Tuve que luchar con un ceño fruncido mientras Dixon abría la boca y se quedaba sin palabras, mirándome como si no me reconociera. Elegiría tomármelo como un cumplido.
—Señorita Hyde…
—Dixon —le regañé, llegando al coche. Helga ya se encontraba en el asiento del copiloto —te dije que me llamaras Max.
—Lo siento —se sonrojó, cerrando mi puerta y montándose tras el volante —. Te ves… muy bien, Max.
Ignoré el murmullo de Helga, estaba diciendo algo sobre como al fin la escuchaba. Me dirigí a Dixon.
—Gracias —y entonces cambié rápidamente de tema —¿dónde será la reunión?
Nos alejamos de la cabaña.
—De hecho, la señorita Farrou creyó que sería una gran idea reunirnos en la cabaña donde filmamos la escena de hoy, la taberna. Es un bar real, ya sabes.
Asentí, nos había dicho más temprano que la cabaña era el único comercio en esta zona; sirviendo como bar, restaurante y posada el resto del año. Todavía no podía creer que alguien eligiera vacacionar en este lugar, más allá de la curiosidad de los fans de la serie.
El fanatismo era un asunto serio.
—Será increíble cenar en ese lugar —dije sinceramente —, justo como los personajes.
Dixon se limitó a asentir, como si ese fuera el plan tras las maquinaciones de su jefa. A diferencia de la primera vez que visitamos el lugar, varios coches se encontraban aparcados fuera de la austera cabaña. Risas y voces llegaban desde el interior y el suave eco de la música reproduciéndose bajo el murmullo. Ayudé a Helga a bajar y me aferré a su brazo mientras con la otra apoyaba su brilloso bastón en el suelo. Dixon nos guio hacia la taberna, las luces haciéndose más fuerte con cada paso que nos acercábamos.
Había demasiadas personas para un espacio tan reducido, pero supongo que el calor corporal era agradecido teniendo en cuenta que afuera estaba helando; seguí a Dixon a través del gentío, no sin antes notar como algunas de esas miradas se quedaban sobre mí más tiempo del debido. No podía culparlos. Seguramente se preguntaban quién era y qué había pasado con la chica desarreglada que habían visto esta mañana. Una risa burbujeo en mi garganta, pero logré suprimirla a tiempo mientras llegábamos a la mesa donde se encontraba Celine.
—¡Oh, están aquí! —dijo la directora cuando nos reconoció, su acento más espeso debido al licor en su vaso —déjame presentarte.
Asentí, pensando que haría las presentaciones a través de los diferentes grupos conversando en el recinto. Estaba tan equivocada. Celine se subió a su silla y gritó, gritos que recordaba muy bien después de haber pasado el día entero oyéndolos, a toda la habitación.
—Tengo que hacer un anuncio —el silencio fue sepulcral después de eso, algo para admirar realmente —como muchos sabrán, tendremos invitadas especiales conviviendo con nosotros durante estos días. Muchos ya tuvieron la oportunidad de conocerlas más temprano, pero me gustaría presentar oficialmente a la escritora ganadora del concurso por la temporada final, Max Hyde. Y su acompañante, Helga Bates.