Mil veces, tú (libro 2 de Perdido en ti).

Capítulo 9: Amor y devoción.

Rosé

20 de diciembre, 2020

Hoy era el cumpleaños número treinta y uno de Wonho por lo que me encontraba colocándole un par de velas al pastel que había comprado para él para sorprenderlo mientras le cantaba feliz cumpleaños logrando despertarlo. Hoy le había comprado un par de regalos, que incluían una carta escrita a mano por mí donde le expresaba todo el amor que siento por él, un reloj bastante caro, una pequeña fiesta con su familia y compañeros de trabajo, y una noche bastante íntima...La primera de muchas.

Verifiqué que todo estuviera en orden antes de entrar a la habitación con el objetivo de sorprenderlo. Luego, cuando ya estuve completamente seguro de ello, entré y comencé a cantarle:

—¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños querido Wonho, feliz cumpleaños a ti! —Para ese momento, él ya se había despertado y llevaba una enorme sonrisa en su rosto—Feliz cumpleaños hombre de mis ojos, esta pequeña mujer, te ama con su vida entera.

—Muchas gracias preciosura —besó mi mejilla con rapidez.

—¿Por qué no pides un deseo y soplas las velas? Y si lo deseas con fuerza, cualquier deseo que tu corazón tenga, se hará realidad y no tienes por qué dudar al respecto.

—Está bien mi amor, voy a hacerlo porque acabas de pedírmelo con esa preciosa sonrisa que tienes.

—No me pongas tan nerviosa que luego me ruborizo demasiado, simplemente sopla las velas antes que se apaguen por sí mismas —acomodé un mechón de cabello detrás de mi oreja para que no cayera y entrara a uno de mis ojos—¿Qué esperas, Wonho? ¡Qué se van a apagar las velas!

Wonho

Cerré los ojos para soplar las velas mientras pensaba en el deseo que pediría: Que Rosé logre superar todas las enfermedades que posee y que no tenga más preocupaciones. Que se sienta a gusto con ella misma y que me ame de la misma forma en la que yo la amo. Y por favor, que la vida no haga más que regalarle mil maravillas.

—Muy bien, cariño, sería muy agradable que me comentaras que fue lo que pediste —volvió a besar mi mejilla y asentó el pastel sobre el velador.

—Según sé, preciosura, los deseos no se hacen realidad si se los cuentas a alguien.

—Bien, bien, como digas.

—Bonita, eso es lo que eres. Y cada vez me sorprendes más cuando te veo frente a mí y recuerdo lo fuerte que eres.

—Gracias.

—Te amo, mucho, y te agradezco por tomarte el tiempo de preparar esta pequeña sorpresa para mí. No tenías por qué haberlo hecho.

—¡Claro que sí, claro que sí! Soy tu esposa, y aunque, a veces pienso que somos novios —rodó los ojos y volvió a besar mi mejilla—A veces, me tratas como si fuera una pequeña niña.

—Y es porque, para mí, si pienso ser sincero, eres mi preciosa princesita por la que aguantaría cualquier cosa, incluso una bala.

—Daría mi vida por ti de la misma forma en la que tú lo harías. Y no hay palabras que me alcancen para darte las gracias.

Nos quedamos en silencio observándonos el uno al otro y me dijo:

—Anda a darte un baño mientras yo voy a terminar de prepararte el desayuno y luego te vas a trabajar.

Rosé

—Me han dado el día libre —maldecí en el interior en el momento que lo escuche pues no tenía actividades para celebrar su cumpleaños el día entero, solo para la noche—Así que me quedare contigo, disfrutando de tu dulce compañía y de tus adictivos labios —en un abrir y cerrar de ojos me tomó de la cintura y me recostó a su lado en la cama, para comenzar a dejar besos en mi cuello y a lo largo del principio de mi pecho—Eres exquisitamente hermosa, Rosé Sullivan, en todos los sentidos.

—No soy tan hermosa, como tú lo dices, pero, aprecio que pienses eso de mí.

—¿Cómo no pensaría así si te amo con mi alma entera? Y contigo, por primera vez a lo largo de toda mi vida, he sido capaz de sentir amor y devoción por una sola persona. Y esa sola persona, has sido tú desde el día en que te conocí.

—Eres un romántico en todos los sentidos. Tal vez yo no sea tan tierna o afectiva, sin embargo, te amo de la misma manera. Te adoro, y te adoraré eternamente.

—Por cierto, luz de mis ojos, me pregunto cómo ha ido tu escritura...

—No muy bien, sabes que estos últimos días no he estado haciendo prácticamente nada por no estresarme y seguir al pie de las letras todas las recomendaciones que me ha hecho el doctor.

—Me alegra que lo hayas decidido así, sabes que lo único que quiero es tu bienestar.

—Ya sé mi amor. Ahora, deberías ir a darte una ducha y de esa forma, me permites ir a terminar de preparar —me puse de pie antes que se le ocurriera tirarme de nuevo a la cama. Él simplemente soltó una risita en respuesta y copió mi acción, no obstante, él se quitó la camiseta frente a mí permitiéndome dejar ver todo su cuerpo bien trabajado, y luego, procedió a quitarse los pantalones ¿Qué tenía en mente? ¿Cuáles eran sus intenciones?

—Ay, Wonho... ¿Por qué estás haciendo esto frente a mí?




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