Capítulo Veinte
Renata Ramírez
Vamos Renata, tú puedes.
- ¿Necesitan más manos?- le pregunté a mi mamá y a Lounie. Mi madre se sorprendio, asintió y me dió una sonrisa.
- Siempre te gusto poner los adornos- me dijo y me acerqué.
Había una caja entera de adornos para un árbol enorme de Navidad, y claro si el árbol media mínimo 3 o 2 metros y medio. Nunca había visto un árbol tan grande y tenia que aceptar que se veia hermoso, sin embargo, el recuerdo de mi simple pero lindo árbol de Navidad me golpeó cuando estaba ayudando y una lágrima se me escapó.
Todo está bien, un pequeño cambio a nadie le viene mal pensé para tranquilizarme.
El problema es que no era un ligero cambio, era toda mi vida pero me trague mi dolor y tristeza y ayudé a hacer el árbol para esta familia. Lounie estaba buscando la estrella del árbol y yo la vi fácilmente.
- Lounie- me acerqué a ella- Toma, ve y ponla en la punta- le entregue la estrella pero ella alzó la ceja.
- Yo jamás he puesto la estrella- me dijo.
- ¿Cómo que no?- pregunté, recuerdo que mis hermanas y yo nos turnabamos para colocar la estrella.
- Soy pequeña, ni tú puedes ponerla- me contestó.
- Bueno, yo no porque no es exactamente mi casa pero en Ecuador siempre colocabamos una de nosotras la estrella- le dije.
- Sus costumbres son diferentes, Renata- me aclaró mamá y temí que me escuchara lo que no es mi casa- Steve y sus hijos no suelen hacer ese tipo de cosas- explicó.
- Pues bueno, cada hogar su mundo- dije y Nicholas bajo.
- ¡Nos vemos luego!- gritó en forma de despedida y se fue, iba a ayudar a mi mamá a desenredar las luces cuando me llamaron- ¡Renata, te buscan!- gritó Nicholas.
- ¿A mi?- me giré y vi a Kaia y a su hermano.
Dios es grande, Dios te amo.
- ¡Holis!- me saludó Kaia desde la puerta y me acerque a ella.
- Hola Kaia, pensé que te ibas a quedar en tu casa: eso me dijiste- le dije mientras la abrazaba.
- Se entero de que saliamos y me insistio de que queria ver a tu hermanastra: no se lo iba a negar- dijo su hermano- Además me dijeron que o la traia o no salia.
- Buh con las hermanas menores- le contestó Nicholas.
- Podriamos hacer unas pequeñas compras, ya sabes: por estas fechas- me dijo y le sonreí.
- El problema es que me castigaron- le susurré.
- ¿Y ahora qué hiciste?- me susurró de vuelta.
- Hola Kaia- saludó mi madre mientras se acercaba.
- Hola señora Mónica- le saludó Kaia.
- Te explico luego- le dije, dandolé a entender que no podia decirle ahora por mi madre.
- ¿Qué haces aquí, Kaia?- le preguntó mamá.
- Mi hermano venia y pensé que Renata podria venir conmigo al centro comercial- dijo Kaia- ¿Podria darle permiso para venir?- miré a Kaia con cara de "Ya te dije que no puedo salir".
- Bueno, la cosa es que Renata...- mi madre dudó y yo pensé Te lo dije Kaia - No esta vestida bien- ¿Qué? - Si quieren esperarla...- dijo mamá.
- Estoy en cinco- les dije.
- Bajas en tres- me dijo Nicholas y agradeci a Dios todo poderoso por darme todo para salir de esta desgracia.
- ¡Ya vengo!- grité y subi a mi habitación, senti unos pasos detrás de mi y cuando llegue a mi habitación: Kaia estaba detrás mío.
- Te adoro mujer- le dije y la abraze.
- Cambiaté rápido, ya sabes que aquí estoy para salvarte.
Me puse un jean negro y una sudadera blanca, botas blancas y un pequeño bolsito. Tome tambien una bufanda y un gorro por el frío y bajamos.
- Demoraste cinco minutos con quince segundos: te dije que te daba tres- me reclamó Nicholas.
- Ya pero llora- le dije de forma burlona y antes de salir: Steve me detuvo y me dió 200 dólares.
...
¿Qué es esto?
- Para que te compres algo que te guste, ve y disfruta- me dijo y antes de podr decirle que no era necesario y era demasiado dinero: me sacó de la casa y cerro la puerta.
¡Ah bueno! Demente.
- Vamos- dijo Eduard y subimos al auto.
***
Llegamos al Amo Fashion Center que era realmente grande. En la puerta del centro comercial trazamos el plan.
- Bien, este es el plan: nuestros amigos pronto van a llegar y vamos a ir al cine, luego comer y por último haremos unas compras, ¿ustedes qué van a hacer?- dijo Eduard.
- ¿Vamos a un parque que hay aquí?- preguntó Kaia y asenti- Nosotras vamos al parque y después haremos compras- le dijo Kaia a su hermano.
- Listo: aquí a las ocho aquí- dijo Nicholas.
- Estaremos aquí a las ocho- le dije.
- Tengan cuidado- Eduard sacó su billetera y aunque no alcanze a ver bien: le dio mínimo 5 billetes de 100 a Kaia- Te quiero- Eduard le dio un beso en la frente a Kaia y se fueron.
- Tu hermano te quiere mucho- comenté.
- Si, me quiere mucho: puedo tener 25 años pero para él: seguire siendo una pequeña Kaia de 6 años- dijo.
- Así veo- dije y cambié de tema- Bueno, ¿y ahora? ¿qué vamos a hacer ?- le pregunté a Kaia y ella se aclaró la garganta.
- La pregunta que debes hacerte, Renata, es ¿Qué no vamos a hacer?- me dijo.
Nunca he sido una chica de compras y creo que ya lo he mencionado anteriormente pero debo decir que tener 250 dólares a la mano (50 eran míos) y estar en uno de los centros comerciales más grandes de Los Ángeles me hizo cambiar de opinión por una tarde, una pero, tan solo una. Compré muchos accesorios: collares, pulseras, anillos. Todas aquellas cosas que, siendo honesta, no me las podia permitir por mis padres.