Mirada Salvaje

CAPÍTULO 39

Para la chica que amo, esa de cabello colorido. La que lleva una constelaciones de pecas en su espalda, las cual me siento orgullos de asegurar que bese y acaricie cada una de ellas. Ese chica que muestra cicatrices sin miedo a ser juzgada, unas cicatrices que te hacen ver más hermosa y fuerte y que sin duda admiro. Esa de ojos simple y mirada salvaje. Esa chica que me enamoro y atrapó con su locura, me atrapaste acostumbrándose a ti, ahora no te puedo dejar ir, por más que lo intente no puedo lo siento. Te amo y no me da miedo decirlo, que lo sepa el mundo no me importa, el mundo debe de sentirse avergonzado a ser tan pequeño comparado con mi amor por ti. Eres esa mujer que se que saldrá de esta y muchas más, se que puedes y no me importa que no quieras mi ayuda igual te la daré, porque así nos hace el amor; ciegos y masoquistas, no importa cuanto tiempo pase ni cuanto me rechaces yo estaré allí apoyándote incondicionalmente, así que cuando estés lista para amarme y aceptar mi amor aquí estaré, siempre estaré para ti, no importa que tan rota estés, después de todo el cielo nocturno lo está y es lo más hermoso que he visto. Con algo mucho más grande que amor: Hadenzon Weston.

 

Termine de leer la carta por tercera vez en la semana y como siempre llore en silencio. La guarde de nuevo en la carpeta con mi nombre y guarde esta misma en mi maleta, las demás cartas eran poemas, poemas que él me confió a mí, algunos podría asegurar que eran para mí y los otros sobre el mismo, sin duda todos eran hermosos, tenía un estilos para expresas sentimientos grandiosos.

 

Sabía que al salir él estaría para mí y eso sin duda hace que mi corazón lata más rápido de lo normal, hoy sería ese día, hoy saldré de aquí y como Peter lo prometió no le ha dicho a nadie sobre esto, todos me visitaron sin sospechar nada. Hoy les dije que no me visitarán ya que quería un día para pensar, no fue la mejor excusa pero aun así aceptaron. Termino de empacar y limpiar el resto de mis lágrimas y salgo de la habitación encontrándome con Peter en la puerta.

 

—Vine a traer esto—. Señala el frasco de pastilla y luego me las entregas. —Te quiero ver dos veces por semana como ha sido acordado —agrega con una sonrisa para abrázame —me enorgulleces Brooke.

 

—Gracias, gracias por hacer que abra los ojos Peter —mustio separándome de el regalándole la sonrisa más sincera de mi vida, una de esas que no acostumbro tener.

 

—Te vamos a extrañar.

 

—claro que lo harás, ahora no tendrán buena música en este lugar.

 

 

—Pare aquí por favor —anuncio, el taxi se detiene frente a la enorme casa.

 

Luego de pagarlo y dejar las maletas en el suelo el taxi se marcha y yo me enfrento a lo que está dentro de la casa. Sin aguantar la ansiedad tocó el timbre de la casa y luego de esperar un rato tío Ben es quien habré las puerta.

 

—Hola… ¿¡Brooke!? —exclama tío Ben sorprendido, sin dejar que pueda explicarle me envuelve en un abrazo, algo que nunca espere de él. No me acuerdo la última ves que el tío Ben lo hizo y se sintió muy bien. —Pero ¿Cómo es que estas aquí?

 

—Me escape—. La sonrisa en su cara se desvanece. —Es broma ya no es necesario estar interna y me dejaron salir. —soltó un gran suspiro de alivio comenzando a reír.

 

Después de eso nos quedamos hablando un largo rato, aproveche el momento y llame a la abuela, no le dije que ya no estaba en la clínica porque quería sorprenderla así que le dije que volviera a California en cuanto pudiera, ella acepto y se despido. En todo el rato que pase con tío Ben por primera vez conviviendo como una familia Después de tantos años, reímos como si nada hubiera pasado. Conocí a la pequeña hija Ben y obvio mi cuñada y prima, es muy raro lo se.

 

Pero esa rubia de ojos grises con gran sonrisa me enamoro en todo el rato que estuve, La pequeña era bolita de carne súper tierna.

 

Cuando ya eran las cinco decido irme no sin antes darles un gran beso a Lena, tío Ben dejo a la pequeña con su madre, ya que este se ofreció a llevarme. No sólo la abuela se llevaría una sorpresa en dos días.

 

Al llegar al edificio, me siento como la primera vez que estuve aquí, subimos juntos hasta el departamento donde tío Ben me ayudó ha acomodar mis maleta en mi antigua habitación, Después de terminar él se despidió no sin antes repetirme lo feliz que le hace verme tan Repuesta.

 

Espero un largo rato en mi habitación hasta que decidí moverme ha la sala. Los minutos pasan lentos, antes de escuchar como la puerta es abierta, me levanto rápidamente y observo como Hades y Luke entran distraído sin percatarse de mi presencia.

 

Mi corazón late a todo lo que da y con los sentimientos a flor de piel exclamó: —SORPRESA.

 

De inmediato todo se detiene por un momento, Luke gira su cabeza y al verme deja caer las llaves y su boca casi toca el suelo.




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