Mirada Salvaje

Epílogo

16 años después

 

 

Mire de nuevo las dos malditas rayita rojas sin creerlo.

 

—Oh no puede ser, ¡estas embarazada! —chilla Lena detrás de mi.

 

Claro como si esto fuera emocionante, esto no es nada emocionante, no lo puede entender.

 

Mi respiración comenzó hacerse superficial, sintiendo náuseas de repente, sólo esperaba que en fuera por el supuesto embarazo, la rubia seguía sonriendo de oreja a oreja mientras yo estaba apunto de sufrir un paro cardíaco, ¿Cómo diablo paso esto?, tengo 34 malditos años, ya me hacia la estúpida idea de que sería la tía eterna o no lo se, pero jamás creí esto.

 

¿Qué hago ahora? En definitiva la habladurías de Lena no me deja pensar bien y solo hace que la frustración sea mucho más grande.

 

—Y ¿Cómo piensa decírselo ha Hades? —cuestiona ganándose mi absoluta atención.

 

¿Cómo decirle?, claro que no le diría; oye el otro día que se te rompió el condón me embarazaste ¿quieres más ensalada? Por Dios eso seria un total desastre, estar esperando un bebe ya es un total desastre, toda mi ridícula vida lo es. El hecho de verme con una panza dos veces más grande que yo me causa escalofrío en todo el cuerpo.

 

—Él no lo sabrá —le asegure.

 

La mirada soñadora de ella decae, totalmente junto a su sonrisa brillante, sin embargo no doblego, estaba más que segura de mis palabras. Él no lo sabrá y nadie más. No puedo tener un niño ha estas alturas, la carrera de Hades como escritor está ascendiendo además, yo me la paso de viaje en viaje. La familia está perfecta así con dos hijos de Luke, no es necesario otro integrante, además el departamento también está perfecta así con las tres habitaciones, una será el despacho de Hades la otra el dormitorio de visitas de Lena, así que ya no abra espacio, no hay espacio todo esta increíble así.

 

Apartando el hecho de que soy una pésima madre, por Dios ¿Qué le diría cuando me vea tomando mis pastilla para la depresión?, oh cariño tu mamá esta mal de la cabeza, o cuando viera las marcas en mi muñeca, mi amor mami antes era una estúpida que quiso acabar con su vida. No estoy capacitada para ser madre. Tal vez Hades si seria el padre perfecto, el desgraciado es perfecto en todo, pero yo no y este trabajo es para dos, si alguno no esta listo no podía tenerlo y fuera de la discusión, por eso nadie se enterrarla de este contratiempo. Ni siquiera él, se que haría todo lo posible para hacerme cambiar de opinión y lo lograría fácilmente.

 

—¿Cómo que no lo sabrá? Es el padre tiene todo el derecho —me reclamo la rubia.

 

Salgo del baño con ella siguiéndome los talones discutiendo sobre todo, y lo egoísta que soy, pero en realidad no es así, no soy egoísta estoy haciendo esto por el bien de todos porque yo soy horrible para este tema y se que seria una tortura para los demás.

 

—Lena ya puedes callarte, no le voy a decir y punto es mi decisión y he dicho que no —estalló, estalló de una manera que no creí hacerlo. Enserió estaba cansada, mi cabeza estaba apunto de estallar por tanto pensar y con Lena molestándome con sus chillidos me sacaron de mis casillas.

 

 Me arrepiento, lo hago en cuanto veo como las lágrimas se acumulan en sus ojos grises. Trato, de decir algo, aunque ella no me lo permite, corre hasta la puerta azotándola al salir.

 

Suelto un suspiro de cansancio apoyándome en la encimera. Quiero a Lena como si fuera mi hija y me duele verla así por mi culpa.

 

 

La noche llega sin embargo el día no termina y vaya que ha sido largo este día, luego que Lena se fuera pase toda la tarde vomitando, al principio creí que era por algo que me había caído mal, pero luego caí en un cuenta lo del embarazo, aun en la noche cuando Hades llego de su trabajo vomite varias veces lo que lo hizo sospechar estoy más que segura.

 

—Brooke, cariño ¿te encuentras bien? —preguntó adentrándose al baño donde estoy apoyando contra la pared después de desechar el resto de mi cena.

 

—Si estoy fabulosa, es más bésame.

 

—Lo haría pero tu cabeza estuvo segundos atrás en el inodoro.

 

—Maldito.

 

—También te amo.

 

Por más mierda que me sentía en ese instante se me hizo imposible no sonreír por sus palabras. Él se acercó hasta a mí sentándose a mi lado.

 

—Dime Brooke ¿Qué tienes? —Cuestiono de nuevo mirándome con sus intensos ojos grises.

 

Tengo el producto de una noche salvaje en mi estómago por eso estoy vomitando, ya sabes lo normal, Si claro jamás le diría eso, en cambio le sonreí apoyando mi cabeza en su hombro.




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