Todo estaba en silencio, ya me había calmado, no sabía cuánto tiempo había pasado.
¿Todo eso lo había provocado el hecho de perder a mi mejor amiga?
El sonido de la puerta abriéndose seguido de las voces de mi madre y mis hermanas causan el fin del silencio que se había formado luego de regresar a la casa.
—¡Italia! —Escuche a Cristal, pero preferí no prestarle atención.
En ese momento no quería hablar con nadie, prefería estar solo.
—Milán— La escuché más cerca y seguido de eso el sonido de la puerta abriéndose.—¿Milán?
No la vi, pero era más que obvio que quedó viendo el desastre que había hecho.
Mi habitación estaba completamente desordenada, ya no estaban los cómics ni las fotos, algunas cosas que estaban de mi mesita de noche se encontraban en ese momento esparcidas por el suelo y el dibujo que estaba atrás de la puerta estaba rayado con marcador permanente.
Siento una leve presión en una de las esquinas de la cama justo al lado de mis pies.
—¿Estás bien?
No sabía cómo me sentía, estaba enojado, triste, confundido, pero además de eso había más emociones que no comprendía.
Mi cerebro daba vueltas y se repetía una y otra vez las mismas tres escenas; cuando Julio confesó sus intenciones con Sofía, Ella contándome que ya eran novios y por último y más doloroso, ella terminando con nuestra amistad.
—Sí. Quiero estar solo.
Dije, pero ella no dijo ni hizo nada. Me giré y la vi, estaba quieta mirando una foto, seguro se había quedado por accidente.
Me senté a su lado y vi la fotografía, éramos ella, Dany y yo. Recordaba ese día, fue el día después del nacimiento de nuestra pequeña hermanita, esa foto fue justo en el momento en que la cargue por primera vez.
Y en ese momento por primera vez después de todo lo que sucedió volví a sonreír.
Las tenía a ellas...
(...)
Un año.
Había pasado un año completo desde que perdí a Sofía. Un año en que más de una vez veía a Julio con otra chica en los pasillos.
¿Cómo era capaz de hacer eso teniendo a Sofía?
Porque sí, aún eran novios, nunca había durado tanto tiempo con una chica.
Más de una vez trate de decirle la verdad a Sofía, pero siempre me ignoraba. Me dolía cuando hacía eso, nunca me tenía en cuanta para nada.
El día de su cumpleaños quise ir a su casa, pero no me atreví, sentí que el hecho de ir y presentarme me haría daño, me dolería más de lo que ya lo hace el hecho de verla con ese idiota en los pasillos del colegio.
—Milán, reacciona. —Dijo Dany mientras me chasqueaba los dedos.
En ese momento me había quedado recordando lo que había vivido con Sofía, como casi siempre lo hacía.
—Lo siento. ¿Qué decías?
—¿Qué le regalaremos a Cristal de cumpleaños?
Mis hermanas fueron las que me dieron ánimos en todo ese tiempo. Ellas me hicieron seguir adelante a pesar de que yo me negaba.
Luego de contarles lo que sucedió ellas mismas me ayudaron a renovar mi habitación. Las conocí un poco más y les agarré más cariño, creo que en verdad necesitaba pasar por eso para ver qué ellas también eran parte de mi vida.
No solo era Sofía...
—¿Qué te parece si compramos algo para usar los tres? —Me sugirió.
—¿Algo así como una pulsera o un collar?
—Si, algo que represente que somos hermanos —Me explica con una sonrisa, ella quería que fuera eso.
Con Sofía siempre quise tener algo así.
—Me parece buena idea.
(...)
Caminaba por los pasillos en dirección a la sala de profesores, ya que debía entregar un trabajo que se me había olvidado. Era la hora de salida y todos los estudiantes caminaban en la dirección contraria a la que yo iba.
Estaba tranquilo hasta que ellos entraron en mi campo visual. Sofía y Julio venían agarrados de la mano. Ella parecía contarle algo y reían entre ambos, parecían felices.
—Esos dos no son para nada lo que aparentan.
Escuchar que decían eso no me sorprendía, después de todo la mayoría sabían cómo era el chico que caminaba junto a mi ahora ex mejor amiga.
Todos se daban cuenta, menos ella.
Y solo yo era capaz de tratar de decirle la verdad, pero mientras que nadie dijera lo contrario a los que él aparentaba no podía decir nada.
¿Cómo pude haber sido amigo de él durante cuatro años?
Julio siempre tuvo privilegios en la escuela y a cualquier lugar a donde iba, después de todo su padre fue presidente del país hace unos años.
Y parecía que él se creía que solo por eso podía jugar con quién quisiera.
Luego de entregar el trabajo regresé por el mismo camino por donde vine para salir de la escuela.
—Hola, linda.
Esa voz la podía reconocer donde fuera, era Julio.
Me acerqué a dónde parecía provenir, era el salón número 25, el salón de música.
Me asomé despacio por la ventana y me quedo a la vista Julio junto con otra chica de un grado menor, juntos, recostados a la pared. Él estaba prácticamente sobre ella.
Sentí asco, no solo le valía estar con otras chicas teniendo novia, sino que tampoco le importaba la edad.
Al ver esa escena de inmediato pensé que loco sería como él, nunca jugaría con una mujer como él lo hacía.
Saque mi celular e inicie a grabarlos, debía tener pruebas.
Una vez meses atrás hice lo mismo, lo encontré con otra chica en una cafetería, pero por miedo a la reacción de Sofía al ver el vídeo no se lo mandé y lo terminé borrando.
No quería que ella sufriera al ver que él la engañaba porque se notaba que ella si estaba enamorada.
Pero en ese momento pensaba diferente, no podía permitir que eso siguiera pasando, le dolería de todas formas cuando se enterará, ya que la verdad así sea con el tiempo, pero siempre sale a la luz.
Al llegar a casa vi todo lo que había grabado, se veía claramente como él la besaba, eso serviría.
Ubico el antiguo chat que tenía con Sofía.
No hablábamos desde hace un año, pero aun así no le había cambiado su apodo. Zanahoria.
Adjunto el vídeo e inicio a escribir.
💬 Milán: Siempre te dije la verdad.
Y lo envié.