Capítulo 4. Cercanía.
ISA
Me gustaría decir que el almuerzo pasa rápido y sin ningún problema, y para ser sincera lo hubiese sido si tan solo cierto peliblanco acosador cuyo nombre empieza con Z y termina con ed no me hubiese estado taladrando el alma con sus escalofriantes, y algo sexys, ojos claros. A puras penas pude pasar uno que otro bocado de la pasta a la boloñesa de mi tía debido a la sensación ardiente en el estómago que provocaba tener su mirada puesta en mi a cada rato, incluso perdí la cuenta de los escalofríos que me recorrieron entera durante los treinta minutos que estuve sentada frente a él; porque si, también tuve la grandiosa suerte de tener que sentarme justo cara a cara con el chico que acababa de llamarme pequeña mentirosa hace apenas unos minutos.
Claramente no le dirigí una sola mirada después de eso, por dos simples razones: sabía que si mis cobardes ojos llegaban a toparse con los suyos inevitablemente me delataría, y luego estaba el hecho vergonzoso de que a pesar de lo idiota que fue conmigo el día anterior, yo aún lo sigo considerando una especie de... crush.
Patético, lo sé.
Pero qué puedo hacer, solo soy una adolescente, próxima joven adulta, que ha estado colada por un chico desde hace dos años. De todas formas aún guardo la esperanza de superarlo cuando nuestros caminos, ya de por sí separados, tomen rumbos aún más lejanos entre sí y con la ayuda de todo lo celestial que exista en este y en todos los mundos existentes... ya no tenga que verlo.
Debo confesar que pese a mis sospechas de él escuchando mi discusión con Dex, me tomó por sorpresa la forma en la que me acusó de mentirosa. Lo peor de todo fue que no me dio ni tiempo de voltearme a defenderme, él simplemente pasó por mi lado como de costumbre y fingiendo que no pasó nada tomó asiento en la mesa junto a los demás, dejándome a mi procesando lo que acababa de ocurrir pasmada como una estúpida estatua a un lado. No tuve paz en ningún momento, pero decidí que no le daría lo que quería. Me mantuve firme en mi posición dispuesta a no mostrarle un solo indicio de que algo ocultaba, y creo que lo hice bastante bien porque después pareció haberse dado por vencido y se concentró completamente en su adorable novia.
—Pronto es tu cumpleaños querida, tenía planeado hacer una pequeña fiesta para celebrar, también estuve pensando en preparar el pastel de frambuesas que tanto te gusta. No se cumplen dieciocho años todos los días, hagamos algo especial.
Despego mi mirada de los pastelitos de chocolate que devoramos después de la pasta para fijarla en mi tía Ophelia, ella me mira sonriendo con las mejillas regordetas sonrojadas por la emoción.
—No lo sé tía, sabes que no me gusta celebrar nada.
—Ay mi amor, es un día muy importante, por favor haz el intento, quizá tus padres y Cassie puedan venir.
—¿Cuándo es tu cumpleaños, Isabella? —interviene Lin con una sonrisa amable.
Agh, fuera más fácil odiarla si tan solo fuese una perra mala, pero la verdad es que es una chica demasiado dulce y odiarla me resulta imposible aunque se este sabroseando al chico que me gusta.
—Catorce de febrero...
Sus ojos rasgados se abren mucho por la impresión.
—¡Justo en el día de los enamorados!
—Lo cual es una gran ironía porque en el amor es tan salada que el mar muerto se queda dulce a la par suya —menciona Danny reprimiendo una risa. Lin se ríe tímidamente junto a Dex quien no escatima para soltarse en carcajadas, yo miro mal a mi supuesto mejor amigo.
—Daniel eso fue grosero, ella no tiene la culpa de haber confiado en ese muchachito inmaduro.
Suspiro llevándome una mano a la frente.
—Ay no, aquí vamos de nuevo —murmuro entre dientes sabiendo que tía Ophelia dará un nuevo discurso en contra de Floyd el raro.
—Si les soy sincera, a mi también me logró engañar. Es que era un pan dulce, tan amable que por un tiempo pensé que su relación sería para toda la vida —comienza a contar ella mirando con indignación a todos en la mesa—. Pero hoy en día los jóvenes no buscan nada serio, cuando mi niña vino llorando aquel día me dio una rabia... tremendo ser despreciable inmundo, merece que se lo lleven a una jungla desierta sin agua y sin comida. Ush, en mis tiempos no era así, todos respetaban y amaban bonito. Y sabes que no fue tu culpa pequeña, fue culpa de él por no saber valorar a una jovencita tan buena como tú...
Dexter ahoga una risa pero asiente de acuerdo con su mamá, Danny la mira maravillado y la verdad no me atrevo a ver a la pareja de novios frente a mi.
—Tía, eso es pasado. Sinceramente ya ni recordaba a ese idiota.
Me pongo de pie harta de tantas vergüenzas por este día. Jalo a Danny del cuello de su camisa obligándolo a levantarse y comienzo a arrastrarlo conmigo hacia mi habitación.
—Y la verdad, no quiero celebrar nada. Me llevo a mi hater número uno, estaremos en mi habitación, gracias por el almuerzo —pronuncio finalmente saliendo de allí.
Al cerrar la puerta tras nosotros camino perezosamente hacia mi cama donde me lanzo de espaldas soltando una bocanada de aire.
—Lo siento, no fue mi intención que tu tía recordara a Floyd el raro —se disculpa Danny sentándose a mi lado—. Pero creo que ella quedó más traumada que tú con él.
Sonrío levemente.
—No es eso, es que ella me ama mucho y obviamente no le gustó que llegara ahogada en llanto porque un idiota me cambió por otra, así tan fácil, como si fuese un objeto y no una persona con sentimientos. De todas formas fue hace mucho así que...
—Fue hace un año, y a mi tampoco me gustó lo que hizo. Solo digo que tu tía disfruta mucho destrozarlo cada que tiene oportunidad, pobre cosita fea... me da lástima —comenta haciendo un puchero exagerado que me hace reír, siendo seguida por él—. Mira que el cariño de tu tía es un tesoro pero ganarse su odio... no se lo deseo a nadie.
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Editado: 07.01.2025