Mil veces, tú (libro 2 de Perdido en ti).

Capítulo 11: Peligrosa debilidad.

Aleska

—¿Qué pasó, Heaven? —Le pregunté apenas la vi, sumamente preocupada por lo que me podría hacer.

—Alexandre quería que lo escuche —apenas fue capaz de responderme, y yo de escucharla—Me duele mucho verlo sufrir por todo lo que está pasando actualmente, jamás lo vi llorar y que ahora lo haga, me vuelve loca…Me rompe el alma en cientos de pedazos que creo que nunca terminaré de recoger.

—Tienes que saber que lo que a él le sucede es que se siente muy culpable por haberte mentido, sabe que lo ha arruinado todo y no tiene idea de cómo puede solucionarlo —le dije de la forma más sutil posible—También escuché que lo habías perdonado en un principio, no obstante, luego decidiste ni siquiera cruzarle la palabra.

—En realidad, yo sé que ya lo he perdonado, aunque le diga lo contrario a las personas —confesó—Le he dicho que necesito que termine con todo el asunto de la boda si lo que quiere es que yo le perdone. Quiero que obtenga su libertad de una vez y que deje de temer a lo que sus padres pueden hacer o decir, porque creo que ya es hora de que les ponga un alto...Y ya es hora de que viva esa vida que él decida vivir.

—¿Lo quieres mucho, cierto? Te preocupas por las cosas que le suceden y te duele mucho tener que estar separada de él —supe que necesitaba darle unos cuantos masajes para que se relajara por lo menos un poco—Sea como sea, tienes que dejar el estrés de lado porque puede jugarte una mala pasada.

—Ya sé, Aleska, aun así, no soy capaz de evitarlo. Adoro a Alexandre, y antes creía que me había encontrado con el ser humano más perfecto y maravilloso que nunca había sido creado, sin embargo, como una gran estúpida olvidé que los seres humanos, por más buenos que seamos, también tenemos defectos y nos equivocamos terriblemente a veces. Olvidé que él era un ser humano y que todavía no había cometido ninguna clase de equivocación conmigo.

—En el instante en el que me encontré con esa mujer, Daphne, la prometida, y me dijo que deseaba que le ayudara con la organización de su boda y que su novio era el mismísimo Alexandre Clarck, juro que sentí que lo había perdido todo en absoluto. Me molesté terriblemente y me llené de decepción, furia y curiosidad. Caí en cuenta que ese era el gran problema de mi novio que a su hermana siempre le preocupó tanto. Ella no quiso decírmelo en su momento porque consideraba que era un tema bastante familiar y que sus hermanos se iban a molestar mucho solo al saber que había hablado conmigo al respecto. Y hay muchas cosas más que empiezan a cobrar sentido realmente ahora que ya lo sé todo, ahora que ya no hay mentiras y solo hay verdades.

—Mira, Heaven, comprendo que tú situación sea difícil porque es muy probable que sea un remolino de emociones y que se te dificulte distinguir en lo que debes hacer y en lo que no. Suele suceder que cuando nos encontramos en ese tipo de situaciones, no somos capaces ni de saber si lo que vamos a hacer es lo correcto o si vamos a equivocarnos fuertemente con ello. Es muy probable que tu cabeza sea todo un lío en este momento porque de verdad estás muy confundida por todo, y por la misma mejor, siempre es mejor esperar a que podamos aclarar las ideas, a que nos sintamos bien con nosotros mismos y que nos sintamos listos para lo que se viene. Dime, querida Heaven, si es que tú te encuentras allí o ni siquiera estás cerca.

—El problema es muy reciente, y apenas estoy entendiendo qué carajos fue lo que sucedió el día que cambió por completo mi perspectiva. Puede que hayan pasado varios meses y que en un principio lo haya perdonado, pero, hay algo detrás que no me permite dormir tranquila porque él no está en mi cama abrazándome y diciéndome lo mucho que me ama.

—Las personas mentimos, conscientes o no. Todos somos heridos alguna vez, todos herimos a alguien siempre —acarició mi mano mirándome a los ojos—Es algo que no podemos evitar por más que lo deseemos, sin embargo, lo que debe importarnos es si somos capaces de remediarlos para no causar más daño. Es el caso de Alexandre y de igual forma, es el tuyo. Él acaba de herirte a ti por haberte mentido respecto a su verdadera situación y tú, también acabas de herirlo al no escuchar lo que tenía que decirte y lo heriste todavía más al no perdonarlo.

—Entiende que es complicado para mí...Fue difícil entender que mi hombre perfecto, me había roto el alma al mentirme tan duramente —al solo recordar, me dolía el alma. Era un sentimiento horrible, que no se lo deseaba a nadie—Me lastimó, porque me mintió. Las mentiras son un arma letal, lo han sido desde el principio de la historia, y cuando construye el reino de los engaños, sabes que estás dispuesto a pagar. Incluso el nombre lo dice, porque es como una pirámide que sigue avanzando y que, si llega a caerse, se caerán cada uno de los pedazos. Y parece que todas las cartas ya fueron puestos sobre la mesa, a pesar que, todavía existen naipes ocultos y pueda que yo los tenga bajo la manga —desvié la mirada recordando que iba a tener mi primer encuentro con los Relish dentro de cinco días.

—Por supuesto que te mintió, en ningún momento he dicho lo contrario —negué bebiendo de mi copa—Ese hombre te ama, y ahora mismo sufre por no tenerte con él.

—Volveré con él, sin duda. Volveré con él, porque no imagino lo que significaría no tenerlo a mi lado para ser feliz. No vivo sin Alexandre, por supuesto que tengo mi propia vida, no obstante, él se convirtió en una pieza crucial para sentirme en paz. Nunca amé a alguien como lo estoy amando a él y nunca nadie me amó de la forma en que me ama. Es el amor de mi vida, o al menos, eso es lo que creo.




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