—Abuela soy una perra —exclame mientras me lanzó a la cama. La rubia mayor a mi lado rio dejando a un lado su celular.
—18 siéndolo, ¿y apenas te das cuenta? —bromeo, O eso creo. Con la abuela nunca se sabe.
—A ver dime, ya te acostaste con el sexi nerd y ahora la culpa te persigue por que su novia esta aquí ¿no es cierto?
Dios esta mujer esta leyendo mi mente o que. Levante la cabeza, la cual anteriormente se encontraba enterrada en la en la almohada.
—Si es eso…, Espera no eso en sí… No así tampoco… Ay no se.
La abuela arrugó el entrecejo en un signo claro de confusión. Pero como explicarle si ni siquiera yo entiendo, mucho menos lo va hacer ella.
—Espera Brooke, me confundes —espeto la rubia mientras levantaba una mano al aire. —Él y tu se acostaron, ¿si o no? —. Negué demasiada veces con la cabeza para que a ella le pudiera quedar muy claro. —¿Al menos se lo chupaste? —siguió interrogando, negué nuevamente mientras una expresión de sorpresa se apoderaba de mi rostro. —Entonces ¿por qué te sientes culpable? —hizo la pregunta, la cual ni siquiera yo podía contestar. —Tampoco sabes ¿no es cierto? —. Y después de tantas preguntas por primera vez asentí dándole la razón.
—Abu esto es una total mierda.
—Te entiendo estar enamorada no es fácil, y menos si el amor no es correspondido
—Espera ¿Qué?, no estoy enamorada no exageres —reclame levantando mis manos al aire para exagerar aun más la situación. La abuela soltó una carcajada mientras yo seguía poniendo mis gestos dramáticos. No me di cuenta que la extrañaba tanto hasta que volvió, Y ahora se irá otra vez.
Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta que la abuela tomó uno de mis brazos y comenzó apretarlo con fuerza.
—LO HAS HECHO OTRA VEZ —grito asustándome. Ya no quedaba rastro de la mujer divertida de hace unos segundos —CONTESTA TE VOLVÍSTE HACER ESA MIERDA —siguió gritando, no podía responderle nada estaba Atónita, no podía negar nada. Su agarre se intensificó asiendo que un alarido se escapara junto con un par de lágrimas. Necesita dejar que respiraran.
—No me vengas a llorar y a decir que te duele, ¿acaso te dolió cuando te hiciste esto? —señaló el lugar de mi muñeca donde se encontraba una pequeñas cicatrices.
Seguía sin poder emitir palabras alguna, no podía defenderme. Estaba atónita con la actitud de la abuela, y no porque me estaba causando daño o me gritara, sino por la desesperación de sus ojos, la decepción que podía reflejarse en el.
—¿por qué? ¿por qué lo volviste hacer? —mascullo entre sollozos. —Sabía que permitir que dejaras de ver al psicólogo era un error.
No podía creer todo esto, no podía cree el hecho que la abuela esté llorando por mis acciones, por lo que hago o lo que soy. Lo hice porque ya no podía resistir más, necesita dejar que tomarán aire, necesita dejar salir el dolor, espantar a los demonios y librarme de las pesadillas al menos por un día. Ese era mi escape, no importa cuanto daño pudiera hacerme esto.
—Abu no es lo que piensa. Esto es un accidente de hace unos días, no he intentado hacerme daño —mentí tratando de calmarla, lo menos que quería era que a ella le piedra dar un ataque por mis acciones. Mi voz se iba rompiendo cada ves que una palabra salía de mi boca. Mi vos se rompía cada vez que un recuerdo me invadía, se rompía mucho más, cada vez que veía como la abuela derramaba lágrimas por esto; por alguien que no vale la pena como lo soy yo.
En ese momento me doy cuenta el daño y sufrimiento que le cause a la abuela durante años por tratar de marcar mi piel, es ahora cuando me doy cuenta que el daño emocional por hacer aquello nunca se irá. Hace ya dos años dejé de cortarme, luego de visitar a tantos psicólogos y el hecho de ver a más personas en mi condición, hace dos años dejé todo esta para que ni la abuela ni, ninguna persona que me quieren sufriera, sin embargo lo he hecho otra vez no puede resistirme, no podía soportar más, necesitaba un ranura para que el dolor saliera, necesita que todo lo que estaba atrapado se fuera. Necesita respirar y no puede aguantar.