Rosé
22 de marzo, 2021
Sonreí mientras preparaba el un grandioso pastel de chocolate para celebrar el cumpleaños de Wonho. Lo últimos meses en Corea habían sido una completa maravilla pues ya no tenía tantas preocupaciones. Por suerte, he conseguido un contrato con una editorial de libros con una duración de tres años.
— ¡Oye, Wonho! –Lo llameé para que probara el pastel que acababa de sacar del horno hace unos pocos minutos.
— ¿Qué sucede, Rosé? —Vino de inmediato y me di cuenta que apenas salía de la ducha.
— ¿Quieres probar el pastel que he hecho para ti, corazón?
Asintió y tomó un pequeño pedazo pastel para probarlo como se lo pedí segundos atrás.
—Delicioso –respondió- Espérame un poco para que podamos comerlos juntos, voy a vestirme.
—Apresúrate, yo estaré esperando a que termines.
Me senté en una de las sillas de la cocina para esperar a que él se vistiera. Me sentía feliz y tranquila en Seúl. La vida que Wonho me está dando no ha hecho más que alegrarme el alma. Hemos conocido muchos lugares de Corea juntos y no hemos parado de reír ni un solo segundo. He sido capaz de entender el verdadero significado de la vida y el amor.
El timbre de la puerta sonó así que me levanté a ver quién era. Al abrir la gran puerta de madera, mi corazón se encogió al ver quiénes eran.
— ¿Qué hacen aquí? –Solté un par de lágrimas al ver a Bruno y Aleska frente a mí.
—Te extrañamos mucho allá en Polonia, así que decidimos venir a verte.
—No saben lo feliz que me hacen –sonreí- Gracias.
Ese día los cuatro lo pasamos muy bien. Recordé cual era la sensación de tenerlos cerca de mí y le agradecí a la vida por tener la oportunidad de volverlos a ver.