Capítulo 11. Tregua.
ISA
Estoy sumergida en un sueño, completamente cautiva de su aliento fresco y su varonil perfume, estoy tan hipnotizada por sus labios y la forma en la que parecen anhelar tocar los míos, es como si me hubiese poseído con un hechizo del que no puedo escapar; es un momento perfecto, es un sueño... un sueño hermoso que se derrumba de pronto, sin más.
Podría decir que justo en este preciso momento alguien entra al lugar provocando que nos separemos, o que el ruido repentino de la ciudad afuera nos interrumpe antes de dar un paso irreversible. Pero la verdad es que nadie entra, y no hay ruido alguno, solo estamos los dos. Nadie parece existir más que nuestros labios a punto de tocarse.
La tentación está a un par de centímetros de mi boca, a pesar de que quizá esta oportunidad no volvera a presentarse nunca mas y aunque realmente me muero por caer... no puedo hacerlo.
No es correcto.
Así que quien interrumpe el momento, créanlo o no, soy yo.
Me obligo a tomar distancia de Zed pese a mis grandes ganas de besarlo. Con movimientos tontos me hago a un lado, escapo de la calidez de sus brazos fuertes rodeándome y me siento a su lado en el suelo a una distancia prudente, dejándolo completamente desorientado y confundido, sus ojos siguen todos mis movimientos como si no comprendiera el por qué me alejo.
Y yo por mi lado me sumo en mis pensamientos; realmente no tengo idea de cómo llegamos hasta este punto. En un momento estaba sometida a un ataque de pánico y de repente me encuentro entre los brazos de mi amor platónico, con sus labios a punto de atacar los míos. Fue como salir de una horrible pesadilla y entrar a un sueño donde lo imposible está a tan solo un suspiro de distancia.
Me quedo en silencio abrumada por todo lo que ha ocurrido en tan poco tiempo, la imágen de mis seres queridos muriendo aún punza en mi cabeza pero el dolor ha sido apaciguado por la estampida de sentimientos que se han adueñado de mi ser al estar en brazos de Zed Pietro, incluso sus palabras de aliento han logrado calmarme. Él puso fin a la tempestad que se desató en mi interior en cuestión de minutos, y eso en lugar de aliviarme, me aterra porque gracias a ello ahora soy consciente de lo increíblemente enamorada que estoy de él y del gran poder que parece tiene sobre mi.
Lo que pensaba que era solo un amor tonto o fantasioso, ahora luce más real, más intenso, más fuerte de lo que pensé.
Y ni siquiera sé como pasó. Solo pasó.
Unos minutos de silencio más tarde la puerta de La Cueva se abre y seguidamente se escucha la voz alarmada de mi primo llamando mi nombre con desesperación.
—¡¿Isabella?!
Zed se pone de pie de un salto y me extiende las manos para ayudarme a mi, las tomo aún insegura de sentir nuevamente su toque, evito sus ojos a toda costa mientras paso por su lado para dirigirme a las escaleras con él pisándome los talones, al bajar me encuentro de frente con Dex quien al ver mis ojos húmedos no duda ni un segundo en venir a abrazarme con fuerza. Escondo mi rostro en su pecho y me aferro a su cuerpo con fuerza mientras el recuerdo de su muerte regresa a mi mente.
—Por Dios Isabella, casi me da un infarto cuando Lin y Ryker llegaron a casa a decirme lo que había pasado. ¿Cómo te encuentras? ¿Tienes alguna herida? ¿Te duele algo? ¡Por todos los cielos, háblame Isabella Kianna Rossen!
—Si la dejaras respirar, la pobre podría contestar. —escucho la voz de Ryker a nuestro lado.
Contra su voluntad Dex me suelta y solo así puedo separarme para mirarlo a la cara, luce a punto de sufrir un colapso nervioso, incluso le tiembla un ojo.
—Estoy bien. —logro responder después de aclarar mi garganta para deshacer el nudo de espinas estancado en él—. No sé cómo, pero logré despertar. Creo... creo que Zed fue quien lo hizo.
Me giro para mirar al peliblanco confundida.
—¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo me despertaste?
Él traga saliva antes de responder con la mirada fija en cualquier punto menos en mi.
—Los Ilusionadores usan un poco de su esencia para sumirte en un sueño intenso, dicha esencia se materializa en un humo tóxico que aspiraste involuntariamente cuando él sopló sobre tu rostro. Solo lo aspiré de vuelta, por eso vi todo lo que te atormentó durante el trance. La única diferencia es que en mi no surtió tanto efecto porque no soy completamente humano.
No es completamente humano.
Claro que no lo es, sé perfectamente que tiene poderes como algún tipo de superheroe, o algún mutante de los X-men.
Aún así me quedo mas sorprendida y confundida que antes. Muero por preguntar lo que es en realidad pero me muerdo la lengua porque no es de mi incumbencia, y temo que por otra imprudencia de mi parte él vuelva a correrme de aquí a patadas frente a todos; estoy tan débil para defenderme ahora mismo que quizá no pueda soportarlo y termine llorando como una bebé frente a ellos.
—Gracias, hermano. No me quiero ni imaginar lo que habría pasado si no hubieses accionado rápido. —Dex se acerca a Zed para estrechar su mano con agradecimiento.
Lin me dirige una mirada con angustia desde donde está.
—Lamento mucho lo que pasó. Fue en gran parte mi culpa, sé en lo que estoy involucrada y aún así no tuve cuidado. Lamento que hayas estado allí, Isa, y te agradezco mucho que no hayas dudado en ir en mi ayuda, aún sabiendo el peligro en el que te ponías tú también.
Intento darle una sonrisa.
—No iba a dejarte a tu suerte Lin, y... siento no haber podido hacer más. —me abrazo a mi misma bajando la mirada.
—¿Bromeas? Esos tipos no hubiesen dudado en asesinar a Lin para dejarnos el mensaje, Isabella. El que tú hayas estado allí, lo creas o no, le salvó la vida. No podían matarlas a las dos y tampoco podían dejar viva solo a una, hubiese sido un grave error.
Miro a Ryker sin entender. Si era tan fácil para ellos matar a Lin o a ambas, ¿por qué no lo hicieron? ¿por qué hubiese sido un error? ¿qué los detuvo?
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Editado: 08.07.2025