Silencio.
—No, no lo hay.
Volví a mirarlo, seguía dónde lo había dejado y su mirada caía toda sobre mí. Ya no había rastros de burlas en esos ojos. Me removí incómoda en mi silla hasta que el momento pasó y la tensión pareció abandonarlo con un largo suspiro.
—El problema no es que estén enamorados —cedió finalmente —, el problema es que son enemigos.
Volví mi mirada hacia el mural en mi pared, dónde cientos de fanarts colgaban. Todos de personas que leían mis historias y comentaban, enviaban mensajes y hasta creaban arte de todo lo que escribía. Pero había un claro ganador entre todas mis historias. Mis ojos encontraron el rincón dedicado sólo a Juego de Mentiras, un fanfic basado en mi serie favorita, Juego de Traidores. Al principio habían sido sólo capítulos aleatorios como distracción, una distracción que necesitaba con urgencia. Pero las personas comenzaron a leer y comentar, y entonces todo había desencadenado esto, una historia propia que no seguía las reglas de la serie que tanto amaba. Salvo la más elemental: nunca esperabas lo siguiente en suceder.
Miré otra vez hacia mi capítulo sin terminar, la declaración audaz del villano de la historia, Sir Villeneuve, burlándose de mí.
Quise gruñir de frustración.
—Las personas aman las historias enemies to lovers —dije en un vago intento por defender mi trabajo, pero Ron tenía razón. Lord Tylon y Sir Villeneuve se odiaban. A muerte. Una historia de amor entre ellos sería inesperada, sí. Pero también sería confundir al lector con un cambio demasiado brusco e inesperado.
Suspiré mientras suprimía esa ventana y abría una nueva, colocando el número del capítulo.
—Quizás en otro momento —dijo Ron, provocándome una sonrisa renuente. Sabía lo que estaba intentando hacer, motivándome. Ya tenía la historia, sólo necesitaba llegar hasta allí.
—Quizás en otro momento —coincidí.
Ya había anochecido cuando salí finalmente de mi habitación. Mis ojos quemaban después de horas y horas frente al ordenador, Ron había renunciado a mí monótona compañía después de que le había leído fragmentos de lo que escribía por quinta vez. Había sido todo un desafío, pero había logrado un capítulo decente que podía presentar a mis lectores al día siguiente. Ya esperaba ansiosa por sus respuestas y opiniones, después de todo, esa era la mejor parte de todo esto.
Tomé mi teléfono y abrí la app de comidas a domicilio mientras encendía el televisor, tumbándome en el viejo sofá que había rescatado en una venta de garage de los padres de Ron. Seleccioné lo primero que encontré que tardaría menos de media hora en llegar a mi puerta y comencé a cambiar canales en busca de algo para ver mientras cenaba.
Un anuncio llamó mi atención, dejé el control remoto sobre el cojín a mi lado mientras las imágenes de una escenografía que conocía muy bien se reproducía frente a mí, de repente el hermoso rostro moreno de Finn Hollande, el actor que interpretaba a Lord Tylon en la serie llenó la pantalla, sonriéndome con esos perfectos hoyuelos y la mirada verdosa.
—Creo que esta es una oportunidad única en la vida —dijo con su acento más atenuado que el de su personaje, pero todavía encantador —podrán no sólo presenciar la filmación de los últimos episodios de la serie, sino que nos conoceremos; realmente nos verán, y nosotros a ustedes, los que hacen posible que todo esto valga la pena.
Que todo esto valga la pena.
Dejé de escuchar mientras corría a mi habitación, mis dedos volando sobre el teclado mientras la noticia aparecía frente a mí.
"JUEGO DE TRAIDORES PREMIARÁ AL ESPECTADOR QUE ESCRIBA EL MEJOR EPISODIO PARA LA ÚLTIMA TEMPORADA DE LA SERIE"
Leí hambrienta el resto de la noticia mientras lo que mis ojos veían finalmente se colaba en mi aturdido cerebro. Los productores estaban ofreciendo no sólo incorporar el episodio ganador en la última temporada, próxima a filmarse, sino que el escritor ganador presenciará el rodaje de otros dos episodios.
Tres episodios conviviendo con todo el elenco. Una semana entera con las personas que más había admirado y odiado desde que mi obsesión con esa serie había comenzado.
Una semana entera con el único hombre del que estuve alguna vez enamorada. Finn Hollande.
La pantalla de mi móvil se encendió con un mensaje de Dan, el repartidor, diciendo que ya estaba en camino con mi sándwich de pollo y patatas fritas. Le respondí con un pulgar arriba mientras volvía a releer la noticia, entonces seguí con los comentarios. Uno llamó mi atención.
"DIOS MÍO, ¿alguien notificó de esto a Max Hyde?"
Abrí otra pestaña, ingresando al último capítulo publicado y efectivamente había cientos de nuevos comentarios esperando, todos alentándome a participar. Otros asegurándome que mi episodio sería el ganador sin lugar a dudas.
Dan envió otro mensaje para hacerme saber que ya estaba esperando fuera de mi edificio, bajé a buscar la comida mientras las ruedas en mi cabeza ya estaban trabajando en lo suyo.
Esta sería una larga noche.