Una mini versión de mí me lleva a rastras hasta su dormitorio. Lo acaban de reformar y debo admitir que hasta yo desearía dormir ahí aún con mis 16 años. Las paredes son de rosado, un poco fuerte para mí gusto, hay docenas de Barbies y peluches en cada rincón. ¡Es un jodido caos! Justo en el centro de la habitación hay una pequeña cama cubierta por un edredón que tiene en sí un hada de cabello dorado y un vestido verde que parece de... ¿ De hojas ? Bueno, juro que la he visto antes pero no recuerdo donde. Acompañando a la cama se encuentran dos mesitas de noche. En una hay varios libros y en su carátula se puede apreciar un universo de arcoíris y unicornios, quizás se los leen para dormir.
- Princesa Halle ¿Qué usted opina de mi dormitorio? ¿Le apetece beber el té junto a la reina Caramelo? - Me pregunta mi hermana menor con sus ojitos llenos de emoción.
- Cariño sabes que estoy algo apurada. ¿ El color de las paredes lo elegiste tu verdad ?
- Pues claro princesa Halle.
Sonrío ante su forma de llamarme.
- Lo imaginé, reconozco tu buen gusto.
Acaricio su espalda mientras le prometo regresar otro día a beber el té.
Salgo de la habitación y un olor a panecillos inunda todo mi ser. Voy en su búsqueda y al llegar a la cocina me encuentro a Liza preparando mi receta favorita. Liza es la esposa de Jhon, aproximadamente llevan 12 años casados. Es la madre de Kate, mi hermana, y tiene 2 hijos más: Ken y Simón. Ken es de mi edad, estudiamos en el mismo instituto y aunque no somos muy unidos mantenemos una buena relación y bueno, a Ken ni siquiera lo conozco, lleva años en el extranjero, desde antes de que nuestros padres se casaran, estudio y trabaja actualmente en Cancún, no tuvo la decencia de al menos acompañar a su madre en el día de su boda.
- Liza.
Da un pequeño salto mientras coloca sus manos en el pecho.
- Bendito Dios, me has dado un susto de muerte.
Exclama y comienza a reir. Sus manos me envuelven tomando la forma de mi cuerpo.
- Que es todo este alboroto.
Reconozco la voz del miembro más memorable de la familia Ayers, mi abuela. No me considero una persona rencorosa, ni siquiera soy de odiar, pero juro que esta señora se merece todo el odio que pueda dedicarle.
- Mi niña hermosa, no me lo puedo creer, hace tanto tiempo que no te veía.
Su hipocresía me provoca náuseas y cuando veo que se acerca me dan ganas de salir corriendo. Me regala dos besos y hace un recorrido a mi cuerpo con su vista.
- Estás más delgada. ¿Y tu mami?
- En casa, me está esperando, solo vine a recoger el vestido y me marcho.
Y ahí está. John entra en la cocina, al parecer está recién bañado, tiene el cabello mojado y varias gotas de agua se prenden a sus hombros.
- Pero miren quien apareció, te acordaste que tienes padre.
- ¿ Y cuando tú vas a recordar que tienes otra hija aparte de Kate?
- Halle no digas eso, sabes que las amo a las dos por igual.
Y boom, algo en mi cabeza explota al escuchar esas palabras.
- No se trata de amor, se trata de conciencia, acaso alguna vez te has preocupado por si tengo dinero para comer, si tengo ropa, zapatos o sencillamente si estoy bien en el instituto. Creo que tengo que refrescarte la memoria de como una vez me preguntaste que año estaba cursando ¡ Porque ni siquiera sabías eso!
- Halle no tengo tiempo para tus dramas de niña pequeña.
Ok, eso sí dolió. Miro a Liza y veo que tiene el vestido en sus manos, al parecer lo buscó cuando discutía con John. A veces me pregunto cómo un ser tan bondadoso como Liza puede mantener una relación con John.
Apenas pongo un pies en la calle me derrumbo nuevamente. Siento que no puedo más, el peso en mis hombros ya es demasiado pesado. Mis piernas flaquean y siento que voy a caer, la respiración se me agita y la vista no tiene ninguna claridad, todo se convirtió en un paisaje deforme.
Creo que ya es tiempo de ir a casa.
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Al llegar a casa veo al verdadero amor de mi vida, está sentado viendo un partido de fútbol y tiene la cara deforme en una mueca extraña, creo que su equipo está perdiendo.
- Hola elo.
Le digo mientras beso su frente. Desearía sentir su consuelo pero mamá decidió que no se lo contaríamos, mi abuelo padece de la tensión alta, una noticia así podría provocarle un paro cardíaco.
- Hey, llegó mi nieta favorita.
Me hace sonreír con su frase más usada.
- Soy la única.
*Hola. Acá quería agradecerle a esas personas que me están dando su apoyo, es súper importante para mí contar con ustedes, tanto con mis amigos y como con los que no conozco y me han escrito :) ...espero que la historia enserio les guste, es la primera vez que escribo un libro por eso puede que tenga muchísimo errores pero bueno, lo estoy intentando ...gracias *