Mil veces, tú (libro 2 de Perdido en ti).

Capítulo 2: Aleska, la flor que floreció.

Aleska

12 de noviembre, 2020.

—Esto es un poco extraño ¿No lo crees? —Le serví a Bruno un poco del whiskey que había comprado en el supermercado antes de llegar a casa.

—¿Qué te parece extraño, mi amor? —Él aceptó la bebida y me sonrió, al mismo tiempo que me hacía un poco de espacio en el sofá.

—Que Rosé ya no esté aquí a nuestro lado...Me refiero a que apenas se ha ido hace menos de dos semanas, sin embargo, es como si se habría ido hace cientos de años —bajé la mirada— La extraño mucho, aunque simplemente la haya conocido por mucho menos tiempo que tú.

—Siempre conocí a Rosé, o la tuve presente en mi vida, como la novia de mi hermano. Ella es mi amiga de igual manera, pero, jamás hablábamos si allí no estaba Filip con nosotros. Solo fui su amigo de verdad cuando éramos unos niños y ni siquiera éramos conscientes de lo que significaba la vida en sí. Es algo estúpido, ahora que lo pienso.

—Todavía hay mucho tiempo para remediar ese error, por supuesto que sí cariño —besé su cabeza— Podemos ir a visitar a Rosé y podrás entablar una amistad mucho más fuerte. No te sientas tan mal por ello.

—Es verdad... ¿Has sabido algo de ella? —enarcó una ceja mientras se acomodaba un poco mejor en la cama.

—Me envió un mensaje para decirme que se encuentra bien, aunque le gustaría hablar conmigo en persona lo más pronto posible —el alma se me rompió en mil pedazos, puesto que ya nunca podría salir corriendo para prestarle mi ayuda inmediata.

—¿Por qué no vas a verla? —Me animó.

—¿Cómo crees? Por supuesto que no voy a ir a verla cuando apenas acaba de llegar y no se acostumbra a absolutamente nada —negué. Fijé mi vista en el reloj que colgaba de una de las paredes de la habitación y ya eran las doce, lo que significaba que ya eran las dos de la tarde en Corea y podría hablar con Rosé— Es más, voy a llamarla ahora que me siento tan angustiada.

—Ve, solo no olvides que ahora ya es bastante tarde aquí. Y supongo que hasta que termines la llamada, ya me quedaré dormido —le sonreí— Te amo con mi vida entera, pequeña rosa.

—Te amo aún más, amor de mi vida —me sonrojé. No podía creer que todavía él tuviese ese poder en mí, incluso estando casados.

Salí de la habitación rápidamente y marqué el número, tomé asiento en uno de los muebles de uno de los balcones del departamento y me sorprendí al ver que contestó tan pronto:

—¡Aleska! —El corazón casi se me sale del pecho en el instante que escuché su voz tan dulce. En definitiva, adoraba a esa muchacha— No sabes cuánto me alegra que llames.

—Rosé, cariño ¿Cómo va todo? —Se me hizo un nudo en la garganta.

—Todo es tan extraño para mí —noté que su voz era frágil. Recordé el día en que abandonó a Filip y vino a buscarme en medio de la noche hecha un desastre.

—¿Qué pasa, cielo? ¿Estás sintiéndote bien?

—Sí, o al menos es eso lo que le dije a Wonho antes de que se fuera a trabajar —sollozó. Mi pobre niña— Aleska... ¿Acaso alguna vez podré sentirme del todo bien? ¿Podré sentirme segura?

—Claro que sí, corazón, claro que lo harás. Solo debes seguir resistiendo hasta lograr que todo lo malo y todo lo que te agobia desaparezca y no sea más que un mal recuerdo —me entristecía que pasara por malos momentos— Y sabes que cuentas conmigo, Bruno y Wonho siempre, por más complicado que sea.

—No sé si haya sido una buena decisión venir aquí, no sé si ha sido lo correcto para empezar de nuevo —en este punto, ya estaba llorando a mares y se notaba por su respiración tan entrecortada — Por Dios ¿Qué hice? ¡Maldita sea! ¿Qué carajos hice?

—Rosé...Escúchame por un minuto, por favor. Escúchame, y haz silencio por un segundo cielo —asentí cuando su respiración se reguló— Sabes muy bien que todo en esta vida es difícil ¿Cierto, Rosé?

—Sí...

—La decisión de viajar a Corea junto con el hombre de tu vida es la más acertada —observé las preciosas y brillantes estrellas que brillaban en el cielo—Dejaste todo aquello que no te aportaba en lo absoluto, por fin entendiste que todo lo que no suma algo en tu vida no merece continuar en ella. Y también lograste comprender que las personas que te aman no te lo recuerdan con palabras, sino que lo hacen con hechos. Y Wonho te lo ha mostrado todos los días ¿O me equivoco?

—No, no te equivocas Aleska...Wonho me ha demostrado que me ama con acciones —suspiró— Ha permanecido a mi lado aun cuando soy una persona tan difícil y con tantos problemas emocionales, tomando en cuenta que yo estuve a punto de darle fin a mi vida.

—Ese día se convirtió en uno de los momentos más difíciles de mi vida, aunque yo no haya sido más que alguien que lo vio y vivió de cerca una situación tan terrible —suspiré— Rosé, no te he conocido por cientos de años, pero, te quiero como si te conociera de toda la vida y eso es muy raro de encontrar. Yo estaría dispuesta a darlo todo por ti, así me digas que no, lo dejaría todo por seguir siendo tu amiga y porque tú sigas siendo feliz. Dime ¿Eres feliz o de verdad dudas tanto de tu decisión?

—Dudo, sin embargo, siempre dudo de todo lo que hago debido a que me han acostumbrado a ello...La única vida que se me ha permitido conocer es una en la que no estaba tan segura de todas las palabras que salieran de mi boca. Una en la que no era la mejor persona, una en la que vivía sometida a alguien alegando que él era el hombre que se convirtió en el dueño de mi corazón...Y no le guardo rencor a Filip, yo no lo hago porque fuimos los dos quienes erramos, una y otra vez nos equivocamos fuertemente, sin embargo, fuimos los dos. Antes de dejar Polonia yo hablé con él a solas para despedirnos, pero, cuando realmente hablamos...En verdad hablamos profundamente en tres ocasiones, una cuando fue a buscarme a casa para darle un buen final a nuestra relación, la otra en la fiesta de cumpleaños de Bruno y la última fue cuando fui a despedirme de él.




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