Capítulo Treinta y Nueve
6 de Marzo, 07:00 a.m
Renata Ramírez
Una cosa es viajar en avión con tu familia y otra muy diferente viajar en el estúpido avión privado del esposo de tu madre, con él y su insoportable hija, con tu madre toda tranquila y tu queriendo estallar de rabia.
Ese era mi caso esa mañana, salimos de Los Ángeles a las 6 y algo y ahora estabamos en el cielo, al ser avión privado de Steve, Lounie tenia todo lo que quiera pero lo único que yo necesitaba en esos momentos era paz, estaba escribiendo una pequeña nota en el regalo de mi hermana pero Lounie se ve que tenia unas tremendas ganas de molestarme ese día, andaba preguntandome como loca.
- ¿Cómo es Ecuador?- siguio con sus preguntitas del carajo.
- Tiene mucha cultura y los lugares para visitar son hermosos, depende de dondé te quedes el peligro que corres- conteste respirando profundamente, para no perder los nervios.
- ¿Y es más lindo que Los Ángeles?- siguio preguntando, me encogí de hombros.
- Depende de que seas capitalino o turista en ambos lugares pero en Ecuador las cosas son muy hermosas y como no se nada de L.A no puedo decirte que L.A es más lindo que mi pequeño país- dijo con la esperanza de que se calmara y me dejara, esperanza en vano.
- ¿También tienen una estatua de la libertad?- pregunto ahora, volvi a tomar aire para no volverme loca.
- Lo más parecido que tenemos es la Virgen del Panecillo- dije.
- ¿Le rezan a los panecillo?- pregunto estupidamente.
Para no gritarle que cerrara la p*ta boca de una jodida vez tuve que tomarme del cabello, tome aire como unas veinte veces y me volvi hacía ella con una falsa sonrisa.
- No Lounie- dije por que la verdad yo tampoco se por que la llaman así.
- Pero- dijo y por primera vez en mi vida agradeci un mundo que Steve interviniera en alguna conversación mía.
- Cariño, Renata está estresada por el cumpleaños de su hermana y el vuelo: Deja de abrumarla tanto- dijo y suspire, intentando calmarme.
- Bueno- dijo de mala gana y se cruzó de brazos.
Volvi a respirar y termine la carta, la meti en la bolsita, la grape (asegurandome que todo lo que le compre este ahí) y finalmente me pude relajar. Cuando acabe ya eran casi las ocho, llevabamos casi dos horas volando así que intente dormirme. Gracias Dios que Nicholas no vino aunque ya puedo imaginar el desastre de casa que esta haciendo.
***
Me desperte gracias a las malditas turbulencias, ahora que lo pienso no las sentí cuando volamos a Los Ángeles pero esta vez si lo sentí y me puse más nerviosa que nunca, respiraba para calmarme, me tronaba los dedos, desde siempre le tengo un terror inmenso a los temblores pero no es como creen, al mínimo temblor ya empiezo a paniquiarme y mi corazón se acelera como loco, es como un truma aunque jamás eh pasado por alguna desgracia en algún terremoto o temblor pero simplemente es un miedo constante que tengo.
Estaba nerviosisima, los documenntales de MayDay que veia en mi cabeza como una pelicula no ayudaban, mire a mamá que me dio una mirada tranquilizadora así que trate de calmarme, cuando acabaron las turbulencias y aterrizamos Lounie salio de allí como si las turbulencias fueran completamente normales en el día a día mientras que yo había vivido el infierno.
- Vamos- me dijo tranquila, con miedo me desabroche el cinturon, tome el regalo de mi hermana y salimos. El frío de Quito me tocó la cara y solte el aire que contenia por el miedo.
Estaba en casa
Claramente no ibamos a poder entrar en el apartamento que vivia mi madre pero tampoco esperaba que Steve tuviera una casa aqui en Ecuador, llegamos a una preciosa casa en Cumbayá y nos acostamos, el viaje fue muy duro para todos, me fui a una habitación de invitados pero senti la necesidad de escribirle a algún familiar o amigo pero eso arruinaria la sorpresa por completo pero no aguante más las ganas y les escribí a Belén y Jenni. Solo les dije ¡Ey! No tenia que decires nada más para que se dieran cuenta de que yo estaba en Ecuador ya que les escribia por mi anterior número.
Me desperte antes que nadie, a las 8 y queria preguntarle a mi madre si es que ya podia llamar a mis hermanas pero si le escribia primero me iba a reclamar que por que tan temprano en el celular y no queria ir por que no tenia ganas de ver a Steve, como siempre.
Opté en quedarme callada y calmada (aunque no es lo mío), intentando decifrar que le voy a decir a mi familia al verla, entre mis pensamientos entro alguien: Una sirvienta.
- Buenos días- dijo de forma cordial y saludando educadamente- El desayuno esta servido- termino, asentí y la chica se fue sin decir pío.
Me lave los dientes, sali y para mi sorpresa solo estaba Lounie no le tome tampoco gran importancia pero debo admitir que si se me hizo súper raro estár ambas solas, estabamos de lo más incómodo hasta que aparecio Steve y mamá.
- Dejamé adivinar- me dice mamá ni medio se sienta- ¿Estás despierta hace unas horas solo para llamar a tus hermanas?- me dijo con una cara cansada pero con una sonrisa solo que no sabia si era una sonrisa normal o burlona, yo levanté la ceja.
- ¿Cómo lo sabes?- pregunte sorprendida.
- Por que te conozco desde hace 14 años- dijo y mire al suelo. No sabes ni tanto mamá.
Comimos y finalmente nos fuimos a ver a mi hermana, obviamente solo mamá y yo. No me quiero ni imaginar como seria si fueran Steve y Lounie, mis hermanas estaban más que felices y sorprendidas de vernos ahí, papá estaba feliz pero solo conmigo pero claramente no le iba a decir nada a mi mamá, le di el regalo y ella lo abrio entusiasmada.
- ¿Takis? ¿Tajín? ¿Dulces mexicanos? ¿Gomitas picantes?- dijo y Gaby y me miro con una sonrisa- Tú me conoces mocosa- dijo abrazandome y luego abrazando a mamá, saco sus otros regalos- ¡Una camiseta!- dijo muy feliz- Dulces y muchos dulces- dijo volviendo a abrazarme y a mamá.
#23313 en Novela romántica
#3965 en Chick lit
#2798 en Novela contemporánea
adolesencia y preadolesencia, problemas famiiares, insultos malas palabras
Editado: 25.07.2022