Mírame a los ojos

4

Cuando tus ojos me miraron tenías la misma mirada llena de confusión y sorpresa que de seguro ahora mismo yo tenía. Por más real que se sintieran toda esta confusión en mi cuerpo, todos estos sentimientos que pensé que no iba a volver a vivir en carne propia, que solo recordaría en sueños.

̶ ¿Sofía?

No sé como contestar a tu pregunta, o si hacerte una pregunta en cambio.

Pero realmente no hay forma correcta de reaccionar, porque la realidad está ahí. Trabajas en la cadena de hoteles como Gestor de Ventas y yo ahora también soy abogada. ¿Hay un manual de instrucciones para esto?

Creo que no.

Trago nerviosa e intento mantenerme lo más serena posible, fingiendo que no escucho el latir acelerado de mi corazón ̶ ¿Quieres un poco de café?

̶ No podría rechazarlo ̶ me dice con esa sonrisa tan especial y hermosa.

No me hace falta mirarme al espejo para ser consciente de que mis mejillas se sonrojaron solo por ese simple gesto. Le hago un gesto de que me siga y caminamos en silencio luego de que le entrego su café con una de azúcar. No puedo evitar sonreír emocionada cuando lo escucho decir tras de mi: “no lo ha olvidado”

Nos recibe la terraza en todo su esplendor, como si fuera dueña de las alturas. Esta sección de la casa podría convertirse en mi favorito no solo por las vistas. Además de la terraza, había un pequeño pedazo que servía de estudio. En donde también había un estante, y en la mesa la computadora.

Me voltee a verlo y debo ser sincera de que no sabía que decirle. Pero como siempre, parecía que tú sabía todo solo con mirarme con tus ojos ̶ Parece un sueño que estés aquí.

Te devuelvo la sonrisa con un suave gesto ̶ No creo que los sueños se sientan tan reales.

̶ Eso es cierto.

Con un movimiento que me dejó sorprendida dejaste el café en la mesa y me abrazaste. No sé si esto es lo correcto entre compañeros de trabajo, pero antes de eso fuimos amigos, fuimos… mucho más que eso.

Es como si los segundos se convirtieran en horas, solo encerrada en tus brazos. Recuerdo esa sensación desde que nos conocimos, que cruel eres conmigo. Ya sé porque no me dolió la traición de Hugo.

Aunque eso era algo que ya sabía… pero ver tus ojos marrones solo me lo volvió a confirmar.

̶ Ahora eres mi compañera de trabajo, quien lo diría ̶ me rio nerviosa cuando nos separamos y tu también acompañas mi gesto mientras con la cabeza te digo que te sientes ̶ Zaid me dijo que te diera estos papeles.

Los tomo luego de dejar el café en la pequeña mesita que había en el medio. Analizo los informes de la futura compra que quieren hacer… o que ya hicieron ̶ Ya este contrato ya fue cerrado.

̶ Si, solo llevaremos la copia del contrato a los clientes para hacerlo oficial.

̶ ¿Llevaremos? ̶ alzo una ceja interrogante y él me da una de esas sonrisa juguetonas que siempre daba cuando éramos adolescentes, cuando sabía que había hecho una maldad “inocente”

̶ Resulta que mañana participarás en tu primera reunión acompañada por mi, Zaid quiere que conozcas como hacemos las cosas.

̶ ¿No es demasiado para mi primer días?

̶ Bueno… Zaid no mencionó tu nombre, pero si habló de ti durante un tiempo luego de la feria ̶ sé que Andrés puede ver en mi cara el claro interés acerca de esa conversación, odio cuando hace eso y se aprovecha para burlarse ̶ Pero él es el jefe del grupo de abogado, los jefes confían mucho en él, y él vio desde el comienzo tu potencial, vio como obtuviste algunos contratos, además… te conozco lo suficiente para saber que eres buena en tu trabajo.

Hago una mueca desinteresada para fingir el aleteo de mi corazón ̶ Eso se llama claramente favoritismo, que los demás no lo vean.

̶ Pues que se vayan a otro lado.

Los dos explotamos en risas como si ayer hubiéramos tenido la misma conversación, como si no nos hubiéramos alejado.

De repente tu móvil suena y nos interrumpe. Viste la pantalla y me miraste con tu expresión tan tranquila como siempre ̶ Entonces ¿Nos vemos mañana?

Puse una cara de aburrimiento solo para molestarte ̶ ¿Es necesario ir contigo?

̶ Oh no, no te vas a librar de mi, tienes muchas preguntas que responder ̶ te pusiste en pie y me diste la espalda para alejarte hasta que te volviste a verme de nuevo ̶ como en la que me dirás porque ya no tienes tu anillo de compromiso.

Me quedé en blanco si saber como responderle, incluso cuando me saludaste antes de entrar al ascensor y yo imité tu gesto.

Aun admirando la vista mis ojos bajan a mi mano desnuda y miles de cuestiones llegan a mi cabeza.

¿Esta será una oportunidad del destino para cumplir nuestro amor?

 




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