Muchas horas de viaje los llevaron a una playa llamada "Punta Arena", le hacía honor a su nombre, literalmente estaba en la punta de la isla, y lejos de donde ellos se estaban quedando. Se estaban bajando del carro cansados de estar sentados todo este tiempo.
— ¿No había una playa más lejos? —dijo la tía Nidia (con obvio sarcasmo) bajándose del carro y el hombre que nos atendía lanzó una sonrísa.
Pagaron lo que iban a pagar, y caminaros a la entrada; había un mapa de la isla con los lugares y nombres de las playas, tomó una foto y seguió. No había mucha gente, la playa estaba casi que vacía.
Arena amarilla y suave, agua azul, como en tonos aguamarina y turquesa que cada vez se iban haciendo más oscura según su profundidad. Unos barcos se veían a lo lejos y la playa también tenía algunas lanchas, pero en lugares algo lejos de donde estaban las pocas personas que habían. Estaba a mar abierto y no tenía casi olas, solo unas muy pequeñas ondas que casi ni se veían o sentían.
Se instalaron bajo un gran toldo, ya los inmaduros no estaban así que podía ser un poco más "libre" con el traje de baño, eso no quita que no le guste, apenas se quitó la camisa se sintio rara, esa planicie era algo que no le gustaba que vieran, más porque en su familia todas tenían cuerpo ella no, casi. Quitó la falda, no tenía más que el traje de baño puesto, esta vez no había short porque Andrés ya se había ido. Se sentía incómoda, lo de ella no era esto para nada, ni siquiera quería broncearse (si es que eso fuera posible), le gustaba ser pálida con color.
Caminó hasta la orilla, no supo por qué se me hizo tan lejos. Apenas tocó el agua sentió alivio, estaba caliente y clara, iba metiéndose más hasta que el agua me llegaba a los hombros, alcanzó a los que ya se habían metido, se sumergió para mojar mi cara y cabello y volvió a subir. Era hermosa la playa, podía ver su cuerpo hasta la cintura, el agua era cristalina.
— Vengan a disfrutar de esta hermosura del caribe —habló Agustin llamando a los demás.
Salió al poco tiempo, no tenía protector solar puesto. El toldo se le hizo lejano hasta que lleguó a la sombra. Tomó un vaso con hielo y se sirvió sangría, no sentía el alcohol, para ella ese vaso se le hizo jugo normal, pero sabía que no lo era, igual lo tomó algo rápido, y no tomó otro.
Se sentó, vio el mar, tomó mi celular y solo lo desbloqueó y lo volvó a bloquear. Bianca hablaba por teléfono y Yuvanna también.
— ¡Chama no tengo señal en esta isla! —hablaba Bianca por teléfono.
— Ajá, muchachas —peguó un brinquito del susto—, las tengo pilladas con el teléfono en la playa, vayan al agua —dijo Agustin.
El único que estaba en el agua era Miguel.
Salieron a caminar un rato, pero ella se puso la falda, fueron hasta el final de la playa y de regreso, vieron más lanchas y una parte de la playa donde había unas palmeras con troncos más gruesos que en el lugar donde ellos estaban.
Tomó un palo que encontró y escribió su nombre en la arena, "Sus", se veía raro, pero igual fue por su celular y le sacó una foto justo en el momento donde una ola iba pasando, de forma que la ola quedó bajo el nombre.
Estaban divididos en grupos y distancias; los hombres estaban todos juntos hablando de política, estaban más cerca de la orilla y con los vasos llenos de cerveza; las mujeres estaban más atrás, todas frente al sol con los vasos llenos de sangría, y Yuvanna y Bianca estaban en el toldo viendo el Instagram, revisando las fotos del matrimonio de Rosmeri Marval con Aran de las Casas.
— ¿Ves?, no le hace falta la silicona, solo reafirmarlos... —hablaban las mujeres viendo el cuerpo de Binca.
Llevaban un buen rato hablando de Bianca.
— A Yuvanna no se le ve tanto cuerpo
Ahora estaban hablando de Yuvanna, otro buen rato.
— Se hizo la lipo, pero eso no se le ve como culo, parecen dos almohadas dentro.
— Yo no sé para qué se la hizo, perdió dinero ahí.
— Bianca y Yuvanna son rellenas, casi gordas.
— Susan fue la que salió flaquita.
Ahora hablaban de ella.
— Uy, pero de pequeña era demasiado flaca, un palito.
— ¡Ay! sí, yo no sé qué le pasó, y eso que nació gordita.
— No te creas, ella ha agarrado peso.
— Sí, claro que si
— Sí, pero no tiene casi nada
— A Susan si le hace falta...
— Qué sabes tú si le crecen después.
— A los quince años ya teníamos naranjas, ella tiene unos limones apenas.
— Oh por favor, tiene algo de culo.
— Yo no se lo veo
«Dios por favor que ya dejen de hablar».
— Pero si tiene cintura, ¿no?
— Susan tiene lo que Bianca no.
— Susan le tiene que dar culo a Bianca y Bianca le tiene que dar senos a Susan.
— ¡Ya vale, cállense!, parecen viejas chismosas hablando de nosotras —se quejó Yuvanna con una voz aguda.
— Si vale, ya están pasadas —siguió Bianca.
— ¡Ninguna tiene un cuerpo perfecto, ya!, ustedes tampoco lo tienen —Yuvanna otra vez.
La razón por la que siempre debía lucir bien frente a sus tías era esa, no sabían hacer otra cosa más que criticar. Nadie es perfecto en este mundo, y ellas tampoco es como que fueran las más indicadas para hablar mal de ellas.
El tiempo pasó lento, eso en verdad, también vieron a un pez globo muerto a varios metros del agua, fue tan raro. Estuvo con Bianca una vez en el agua.
No importaba la cantidad de tiempo que hubiesen estado juntas en el pasado, lo bien que se llevaban en aquel entonces, simplemente se perdió, ahora no podían siguiera iniciar una conversación con ninguna de sus dos primas...
— Estaba hablando con un chico anoche.
— ¿Y que te dice?
— Ah... b... —«se lo digo, no se lo digo, se lo digo, no se lo digo...¡AY! POR FAVOR, solo le diré»— que le caigo bien... —pregunta evadida.
Cuando atardeció tomó fotos, la playa se veía hermosa, un par de fotos de la orilla en diferentes ángulos, otra viendo al atardecer, pero también salía el agua y unas pocas personas que parecían sombras, esperó a que se quitaran y tomó la misma foto, pero sin personas, ahora lo que salía era una lancha a lo lejos en la arena.