labios.

Emmett miraba mi mano con terror, y lo siguiente que pasó fue que Edward llegó, igual de tenso que él, para moverlo, pero le fue imposible. Su mirada estaba posada sobre mí, y noté que se aferró de las ropas de Edward, haciendo puños con sus manos.

-¡Sácame!- Gruñó de tal manera que retrocedí unos pasos, viendo como Edward arrastraba a Emmett por la terraza hacia el jardín, perdiéndose finalmente en la oscuridad.

Respiré agitadamente, pero el doctor Cullen no me dio más tiempo de reaccionar, cuando apareció repentinamente seguido de su esposa, quien mantuvo distancia a diferencia de su marido.

-¿Estás bien? –Preguntó de forma cálida, tomando mi mano para revisarla. Sentí unas punzadas cuando la movió y volví a recordar el dolor.

-Sí, estoy bien. –Dije distraída, aún mirando la oscuridad del jardín.

-Ven, te curaré esa herida.

La señora Cullen nos dio paso, muy tensa también, siguiéndonos con unos buenos pasos de diferencia. En el camino me encontré con mi madre, quien se escandalizó al ver la sangre, exigiendo saber que había pasado. Fue calmada por Esme mientras el doctor me llevaba a un baño, dándole instrucciones a su esposa de pedir un botiquín al encargado.

Curó mis heridas, pero aún así yo estaba indiferente, sin poder quitarme la imagen de Emmett de la cabeza. Aquellos ojos espeluznantes, su extraña actitud, la aparición de Edward, la forma como lo sacó. Todo era muy confuso, y quería saber que ocurrió aquella noche.



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En el texto hay: decisiones, amor, dolor

Editado: 29.08.2023

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