Mis treinta instantes

Instante cuatro - Todo fluye y nada permanece…

Llego mi día soñado digo mientras me cepillo mis dientes mirando mi imagen detenidamente en el aquel espejo cuadrado dentro de mi baño, pienso que en solo a tres meses de cumplir mis treinta años, por primera vez en mucho tiempo siento que como todo comenzaba a fluir en la trayectoria que había trazado.

Camino hacia el balcón en el pasillo y observo curiosamente cada detalle en el cielo, esta tan brillante es como si hoy todo incluyendo todos los planetas dentro del universo se han alineado para ser de mi día perfecto. Como de costumbre me levanto sumamente maltratada por las olas no del mar más bien las embestidas nocturnas de muchos días sin dormir lo suficiente pensando en aquel futuro que por fin estaba más cerca de mí, así que siguiendo mi rutina habitual bajo a la cocina pero esta vez me encuentro a las chicas hablando de temas triviales, a lo que Danha cuando me ve dice, Liayh, tendremos una cena para celebrar lo de tu proyecto mañana por la noche… Mila murmura… Warning… Warning.

No existen más motivos, pregunto con mi mirada examinadora, Danha no es de ese tipo contradigo a mi vocecita entrometida, ¡no! A parte del hecho de que Dante quiere conocerte, les he hablado tanto de ustedes que quiere pasar la prueba de fuego contigo, ya que conoció a Marie en el viaje. Ella sonríe pícaramente y me guiña un ojo, a lo que le contesto sabes que no me gusta salir, prefiero ver una serie no se de esas coreanas todas rosas… O de esas que te ponen a llorar como si estuviéramos en un vigilia, que te pasa hija musita mi querida Mila ¡ya estoy vieja!, Que pasó con tu lema Aaliayh… replica Marie… Sonrió, el lema de Mila querrás decir…

¡Claro! Ese que dice seremos unas mujeres a los treinta de esas caras, ricas, finas y costosas, eso me dijiste cuando nos conocimos, pues ya casi estamos ahí… en los treintas y debemos aunque sea fingir que somos finas comiendo empanadas, solo es una simple comida tanto tu como yo amamos comer… Franco también estará ahí. Mientras tanto las miro fijamente y termino dibujando una leve sonrisa en la comisura de mis labios, Danha retoma la conversación es tu sitio preferido de empanadas colombianas y estaremos cerca de casa, algo informal entre amigos, es perfecto para la ocasión, no crees…

Marie con voz picara… Danha y nuestro querido pequeño Dante no podrá llevar a su primo soltero, lo puede llevar, si… si… si… por favor, hasta yo ruego musita mi vocecita interior, ¿cierto Danha? ambas sonríe a lo que ella le responde, claro. Así no te sentirás incomoda por ser la única que no va acompañada… ¡Y quien les dijo a ustedes que me sentiré inquieta o incomoda por esta sola! Sin mucho deseo de seguir el tema, acepte el pliego de condiciones, era una guerra perdida. Después de todo hoy será el día más especial de mi vida, me decía internamente, que puede salir mal.

Me despido de Danha y le recuerdo a Marie que es hora de irnos, aprovechando que ira primero al estudio, ella generalmente trabaja en obra pero cuando se inicia un proyecto nuevo, tiende a ir a estudiar los planos y ponerse al día con su jefe, así que puedo irme con ella en su auto, hasta cuando dejaras tu auto en el estacionamiento refuta. No sé hasta el próximo apocalipsis zombi, respondo, ella solo sonríe.

Ella conoció a su novio Franco mientras estudiamos en la universidad en Boston, él es un chico muy elegante, tranquilo algo distraído todo lo contrario a Marie, quien es tan enérgica. Juraría que Franco… es más de lo que dice ser, susurra mi vocecita interna, le pregunto porque lo crees, señales que siempre ignoras y yo puedo ver… luego se esconde dejándome en vilo total.

Volviendo a la tierra, en la entrada a las doce en punto susurra Marie esta intensidad, recuerdan les hable de Elisa está en mi equipo de trabajo… Y quien es la que muchacha que esta con ella, pitufina supongo, no se tal vez es su amiga o alguien nuevo dentro de la compañía. Sonrió al escuchar a Marie… llamarla intensidad, ella me mira y dice eres la culpable, vives apodando todo lo que ves, ambas nos miramos a la cara y reímos.

Saludamos al llegar a la entrada del edificio como de costumbre, Hola Elisa mientras que Marie solo sonrió… luego saludo a su amiga, una chica muy bonita… ¡hahaha, no como Elisa… gracias al señor, amén! Susurra Mila, yo muevo mi cabeza hacia ambos lados para ignorar esos pensamientos ocurrentes de mi vocecita interna.

Elisa nos platica fugazmente que ella es su amiga y que entrara a trabajar con nosotros próximamente, Marie atina solo a decirle buena suerte y que el veneno no te asfixie… Su pobre amiga puso cara de espanto y yo solo sonreí y seguí a Marie, que iba a pasos agigantados. Logro alcanzarla y tomarla a Marie de la mano y enlazando su brazo con el mío, es una de mis manías solo lo hago con las personas muy cercanas a mí, comenzamos a caminar hacia la oficina. Marie me pregunta sobre lo de la cena de hoy dándome varias de sus razones pero sobre todo según ella esta era la única excusa que tenían para sacarme de mi letargo.

Sabes nuestros padres dicen que lo que no se exhibe no se vende, eres bella, tienes que bajar esos muros que te rodean y ver tu exterior asi que hoy celebraremos con comida. Siempre he respetado que no vayas a las discotecas y que prefieras ir a la iglesia a cantar alabanzas al señor ¡aleluya! Por cierto Danha no se imagina o mejor no sabes que puedes cantar y ya estoy hablando en modo serio.

Pero volviendo al modo no serio, sé que amas la comida como yo, de repente la interrumpo y sufro uno de esos lapsos mentales, recuerdas cuando estábamos en la universidad hablábamos de como serian nuestras vidas cuando tuviéramos treinta años, ella se queda pensativa te refieres a de esas ideas de como llevaríamos a nuestros hijos a la escuela o de las veces que me prometiste que demolerías los muros de 0.50 metros de grosor que contienen tu corazón, pero también no crees que debemos vivir el hoy ya que el futuro es tan incierto como el día de mañana, Liayh.




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