Mirada Salvaje

CAPÍTULO 11

 

Espere que él me dijera que es infeliz, que pensó en el suicidio, que tiene otros gustos sexuales, que tiene una deformidad, hasta me espere que me dijera que es un vampiro y quiere morderme o simplemente no me dijera nada, pero jamás en la vida espere que dijera tal cosa y con tanto miedo en sus palabras.

 

Sigo esperando que Hades me de una respuesta o me diga que es una broma pesada o que la fiebre a llegado antes y ya este delirando, pero no. Lo que obtengo de su parte es una mirada sincera con unos ojos llenos de lágrimas pero que el no permiten que salgan ¿Le afecta tanto hablar de este tema?

 

—¿por qué? —inquiero con voz suave casi en un susurro.

Él no responde simplemente aprieta su cuerpo contra el mio haciendo que mi cabeza quede en su pecho, otra vez, desde aquí me llega el sonido que hace su corazón mientras palpita, parece que este hubiera corrido un maratón. Nos quedamos un rato así en un silencio total, sólo yo escuchando los latido de su agitado corazón hasta que el pelinegro decide hablar:

 

—Me preguntaste cual era mi secreto oscuro, no me preguntaste el por qué —aclaro con voz firme, enseguida iba a protestar sin embargo Hades vuelve hablar: —Eso no quiere decir que no te lo diga pero hoy no será, no estoy listo para que sea hoy, cuando lo éste te lo diré —. soltó un suspiro y posó su barbilla en mi cabello húmedo —ahora durmamos, ¿si?, tengo mucho sueño —concluyo y casi pude sentir que él se había quitado un peso de encima ya que su corazón no se sentía tan acelerado.

 

Pero todavía no me cabia en la cabeza como algo tan normal le afecte tanto, si tal vez nunca espere algo así de élaunqurw no es tan grave como lo hace ver.

 

—¿Te puedo hacer una pregunta? sólo una y ya —suplicó, Hades no me contesto así que tome eso como un si.

 

—¿Acuántas personas se lo has dicho?

 

Se removió un poco, creí que era para soltarse de mis brazos pero no paso eso, sino todo lo contrario, me estrujo más fuerte contra él, por el frío supongo.

 

—A nadie sólo a ti —dijo ya en un susurro lejano. Se estaba quedando dormido era claro y yo también.

 

No le pregunte nada más ni el porqué decidió contármelo a mi, eso lo dejaría para después cuando el estuviera dispuesto a decírmelo todo.

 

No puedo creer que vaya a dormir en una plaza como a las cuatro de la mañana, ebria y empapada de pies a cabeza. De las cosas más alocadas que e hecho el la vida dormir en una plaza, con un chico que conocí hace quince días, con el peligro de pescar un resfriados o que unos delincuentes nos roben, sin duda esto esta en las diez cosas más alocadas que yo, Brooke Maxwell a hecho. Créanme no quieren saber cuales son las otras, sólo Logan las sabe todas. Poco a poco y con esos pensamientos mis párpados se cerraron lentamente hasta caer en la inconsciencia.

 

 

Sentí los rayos del sol en mi rostro y me removí en los brazos del pelinegro para abrir los ojos por completos de lo que me arrepentí totalmente.

 

Maldita gente chismosa, es que no tienen nada importante que hacer.

 

Un grupo elevado de gente nos veía a mi y a Hades mientras dormíamos. Con unas cara llena de curiosidad. Estos es publico puedo hacer lo que quiera.

 

Ya despierta ellos siguen mirándonos como si hubiéramos cometido un pecado mortal. El muy idiota de Hades ni siquiera se mueve a pesar de que yo le estoy pelliscando todo el brazo.

 

¡Vamos despierta bella durmiente, que no te daré un beso de amor!

 

Seguí retorciéndole el brazo hasta que por fin despertó.

 

—Brooke —. Me miro antes de percatarse de donde estábamos y quien nos miraba. —¿pero qué…?

 

Me acerqué un poco a su oído y susurre: —No preguntes corre cuando te diga, ¿bien?

 

—Bien ¿pero hacia dónde corremos?

 

—No lo se, corre y ya.

 

El asintió afirmando la estupidez que estábamos apunto de cometer y yo me gire a mirar a las personas.

 

—¿Qué? Acaso no han visto nunca a nadie dormir en una banca. —Todos negaron. —Bueno pues ya lo hicieron ¡corre!

 

Me levante de inmediato y salí corriendo sin dirección alguna, con Hades pisándome los talones. Corrimos hasta llegar a una carretera vacía donde me detuve ya que mis piernas no daban para más, ya hice el ejercicio de un mes en una sola mañana.

 

Después de detenernos y tomar aire, aparte de asimilar todo lo que había pasado en esa plaza se vino la pregunta del millón

 

¿En donde estábamos?

 

Le pregunte a Hades y este no tenia idea, lo peor es que esta carretera no pasa ningún auto. Lo único que pasa por aquí es el viento. Que maravillosa manera de empezar una mañana; perdidos. Y estos son los momentos en donde deseo convertirme en una asesina serial y matar todo lo que se mueva.




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