Mil veces, tú (libro 2 de Perdido en ti).

Capítulo 14: Arma letal.

Filip

13 de marzo, 2021.

El silencio que habitaba en mi habitación me estaba volviendo loco al igual que la estúpida soledad, por lo que me puse de pie hasta llegar al pequeño bar que tenía dentro de mi departamento y tomar una de las botellas de tequila, hecho en México que había pedido en internet hace días. Antes me daba lo mismo tener una botella de alcohol en mi departamento, pero, ahora considero que siempre debo tener más de una ¿Es que eso está mal?

Abrí la botella y serví un poco de dicha bebida en un vaso especial para ella. Luego fui en busca de un par de cigarrillos, los cuales se encontraban dentro de uno de los cajones de la cómoda del dormitorio de invitados. Y cuando tuve todo en mis manos me senté en el balcón a consumir. Sin embargo, antes de poner el maldito cigarrillo en mis labios, volví a preguntarme si estaba bien lo que hacía.

No sé qué sucede conmigo desde que Rosé se fue y supe lo que Jane me ocultaba. Y no quiero ser egoísta cuando ya lo he sido por un largo tiempo, menos con Rosé.

He pensado en las consecuencias que mis actos han traído y las salidas que he buscado por no ser capaz de enfrentarme ante la realidad y comprender todo. Y quizá me estoy volviendo loco o soy otro adicto a las bebidas alcohólicas y el cigarrillo.

Pasé más de cinco horas disfrutando de la mala compañía de tequila, la cerveza, el whiskey y el vino. Y hubo un momento que sentí que mi respiración se volvió lenta tanto que tuve que buscar donde sentarme lo más pronto posible. Mi vista se volvió borrosa y me dio ganas de vomitar. Luego de salir del baño, tuve que oblígame a mí misma un mensaje a mi hermano para que viniera a auxiliarme pues yo ya me encontraba bastante asustado.

Necesito ayuda, no me siento para nada bien Bruno...Ven a casa, por favor.

El hecho de que soy un alcohólico ha quedado al descubierto y no hay nada que pueda hacer para revertir el daño.

Bruno

Era casi medianoche, por lo que iba a cambiarme de ropa para acostarme al lado de Aleska, quien hace pocos minutos lo había hecho y ahora mismo leía un libro. Sin embargo, el sonido de mi teléfono me detuvo y noté que se trataba de un mensaje de parte de mi hermano en el que casi me rogaba que fuera a casa debido a que él no se sentía para nada bien. Al instante, acomodé mi traje y tomé mi billetera y las llaves de mi auto.

—¿A dónde vas, Bruno? —Aleska volteó a verme mientras se levantaba de la cama.

—Algo le pasa a Filip, me ha enviado un mensaje pidiendo ayuda...

—Vete ahora, yo te alcanzo cuando me vista. Si es que algo muy grave le está pasando, será mucho mejor que no pierdas el tiempo aquí y que te vayas de una vez —besó mi mejilla y no le dije nada. Salí de nuestro hogar y me subí en mi auto en dirección a casa de mi hermano.

Como aún conservaba mi copia de llaves, a petición suya, abrí la puerta lo más pronto posible y lo busqué en todos los lugares hasta que lo encontré recostado en uno de los sillones de la sala. No obstante, me llevé una gran sorpresa que me rompió el corazón en miles de pedazos; en la mesa, se encontraban más de diez botellas de alcohol. Maldición, qué demonios hiciste Filip...Por el amor de Dios, qué hiciste.

—Filip... ¿Qué pasa? —me agaché hasta quedar de rodillas junto al sillón y apretar la mano de mi hermano.

—Yo...Yo he estado vomitando los últimos diez minutos...Creo...Creo, que lo que tengo es una intoxicación por alcohol —cerró sus ojos, y antes que se desmayara, lo ayudé a sentarse. No iba a permitir que perdiera el conocimiento.

—Voy a llamar a una ambulancia ¿Sí? Yo no puedo ayudarte mucho, pero, el hospital va a salvarte de esto ¿Está bien, Filip? —Me partió el alma verlo de tal manera. Ni siquiera yo, que soy su hermano, sabía todo lo que estaba atravesando—Lo siento, por favor, perdóname Filip...No he estado aquí para ayudarte.

—Pero, ahora ya lo estás así que no importa todo los demás —hice que tomara mi mano mientras yo llamaba a la ambulancia—Buenas noches, creo que mi hermano está sufriendo una intoxicación por alcohol.

—Buenas noches, por favor, ayúdeme con el nombre, edad y síntomas de su hermano.

—Filip Bosko, treinta años. Tiene vómitos, su respiración es lenta, suda un poco y parece que empieza a perder el conocimiento...—en ese instante, Filip sintió náuseas y al mismo tiempo que yo hablaba con el número de emergencia, él comenzó a vomitar—Ha ingerido como diez botellas de alcohol...Por favor, necesito ayuda lo más pronto posible.

—Estaremos allí dentro de unos minutos.

Colgué la llamada y me senté al lado de Filip, en medio del baño, a contemplar el daño que se había causado a sí mismo, consciente o no, y ahora se encontraba en un gran peligro por ello. Por mi lado, tuve que ir en la ambulancia acompañando a mi hermano y Aleska, quien llegó momentos atrás, tuvo que a volver a irse en el automóvil.

Al entrar al hospital, lo que mis ojos vieron fue la escena más horripilante que me tocó presenciar; mi hermano había perdido la consciencia a causa de un desmayo y los médicos no lograban despertarlo, además que su piel se encontraba mucho más pálida. Lograron despertarlo luego de poco, y el alma me volvió al cuerpo. Y como él fue recibido en emergencias, yo por lástima al igual que Aleska, tuvimos que verlo todo.




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