Capítulo Diecisiete
Cinco Días después
Renata Ramírez
Estaba en mi habitación escuchando una canción antigua de Ic3peak mientras dibujaba un poco cuando alguien tocó la puerta, me quité los audífonos y cerré mi cuaderno de dibujo.
¿Quién será?
- ¿Quién y con qué intenciones?- pregunté a la persona que se atrevio a interrumpirme mi momento de "Me fui del Universo, no molesten".
- Hola cariño, soy Steve- dijo el esposo de mi madre y suspiré.
¿Y ahora qué?
Tardé unos 30 segundos en responder pero juro que parecian unos 5 minutos, bloqueé mi teléfono y me crucé de piernas sobre la cama.
- Pasa Steve- dije y él entro, le di una falsa e incómoda sonrisa, a diferencia de que él estaba más que sonriente.
- Perdón si te molesté en lo que sea que estabas haciendo pero tengo que hablar contigo de un tema importante- dijo y alzé la ceja.
- No te preocupes, puedo hacerlo luego y dime ¿cuál es ese tema tan importante que dices?- dije con intención de sonar algo seria pero no enojada.
- Bueno, el caso es que como obviamente sabes: tú ya tienes un coche- dijo y recorde el Mercedes Benz que me regaló en mis quince, obviamente estaba nuevo y no se había movido ni un centímetro.
- Si, claro que lo se y gracias nuevamente por él- le dije y me sonrió.
- No te preocupes, fue un placer pero me gustaria que lo usarás.
¡Ahh, con que por ahí venia el tema!
- Si claro pero primero debo aprender a manejar- le dije con algo de obviedad.
- Y esa es la razón por la que vine: quiero que aprendas a conducir y se quien es la persona perfecta- dijo con una sonrisa.
¡¡MALDITA SEA!!
- A ver, creo que no estoy entendiendo: ¿qué me quieres decir, Steve?- le dije con algo de pánico de que él mismo se ofreciera.
Solo esta m*erda me falta.
- Mi hijo Nicholas se ha ofrecido muy amablemente a enseñarte a manejar- dijo y Nicholas entró con cara de pocos amigos.
¿Nicholas? ¿amable? ¡JA! Esas dos palabras ni combinan querido Steve.
- Nicholas se...¿Ofrecio? ¿por su propia voluntad?- pregunté, sorprendida por eso.
- Claro, estaba pensando en contratar a alguien cuando Nicholas me escuchó y me dijo que puede enseñarte- me explicó Steve y miré a Nicholas, me dio una sonrisa de mala manera.
- ¿No me crees capaz de hacer un acto bueno hacia ti?- me preguntó.
- No- le respondí de manera inmediata.
- Bueno, yo creo que es la mejor forma de que se comienzen a llevar bien- dijo Steve- Espero que les vaya bien y pueden comenzar ahora mismo- dijo Steve y suspiré.
- Solo una cosa: quiero paciencia- le dije a Nicholas y él me dio la sonrisa más falsa posible.
- No te preocupes, la tendré: te espero abajo- dijo y asentí.
En cuanto los dos salieron tomé una almohada y me dispuse a gritar en ella.
¿¡Por qué Steve era tan metido en mis asuntos!?¡Ya es mi auto y si se me da la m*ldita gana lo tendré estacionado por el resto de mi vida!
Suspire y me dirigi al armario a ponerme un par cómodo de zapatos, me puse una blusa ancha y me recogi el cabello en una coleta, suspiré nuevamente y tomé las llaves de mi auto, bajé y me dirigi al lugar donde estaba estacionado mi auto, ahí mismo estaba Nicholas esperandomé.
- Ahora que tu papá no esta, dime Nicholas: ¿lo hiciste por voluntad?- le pregunté y me miró como si lo hubiera herido.
- No puedo creer que en serio no me creas capaz de hacer algo por ti o enseñarte algo que vas a necesitar el resto de tu vida como manejar, dime ¿tan mal hermano crees que soy?- dijo y por un momento se me ablando el corazón.
No deberia juzgarlo antes de tiempo...
- Pues que bueno que no lo crees porque obviamente no soy capaz de ayudarte: eres mi castigo.
Nicholas Castillo: ¡QUE HIJO DE PU-!
- Ya decia yo: Nicholas siendo amable conmigo, eso no pasará ni en otra vida o realidad o universo- dije- Pero soy chismosa: ¿qué m*erda hiciste cómo para recibir el castigo de soportarme en un minúsculo espacio- le pregunté.
- Llegué hoy a la 4 de la mañana y borracho- dijo y tuvo que esperar a que yo me deje de reir para continuar con su historia- Papá obviamente me atrapó y me dijo que como "castigo" tendría que enseñarte a manejar y para que des la prueba de licencia- dijo y asentí.
- Ya sabes las consecuencias- dije y aplaste el botón de abrir de mi auto- Vamos: A conducir- dije pero me detuvó.
- Espera un momento: No te enseñare a conducir en esa belleza- dijo y levanté la ceja.
- ¿Por qué no?- pregunté.
- Sin intención de ofender Renata pero no dejaré que una principiante dañe tal belleza- dijo y viré los ojos.
- Casaté con el auto ya- le dije.
- Usaremos un auto antigüo mío, si veo que para el primer día vas bien: te permitire subirte a ese- me dijo.
- Jódete- le dije y puse seguro nuevamente al auto y segui a Nick.
Y aunque me dijo que el auto no lo usaba desde que cumplio los 18: era un carro tan lujoso y precioso, por un momento crei que seria un carro viejo y común, hasta que recorde que era un maldito millonario.
- Sube y comenzemos esto de una maldita vez- dijo y nos subimos, me entregó las llaves del auto y las agarré.
Mi papá y mis hermanas tuvieron muchos problemas con el tema de "aprender a conducir" ya que las había obligado a leer un manual de 20 páginas solo de conducción. Aunque me gusta leer, hasta a mi me sonaba aburrido y mis hermanas que no son tan lectoras como yo, obviamente no se iban a leer ese manual, así que mi papá jamás les enseño a conducir.