Rosé
6 de enero, 2021.
Había pasado tan solo un par de días desde que se realizó el desfile de la nueva colección de la empresa Bosko, creada en su mayoría por mi amada y talentosa Aleska, y me había dedicado a decorar la casa un poco más a mi gusto.
—Mi amor, iré a darme un baño —hoy Wonho no fue a trabajar por lo que se encontraba en casa a mi lado y como no eran más de las diez de la mañana, apenas comenzaría a arreglarse.
—Ve, a ver si así puedes quitar un poco el estrés que cargas sobre los hombros —le di un beso.
—¿No quieres darte un baño a mí lado? Digo, tal vez te ayude a quitar todo el estrés que cargas también.
—No me invites a pecar, Wonho. Ambos sabemos muy bien que, si entro a esa ducha contigo, haremos de todo menos tomar una ducha —rodé los ojos de solo recordar toda la intimidad que hemos tenido en estos últimos días.
—No creo que esa sea una mala idea, de hecho, me parece que es una idea maravillosa —besó mis labios—Y si entras a esa ducha, de verdad vas quitarte el estrés.
—Quisiera que compartamos un baño con agua de rosas, sin embargo, me siento bastante cansada y no quiero cansarme mucho más de lo que ya lo estoy ahora mismo.
—Está bien corazón, acepto que prefieres evitar la acción cuando te sientes muy cansada —me dio un abrazo—En fin, creo que ya es hora de que me vaya a duchar, si lo que quiero es dejar de perder el tiempo.
—No estás perdiendo el tiempo en absoluto, lo que estás haciendo es llenarme de besos y volviéndome aún más loca por tus labios —le besé de nuevo.
—Tienes razón, pero, ya me voy —se despidió con un esto antes de que entrara al baño.
Mientras tanto, yo me vestí con una falda morada y una blusa blanca de tirantes y me recosté en la cama a ver un poco de televisión. Cuando, de repente, me dio un dolor en el pecho terrible y en un par de segundos, perdí la noción de los que estaba pasando conmigo y mi vida entera pasó por mi cabeza. Y me vi a mí misma parada frente a mis ojos con una expresión triste.
—¿Rosé, por qué me ves así? —Negué y me di un golpe en las mejillas a ver si me estaba volviendo loca o qué sucedía—Soy tan real como tú por si lo dudas, tan real como tú lo eres, chica tonta.
—¿Qué quieres? ¡Mierda! ¿Qué carajos quieres de mí? —Sollocé. Mierda, no podía estar pasándome algo como esto, no cuando me he cansado de sufrir a causa de la ansiedad y la maldita depresión.
—Quiero que mueras, tú también quieres morir muy en el fondo, solo que no has sido lo suficientemente para enfrentarte a ti misma y a tus absurdos deseos. Sin embargo, lo que te detiene es ese amor tan grande que sientes por ese esposo tuyo —sonrió—Te dejaré pensando en eso, adiós muchacha estúpida.
Me estoy volviendo loca. Es eso, sí. Sí, me estoy volviendo completamente loca. He perdido la compostura, la he perdido totalmente.
El corazón me dolía al igual que el resto del cuerpo. Mis piernas se hicieron muy débiles y mis ojos se irritaron sin razón aparente. Todo me empezaba a fallar y en lugar de pedir ayuda, me recosté en la cama mientras mi dolor no hacía nada más que agudizar. Empecé a dar vueltas en la cama poniendo mis manos en mi estómago y en mi pecho ¿Acaso iba a morir? Solté un quejido pequeño de dolor. La sangre se me subió a la cabeza y fue como si sucediera un estallido dentro de ella. Me quedé quieta cuando el dolor paró, sin embargo, mis ojos se cerraron y no tuve la capacidad de volver a moverme ni un solo centímetro.
¿He muerto? ¿Qué sucede conmigo? Mi corazón ha dejado de bombear sangre y mi cuerpo ha perdido la capacidad de moverse, no obstante, sigo en el mismo lugar de antes y continúo viendo las mismas cosas.
¿Acaso se puede estar muerta estando viva? ¿Acaso algo como eso puede suceder? Maldición ¿Qué pasa conmigo?
Wonho
Terminé de bañarme para verme en el espejo al mismo tiempo que me afeitaba el rostro con una gran sonrisa en la cara. Tener a mi querida Rosé en mi vida y a mi lado todo el tiempo, me fascinaba pues yo la adoraba por completo. Ella es mi vida, entera, a fin de cuentas y lo dejaría todo porque ella se quede conmigo hasta la eternidad.
Salí del baño luego de vestirme y juro que el alma se me cayó en mil pedazos al encontrar a mi pedazo de cielo en la cama sin moverse y con la mirada perdida. De inmediato, corrí hacia ella:
—¿Rosé, cariño, ¿qué te pasa? —Me agaché para poder verla y ni siquiera volteó a verme. Creí por un maldito segundo que se encontraba muerta, pero, el hecho de que seguía parpadeando me confirmó que no era así. Le di pequeños golpes en el rostro, y no respondió al estímulo por lo que decidí llamar a la ambulancia. Me tuvieron en espera por segundos, hasta que alguien se dignó en responder: Hola, no sé qué le pasa a mi esposa. Necesito ayuda.
—Buenos días, por favor, necesitamos que nos de mayor información para poder ayudarle.
—Mi esposa padece de depresión y ansiedad, además le detectaron el síndrome de Cotard hace meses.
—Necesito que me diga que síntomas presenta ¿Responde a cualquier estímulo?
—No, ella no está respondiendo. Sigue viva y lo sé, porque continúa respirando y parpadea de vez en cuando. Aún ella está vida.