Mentiría si digiera que estoy bien. Si diría que el dolor se ha disminuido sólo por tener a persona que me quieren a mi lado, porque no era así. Por más que tuviera a gente que me apreciarán, con ganas de verme vivir y surgir, también tenía a muchos de mayor importancia que se encontraban bajo tierra, y por más que no lo quería reconocer me estaban arrastrando con ellos. Tal vez era cierto. Tal vez sólo tendría que dejar de luchar e irme con ellos. Tal vez eso significaría mi felicidad, quizás el morir me devolvería la vida y felicidad. Tal vez eso era mejor que estar muerta en vida, me estaba pudriendo y nadie lo notaba.
Ha pasado un mes desde su pérdida, ahora todos parecen volver a la rutina excepto yo. Me niego rotundamente a actuar como si nada pasara, ocultando el dolor en lo más profundo de mi ser, ya estaba cansada de ocultarlo, de mentir, de fingir felicidad y mantener la falsa esperanza de que me recuperaría de eso, no era así, nunca sería así. La mejor solución sería desistir, terminar todo y comenzar algo nuevo y lo haría, lo haría ahora que nadie estaba en casa. Nick se había marchado a visitar su tumba junto a mí abuela mientras Luke y Hades se marcharon a la universidad.
No fui al sepulcro de Logan, no podía hacerlo, ahí también lo estaría ellos. Por más que la principal razón de regresar a este maldito lugar había sido para ir a verlo no tuve el valor y hasta hoy me doy cuenta que nunca tendré el valor de hacerlo. Aquello no me preocupaba, si todo saldría bien seria yo quien estuviera junto a ellos dentro de poco, dejando el vacío de mi corazón atrás. Todo comenzaría y sólo tenía que empezar ha terminarlo, acabando con lo que puede considerarse vida ante los ojos humanos.
Mire por el tercera vez mi reflejo en el espeso sin llevarme ninguna sorpresa al notar mi demacrado rostro, cargando con las grandes bolsas debajo de mis ojos. No había consolidado un sueño profundo desde lo sucedido, desde ese día donde los demonios combatieron más fuerzas invitando a sus amigos a torturarme para siempre. Abri el gabinete ignorando mi reflejo en el espejo hasta dar con aquellas tijeras. Mis manos temblaban por alguna razón, sin embargo mantenía con calma y hasta podría atreverme a decir que con que paz, paz al saber que pronto todo terminaría que el dolor acabaría, ya nada podría dañar mi corazón.
Me tome mi tiempo, sin ningún tipo de prisa abrí la llave, provocando que el agua caliente comenzaba a caer en la tina. Me desnudez sintiendo un gélido viento recorrer toda mi espalda. Tal vez era la muerte, quien quería reclamar su próximo difunto. Me metí en la tina sintiendo como mis músculos se relajaba al contacto con el agua caliente. Las puntiagudas tijeras se encontraban firmes contra mí mano derecha. Sin pedir permiso lágrimas comenzaron a invadir mis ojos hasta caer en la tina confundiéndose con el agua, no hice nada para evitarlo. Abrí la tijera dejando la parte filosa al descubierto, La posicione ha unos centímetros alejado de la muñeca y lo hice, corto déjalo liberar el dolor, permitiendo que mis demonios por fin respiren.
El color carmesí tiñe el agua profanado lo que alguna vez fue puro en todo su esplendor. El dolor físico no existía, el único dolor que me mataba era el de mi corazón, esa parte que no quería hacer que los demás sufriera cuando ya no este, pero lo debía hacer, lo necesitaba hacer. Posicione nuevamente la tijera en la parte de mi muñeca, justo ahí donde se encuentra mi pulso, aquel que me recuerda que sigo respirando.
Por Logan, pienso antes de zanjar lo más profundo que me es permitido. Ahí es cuando se que lo hice, cuando ese signo palpitando que me recuerda que sigo viva desaparece. Las lágrimas dejan de salir, cuando se están que ves si están rota, sin marcha atrás, estaba vez fue tan grande que dejó salir todo mis demonios, pudiendo permitir que mi dolor respirar, así que sonreí, lo hice al saber que ya había terminado, que en cualquier maldito momento cerraría mis ojos para no abrirlo nunca más. Cerraría mis ojos para poder renacer y estar junto a ellos, para así poder denostarle al mundo que estaba muerta y esta ves era visible antes todos.
La sangre caía en borbollones, con cada segundo mis ojos se sentía mucho más pesados hasta que lo cerré completamente sintiéndome llena. Sintiéndome feliz por haberme liberado de todo, por al fin poder renacer.
Fue justo ahí cuando mi último aliento se escapaba, cuando ya la muerte me estaba abrazando y la oscuridad albergando, que una voz resonó en mis oídos.
—¡No que has hecho, no!—. Fue lo único que puede entender antes de finalmente cerrar los ojos por última vez.
Bese a la muerte en ese momento, lo se. Sentí sus fríos labios rosar los míos antes de hundirme en una total oscuridad, de la cual nunca saldría y me sentía bien con eso.
Capítulo muy, muy fuerte. Si les soy sincera no tenía intención de publicarlo, pero luego como que perderia mucho sentido la historia así que decidí hacerlo. Espero les haya gustado.