Capítulo Treinta y Siete
3 Días después
25 de Febrero
Renata Ramírez
Me levanté con el mejor humor que pude, hoy no es exactamente cuando se celebra el carnaval pero igual entre fines de Febrero e Inicios de Marzo la cosa se pone buena.
Me puse algo un poco descubierto, el sol de Los Ángeles estaba bastante fuerte y bajé, desayune y estaba de lo más agusto hasta que llego Nick, Lounie y Steve. Se sentaron y yo decidí hablar con mi mamá hasta que salio el tema del Carnaval y mamá había estado totalmente obsesionada con Kaia desde sus 15.
Parecia que a mi madre le había dado gripe de Kaia por que no paraba de hablar de ella, Kaia esto, Kaia lo otro, Kaia por aquí, Kaia por allá, Kaia, Kaia y Kaia. No hace falta decir lo muy pero muy cercanas que se hicieron mamá y Kaia incluso un día mamá me dijo que Kaia era como Belén y yo queria estar 20 metros bajo tierra.
- Deberias invitar a tu amiga Kaia, se ve que es linda persona- dijo mi mamá otra vez, esa frase la he escuchado unas 20 veces, si pero unas 20 mil veces.
- No creo mamá, deja de ser tan molestosa- dije pero ella alzó la mano asustandomé, yo por obvias razones me cubri pero mamá soltó un suspiro y tomó la taza de café.
- Deja de vivir en un mundo diferente y mira la realidad- me dijo molesta, sabia a que venia eso y contraataque.
- ¿La realidad es que engañaste a mi papá y decidiste mudarte con tu amante pero no te basto destruir tu propia familia sino que también me arrastraste contigo a un lugar desconocido donde sabes perfectamente que no entramos ni encajamos y me alejaste de todo lo que conozco y amo solo por tu felicidad? ¿Esas es la realidad, mamá?- pregunté irónicamente.
La respuesta fue un muy fuerte pellizcado y un golpe en la boca, mi madre puede fingir lo que se le de la gana pero ella era así y nada ni nadie la iba a cambiar.
- Cállate antes de que te rompa la boca- me dijo y yo trataba de tragarme las lágrimas.
- ¿O qué harás? ¿Vas a hacerme la vida pedazos? Oh, espera ¡Ya lo hiciste!
Mi mamá volivó a golpearme pero esta vez en el brazo con mucha fuerza, la miré mal y me largé de la cocina.
¡Dios! ¿¡Cómo es posible amar a una persona a una persona de tu sangre y odiarla al mismo tiempo!?
Steve Castillo
La pelea que Mónica y Renata tuvieron en la cocina es algo que no esperaba en lo absoluto y mucho menos que Mónica le agrediera.
- ¿Por qué hiciste eso?- pregunté viendola y viendo por donde se había ido mi hijastra.
- Es una malcriada y no pienso tolerar más ese comportamiento- dijo mi esposa molesta.
Solo tuve que ver un poco por detrás para saber que mis hijos Nick y Lounie también estaban impactados por lo que acababa de pasar en nuestra cocina.
- Pero ¿No crees que exageraste al pegarla?- pregunto Nick, sentandosé a lado mío.
- Si no lo hago se convertira en una malcriada buena para nada, puedo encargarme de mi propia hija ¿Okey?Gracias- dijo Mónica yendosé con su taza de café.
- ¿Qué fue eso?- preguntó Lounie cuando escuchamos que Mónica subia las escaleras.
- No lo sé, ni en mil años pensé que iba a pegar a su hija- digo muy sorprendido.
- Me da algo de miedo, si la madre es así la hija es peor- dijo Nick, parecia que queria seguir hablando pero se arrepintio cuando me vio a los ojos.
- Tú no hables ni tampoco te permito que hables así ni de mi esposa ni de su hija- dije.
- Pero papi- dijo Lounie pero cuando la miré también dejo de hablar.
- Ninguno de los dos tienes permitido hablar así de ellas- dije y ahora fui yo el que salio de la cocina, en dirección a mi dormitorio.
Ya en mi cuarto me encontre con Mónica, pensaba en hablar con ella sobre lo que paso en la cocina con Renata pero ella me puse un dedo en la boca.
- No quiero habla más de tema, ya te lo dije: Puedo educar a mi hija y lo siento por lo que dijo- me dijo mientras doblaba algo y guardaba y así con toda la ropa, la mire mal.
- Cuantas veces debo decirte que es trabajo de las empleadas doblar y guardar la ropa ¡Por eso trabajan!- le dije soltando un suspiro al final.
- Y yo ya te dije que no me siento cómoda sabiendo que una extraña dobla mi ropa- dijo guardando sus camisetas.
- Dios ¡Que terca eres!- solté molesto.
- ¿En serio? Debiste considerarlo antes de casarte conmigo- dijo y tuve que contar hasta 5 para evita alzar el tono de voz.
- Deja de ser dramática ¿Si?- dije intentando que el ambiente sea menos tenso pero parece que Mónica no me escuchó.
- Si tanto quieres a una mujer que no te de problemas, anda y buscate a una cualquier rubia que si te haga feliz- dijo y miré al suelo.
- Yo no he dicho eso
- Pero lo insinuaste y eso es suficiente.
- Pero Mónica-
- ¡No te preocupes! Ya me he de ir de aqui muy pronto.
Dicho eso, se encerro del baño de un portazo y suspiré.
¿Por qué las mujeres son tan complicadas?
En ese momento recibí una llamada, tome mi teléfono y me sorprendió quien me llamaba, conteste algo asustado.
- ¡Hola papi! Hace tanto que no vienes ¿Cuándo vienes?- pregunto una pequeña voz femenina, no dije nada al respecto.
- Celeste, ya te lo dije: A papá no le interesamos- escuche a lo lejos una voz masculina, eso me recompuso.
- No, no, si me interesan solo queria darles tiempo ya que nunca viniste al cumpleaños de tu hermana, cielo- dije saliendo de la habitación. Mala suerte la mía que me encontre cara a cara con Renata, ella fruncia el ceño y supe que me había escuchado.
- ¿Cielo? ¿Con quién hablas, Steve?- me preguntó y fue la primera vez que vi como una vena de su cuello le palpitaba.
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adolesencia y preadolesencia, problemas famiiares, insultos malas palabras
Editado: 25.07.2022