Capítulo 24: Nate

@natemendez: Poder vivir de la música siempre ha sido mi sueño, pero nadie me avisó del precio que conllevaba. Si lo hubiera sabido, a lo mejor, habría renunciado a mi sueño.

Ella no creía en el destino. Lo consideraba algo ridículo, algo abstracto que te domina la vida. Estaba convencida de que el destino lo escribimos nosotros y lo cambiábamos con nuestras decisiones. 

Y yo la había cagado, porque hasta hace unos días, yo estaba seguro de que en mi destino, ella estaba escrita por todas partes. Que todas las mierdas jodidas habían valido la pena, porque ella era mi recompensa. Mi otra mitad.

Las posibilidades de encontrar a tu otra mitad en un mundo de casi ocho billones de personas parecen muchísimas, pero hay muchas cosas que entran en juego, y yo estaba seguro de que el amor ya no estaba hecho para mí. 

Hasta que la conocí a ella. 

En ese bar, claramente borracha, divirtiéndose como si el mañana no estuviera asegurado. Como si mañana ya no pudiera divertirse igual que hoy.

Estaba segura de que habíamos ido al bar por motivos muy diferentes. Ella parecía estar pasándoselo de puta madre, y yo solo quería tirarme de un puente. Pero, de verla a ella, se me contagió un poco de su entusiasmo. 

Porque eso era lo que ella desprendía.

Entusiasmo. No solo por la fiesta en la que estábamos, sino por la vida.

Uno sabe cuando una persona tiene ganas de vivir aventuras, de explorar, de crecer. Se puede ver en las personas si prestas la suficiente atención. Y yo podía ver claramente que ella era del tipo de personas a las que la vida les puede intentar quitar la luz. Del tipo de personas que tienen reservadas las peores luchas porque son los más capaces de enfrentarlas. Pero, aunque la vida intente quitarles su luz, gente como Scarlett brilla igualmente. Porque el sol puede esconderse, pero nunca deja de brillar.

Y Scarlett era el sol en mi galaxia.