Mírame a los ojos

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Miro por la ventanilla cada nube pasar mientras escucho música de mi teléfono. Siento que gracias a la imagen que captan mis ojos y la sensación de danzar con la música que se reproduce, causa que mi cuerpo se relaje sobre el asiento del avión.

Y lo gracioso de todos es lo relajada que estuve cuando salí de ese lugar. Sabía que había algo mal, me lo susurraron al oído mucho antes pero yo no dije nada.

Hoy es el día de mi boda…es decir, era el día de mi boda. Se supone que ahora mismo yo estuviera recitando mis votos para luego dar mi consentimiento de que aceptaba casarme con Hugo Fernández. Pero las cosas no salieron como se habían planeado hace tres meses atrás.

Todo estuvo tranquilo en la mañana, mi amiga y mi madre asaltaron mi cuarto dejando en claro de que tenía que prepararme con mucha antelación para no llegar tarde.

Estaba contenta, lo estaba en verdad. Sentía que a partir de ahora mi vida iba a dar un enorme cambio, pero lo confuso era que no sabía si era para bien o mal. Cuando se suponía que mi padre llegaría al altar me dan la noticia que Hugo no aparecía.

Me preocupé, pero mi madre y mi amiga Ángela me dejaron en claro de que no podía alterarme, que eran cosas naturales que ocurrían. Pero yo sabía que lo que era natural era que la novia se retrasara, no el novio.

Pero de alguna manera no me estaba alterando, me estaba preocupando, pero nada de alteración. Cuando todos desaparecieron de mi cuarto asegurando que lo encontrarían y lo arrastrarían al altar de ser necesario, yo me quedé mirando el océano desde mi ventana.

Estábamos en un bello hotel de Roma en la cima de un acantilado, dicho hotel poseía una capilla al aire libre, ahí era donde me quería casar. Pero el susurro de si estaba haciendo lo correcto volvió a mí.

Quería casarme en ese bello lugar que la madre naturaleza nos había regalado, pero no sabía si era correcto hacerlo con Hugo.

Era un chico espectacular, lo que más me enamoró de él fue la sonrisa que siempre mantenía. Pocas veces lo veías enfadado, pero siempre intentaba resolver la situación a como diera lugar.

Nos conocimos en la compañía de baile en la que empecé a trabajar como abogada, él era uno de los mejores coreógrafos. Fue algo que sentimos los dos al instante, y desde entonces comenzamos a salir. Hasta que después de tres años de relación él me pide matrimonio.

Lo quería, en serio lo hacía, nuestra relación era perfecta, muchos de nuestros amigos nos cogieron de ejemplos porque casi nunca, o nunca peleábamos. No había ninguna falla entre nosotros, y no era broma cuando nunca discutíamos.

Teníamos opiniones diferentes pero eran casi nulas, era casi como si estuviera en una relación conmigo misma. Pensaba que eso era lo que estaba bien, pensaba que todo iba a estar perfecto.

Pero esa era la enorme mentira en la que me escondía. El caso era que nada era perfecto y no podía ser perfecto.

Me escabullí de mi habitación y bajé al piso de abajo, no ser porque lo hice pero algo me haló hasta el piso de abajo. Nadie me vio, estaban tan ocupados buscando al novio que estaban ignorando a la novia. Era como si alguien me hubiera dicho que abriera esa puerta. Lo hice, fui silenciosa y nadie se percató de mi entrada.

Y ahí lo vi…vi la realidad de mis propios pensamientos.

Mi futuro esposo se estaba acostando con su mejor amiga el mismo día de mi boda. Me dolió, pero para mi propia sorpresa solo me di la vuelta y me fui. Agradeciendo que los demás estuvieran buscando a Hugo me quité el traje de novia y me cambie de ropa poniéndome una sudadera sobre mi cabeza.

No tenía ropa ahí, por eso solo cogí mi monedero y me fui por las escaleras de emergencia no sin antes dejar una nota a mis padres y mejor amiga.

Cuando estuve a punto de subir al avión recibo una llamada de Hugo. No quise hablar con él en ese momento, a pesar de la tranquilidad que daba a demostrar estaba molesta.

Y no quería perder el control en medio de un aeropuerto, por eso lo mejor era esperar un poco antes de enfrentarse a él.

Y ahora estaba tomando un rumbo diferente, una vida nueva y empezando desde cero.

Salí por las puertas del aeropuerto al momento en que arribé en Dubai respirando el aire de la ciudad. No me importaba no tener nadie conocido en esta ciudad, esa es la principal razón por la que vine aquí.

Pero el solo haber hecho una llamada antes de subir me proporcionó la seguridad de saber que tenía un lugar para dormir en la noche. Aunque el viaje de España a Dubai fue agotador, sentía una energía revitalizante en mi interior que me hacía seguir adelante aunque fuera a un lugar desconocido.

Aseguré el único equipaje que llevaba conmigo a mi hombro, conociendo que ese papel escrito que había en su interior era el que me sostenía también mientras cogía un taxi.

¿Por qué llevo la carta que le escribí a mi primer amor?

Porque ella me ancla a la realidad, al momento en que estoy viviendo.

El viaje de camino al hotel fue bastante corto y entretenido gracias al variado paisaje de la ciudad. Añadiéndole un paisaje mucho más hermoso cuando mis ojos captaron el sol escondiéndose entre las arenas a los lejos.

Quiero pensar que mis rayos de sol también podrán florecer aun en la adversidad. Aun cuando estoy en un lugar desconocido quiero pensar que puedo sanar. Aunque las letras lo hicieron por mi, aunque respirara por un recuerdo.

Lo mejor de todo era que me sentía contenta por eso.







 

Hola a todos. Puede que empezar una nueva historia sea una locura. Pero amo esta historia y les advierto que los capítulos son cortos así como la historia.
Tendrán capítulos llenos de amor y lágrimas.
Pero espero que la disfruten




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