CAPÍTULO 31

El sonido de alguien llamando desde la puerta me despertó. Abro los ojos lentamente encontrándome con la figura de Hades durmiendo plácidamente a mi lado, abrazándome por la cintura. Trate de liberarme de su agarre para ver quien llamaba en la puerta, pero en su lugar el despertó y me aprisiono más contra su cuerpo. Traté de forcejear para soltarme, pero simplemente no pude, no hay excusa, excepto que al sentir mi piel contra la suya, sentir el calor que emana su cuerpo y mirar su ojos grises . Simplemente no pude alejarme de él.

—SERVICIO A LA HABITACIÓN —grito la voz de una mujer del otro lado de la puerta.

—VÁYASE, LUEGO COMEREMOS EN EL RESTAURANTE —conteste sin dejar de mirar a Hades. Él pelinegro ríe sin soltar su agarre de mi cuerpo desnudo. La mujer no dice nada más y supongo que se ha ido.

—Así que no tienes hambre, sip confirmado tu no eres Brooke y todo lo que paso fue un sueño —espeto riendo acercando su rostro más al mío.

—Me has descubierto. Soy un alíen, la chica esta en mi nave espacial. Felicidades has tenido sexo con un extraterrestre, siéntete afortunado —bromeo devolviéndole la sonrisa. Él niega divertido y corta el poco espacio que nos separa besándome. No se como funciona, pero con cada beso que me da se siente mejor que el anterior.

—Te amo pecas—suelta al romper el beso.

La sonrisa que adornaba mi rostro desparece de la nada al oír sus palabras, sus muy intensas palabras. Él no puede amarme, nadie puede hacerlo y yo no puedo amar a nadie, esa es la regla de oro. No contestó a su te amo y el nota mi cara haciendo que un incómodo silencio venga después.

—Y ¿vamos a desayunar o nos desayunamos? —inquiere con una sonrisa pícara. Suelto una carcajada rodeando su cuello con mis brazos.

—¿Acaso me estas pidiendo sexo mañanero, sesudo? —interrogó divirtiéndome de la situación.

—Son las 12:30 pm, así que creo que sería almuerzo en lugar de desayuno.

—Bueno, a la mierda lo que sea —respondo antes de ser yo la que se tire hacia sus labios para besarlo con pasión.

—¿Adonde piensas llevarme? —cuestione mientras salimos del restaurante donde había disfrutada de una deliciosa lasaña.

Por eso elegí visitar Italia, la comida es la mejor, aunque siento que estamos perdido. No hablo ni mierda de Italiano y él no es que sea muy experto. Al menos en el hotel hablan nuestro idioma, hay estuviéramos más seguro.

—¿Tienes tu cámara? —pregunta aún si responderme a mi pregunta.

—La instantánea, la profesional la deje en casa —respondo deteniendo me, ya cansada de caminar.

—Esa funcionará.

—¿Qué planeas?

Deja de caminar y me mira con una sonrisa:—¿alguna ves quisiste estar en un castillo?

—Si, no conozco a alguien que de niño no quiso conocer un castillo.

—Hoy lo harás —comenta llegando a una parada de autobús. Oh por Dios, ahora se exactamente donde me llevara este imbécil, no aguanto la emoción.

—¿Qué te parece? —señala a la gran infraestructura que se impone frente a mis ojos. Sin espera un segundo más, saco mi cámara y comienzo a fotografiar como loca, hasta poder tener una buena. Noto a él sonriendo a mi lado, mirándome como sólo el puede hacerlo.

—Si te impresiona por fuera imagínate por dentro —espeta abrazándome por la espalda descansando su barbilla en mi hombro, sonrió y le muestro la fotografía en mi mano. —Hermosa, como la que la tomó —alaga dándome un beso en la mejilla, sinceramente no quisiera que fuera ahí.

—Estamos en el castillo sforzeco,

—No lo puedo creer —exclame, cambiando de posición apoyando mi cabeza en su hombro.

—Y tu estas conmigo, tampoco me lo creo —agrega haciendo que ria.

—Mejor entremos y deja de decir idioteces —amenazo haciendo que vuelva a reír—espera.