Mientras dure el verano

Capítulo 7

—Ese chico tiene dos huevos bien puestos —celebra Andy, rizando un mechón de mi cabello—. Me cae bien.

 

Tenía una cita en su peluquería para cortarme las puntas y arreglarme el cabello, así que he aprovechado para ponerla al día de todo lo sucedido en la reunión de hace unos días. Andy ha escuchado atentamente entre plancha y secador, haciendo alguna que otra aportación de vez en cuando, pero consiguiendo mantenerse inusualmente callada para no llamar la atención de los otros clientes a nuestro alrededor. Sé que esa última parte —la de mantenerse callada— le ha costado bastante.

 

—No sabía que tenía tanto carácter —digo yo, intentando mirarla por el rabillo del ojo mientras enchufa otra plancha diferente—. Fue entrar a la sala y ver cómo se convertía en una persona totalmente diferente. Ni siquiera hizo una broma, y conmigo siempre está haciendo bromas.

 

—Yo también me convertiría en una persona completamente diferente si tuviera que aguantar a esos dos idiotas —apunta ella, defendiendo a Nate, al que ni siquiera conoce, y sonando indignada—. ¿Quiénes se creen que son para decirte todo eso? Llego a estar yo allí y les escupo en su traje de millones de dólares, a ver que tenían para decir entonces.

 

—Son publicistas. Supongo que es su trabajo.

 

Aunque dudo que su trabajo sea ser unos gilipollas, que es lo que fueron conmigo en la reunión.

 

—Su trabajo es cuidar de las redes sociales de ese grupo y de su imágen pública, no ponerse en modo FBI e investigar hasta tu grupo sanguíneo por si Nate necesitará una transfusión sanguínea de última hora y tú eres la única persona cerca —dramatiza, poniendo mala cara—. ¿Cómo demonios consiguieron siquiera el reporte de tu antigua compañía? Estoy segura que infringieron varias leyes federales.

 

A mí también me había tomado por sorpresa lo del reporte, pero había preferido no prestarle demasiada atención. Era mejor así. Pensar que ese es el tipo de concepto que se tiene de mí en la industria hace que quiera echarme en la cama a llorar.

 

Nunca le he prestado especial atención a lo que otras personas dicen de mí. Mi madre siempre decía que las cosas se tienen que venir por de quien vienen, y si no sientes respeto o admiración por quien te da una opinión negativa, esta no puede afectarte. Tristemente, eso no significa que los comentarios de otros no duelan de vez en cuando. Tendría que ser de hierro para que no me dolieran.

 

—Por cierto, ¿qué tal las entrevistas con las nuevas compañías? —pregunta, cambiando de tema al notar que algo cambia en mi humor. 

 

Es mi parte favorita de conocer a Andy desde hace tanto tiempo: nos conocemos a la perfección, tanto que ya no hace falta que le explique ciertas cosas, ella simplemente las sabe. 

 

Desde la reunión con el equipo del grupo he tenido tres ofertas bastante interesantes de compañías de modelaje aquí en Los Ángeles. No sé si Nate o sus publicistas tengan algo que ver en alguna de ellas, pero definitivamente no me importa. Lo único que me importa es que, por primera vez desde que me mudé a Los Ángeles, siento que estoy verdaderamente cerca de avanzar en mi sueño.

 

—Bien, aunque tengo una clara favorita —admito, y Andy me observa emocionada—. He quedado para revisar el contrato y ver si cerramos el trato.

 

—¡Eso es genial! —celebra Andy ruidosamente, ganándose una mirada poco amistosa de su compañera de trabajo, que se encuentra ahora mismo husmeando su teléfono móvil ya que le tocan cinco minutos de descanso. En defensa de Andy, esa compañera nunca parece estar feliz con nada—. Esto tenemos que celebrarlo.

 

—No celebraremos hasta que tenga un contrato firmado —le advierto.

 

—¿Sigues siendo así de supersticiosa? Yo solo quería un buen motivo para emborracharme.

 

—No necesitas un motivo para emborracharte —bromeo. 

 

—Ya, pero si lo tengo me siento mejor conmigo misma a la mañana siguiente.

 

Ruedo los ojos antes de soltar una pequeña risa. Andy me pasa un espejo para que observe el resultado de mi cabello una vez termina. Le doy el visto bueno cuando me pide si puede subir el resultado en sus redes sociales y etiquetarme en la publicación—jamás le he dado el visto malo en absolutamente nada, pero ella se empeña en seguir pidiendo mi permiso—.

 

—Si quieres, te hago el maquillaje —ofrece—. Tengo diez minutos hasta que venga la siguiente clienta.

 

—Si no tienes nada más divertido que hacer.

 

Sé que lo único que quiere es llevarme a la sala aparte —la sala de maquillajes— para poder pedirme más detalles acerca del estado de mi no relación con Nate estas semanas. Andy dice que mi vida se ha convertido en su novela favorita de los últimos tiempos,  incluso con la falta de acción en la mayoría de capítulos. Si no fuera mi mejor amiga, creería que está a un peinado más de perder la cabeza. 

 

Han pasado unos días desde la reunión con los publicistas del grupo y la verdad es que no hemos hablado mucho desde entonces. Yo he estado arriba y abajo recorriendo compañías de modelaje, yendo a entrevistas y haciendo pruebas de cámara para añadir a mi porfolio; y Nate… supongo que también ha estado ocupado con sus cosas de superestrella y todo eso. He visto alguna historia de Instagram en la cuenta del grupo —él siempre sale en el fondo, nunca hablando directamente a la cámara—, pero sus redes sociales personales están muertas desde hace días.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.