Mírame a los ojos

6

Miro mi mano en el aire y el nudo se asienta en mi estómago sintiendo que en cualquier momento iba a vomitar. La imagen de hace unos días se repite en mi mente como una broma de mal gusto, en el momento en que supe que Andrés tenía una prometida, como mismo yo lo tenía hace pocos meses.

A pesar del dolor de mi pecho solo pude sonreír cuando él me dio una sonrisa triste, porque ambos sabíamos lo que eso significaba. Luego en la noche tuve la oportunidad de limpiar las heridas de mi corazón. Pero no fui capaz.

¿Por qué? Sabía lo que dolía, pero no podía llorar.

Lo peor de todo es que me invitaron a una cena esta misma noche ellos, Zaid y yo. Tenía que haber dicho que no, era lo mejor para mi, lo más sano, pero no fui capaz, que clase de masoquista soy que le di mi mejor sonrisa aceptando la invitación.

Estoy tan rota que no soy capaz de curarme a mi misma y alejarme.

Y sí… me arreglé esta noche para ir a esa cena, en donde veo al hombre que amo con otra mujer.

¿Pero como soy capaz de reclamarle?

Hace unos meses Andrés sabía que yo me iba a casar con un hombre que no era él. ¿Qué hizo él? me sonrió con tristeza y me deseó lo mejor. Yo no soy lo suficientemente fuerte como para luchar por un amor que ya no me corresponde.

̶ ¿Ocurre algo señorita Sofía?

Sigo el sonido de la voz y me encuentro con Halima con la ropa de la colada. Le sonrío de la mejor manera que puedo y niego con la cabeza ̶ No ocurre nada, solo pensaba si olvidaba algo.

̶ Se encuentra hermosa señorita.

En esta ocasión si pude darle una pequeña sonrisa genuina ̶ Muchas gracias Halima, tienes esta noche libre, no te preocupes.

̶ Gracias señorita.

Sin perder oportunidad llamo al ascensor, porque era consciente de que si esperaba más tiempo se iba a arrepentir. Mira su reflejo en el cristal y se pregunta ¿que es lo que está haciendo?, ¿por qué lo está haciendo?.

El vestido celeste claro se acentúa en mi figura y tiene un escote recto con mangas hasta los codos. La falda cae recta desde la cintura y completo el atuendo con unas sandalias de tacón alto de color blanco.

Siento como el viaje se me hace eterno en el auto aun cuando el restaurante está a pocos minutos de mi apartamento, pero aun así sabía que me acercaba a un vacío. A uno en el que yo entré por mi propia cuenta.

Agradezco al conductor cuando me ayuda a bajar y antes de que tuviera oportunidad de mirar la fachada del restaurante veo a Zaid caminar hacia mi. Por un momento me quedo en blanco cuando lo veo. Siempre lo había visto vistiendo trajes árabes, pero ahora era distinto. Un traje de corbata de color marrón hacia que sus ojos verdes resaltaran, en especial con la kufiya beich sobre su cabeza.

̶ Buenas noches señorita Sofía ̶ toma mi mano y besa mi dorso.

̶ Buenas noche ̶ le doy una sonrisa sincera y él entrelaza mi mano en su codo e ingresamos al local ̶ ¿No cree que debemos dejar las formalidades?

Él sonríe sin dejar de mirar hacia el frente y debo admitir que su altura impone mucho. Es un hombre que aunque se mantenga en silencio es inevitable no mirarlo. Y destaca en cualquier lugar que pise.

̶ Le pediría lo mismo si usted me llama por mi nombre.

̶ Touché ̶ murmuré lo suficientemente alto como para que él soltara una ligera carcajada.

Subimos unos diez escalones antes de que nos recibieran un hosterpara confirmar nuestra reserva, la cual estaba a nombre de la cadena de hoteles. Una alfombra roja bajo nuestros pies nos recibía y el dorado resaltaba en las paredes beich. Era una liga de modernismo con antigüedad que caminaba del brazo de Zaid absorta en mi alrededor.

Las mesas negras estaban repletas de comensales a pesar de ser uno de los restaurantes más caros de todo Dubai.
Pero mi burbuja fue rota cuando veo a la pareja a lo lejos esperando por nuestra llegada. Andrés vestía un traje de corbata de color rojo vino que lo hacía ver muy guapo. Pero sin poderlo evitar mi vista se centra en la mujer que estaba a su lado con u traje árabe de color verde suave y un hiyab del mismo color sobre su cabeza cubriendo su negro cabello.

Kamra Nair, una hermosa mujer de 25 años de ascendencia árabe pero nacida en Londres. Comenzó su carrera de modelo siendo una niña por su belleza, pero a los 20 decidió que quería ser abogada y recién está graduada, pero trabaja en Londres. Recién vino de vacaciones a Dubai por sus abuelos hace un año.

Aquí fue cuando conoció a Andrés y comenzaron su relación, solo hace un mes se comprometieron.

̶ Están muy guapos los dos ̶ dice ella con una enorme sonrisa.

Ni siquiera buscaba el sentido de odiarla, ella no sabía de mi existencia. Desconocía de mi relación con Andrés, no sabía como odiarla.

̶ Tu también estás muy guapa Kamra ̶ la saludo con un beso en la mejilla.

̶ Vamos a cenar ̶ invita Zaid y tomamos asiento.

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La noche recibe a la ciudad y yo participo en el espectáculo aun cuando es media noche. Siento como a cada hora que pasa el sueño me abandona y ahora será imposible cuando sé que estaré a segundos de verlo. Hace cuatro horas que regresé de la cena, tomé un baño y me senté en la terraza. Y hace solo diez minutos que recibí un mensaje de su parte diciendo que vendría a conversar y solo un minutos que me avisó que ya estaba abajo.

Sentí el sonido del ascensor pero ni siquiera fui capaz de bajar la mirada para mirarlo, si lo hacía iba a perder la fuerza y el coraje que había reunido durante estos breves minutos para mirarlo.

Cuando siento sus pasos ahí es cuando me volteo a verlo y veo que solo se quitó la corbata y se abrió dos botones de la camisa.

̶ Sofía, tenemos que hablar.

Había extrañado escucharlo hablar en español y le doy una suave sonrisa ̶ Hace una bonita noche ¿no crees?

Ni siquiera podía tomar asiento y veo como él da unos pocos pasos, como si no supiera como actuar conmigo. Como si nunca hubiéramos sido amigos ̶ Sofía, no quería…




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