Misma sangre

Capítulo 6: Sábado

Mariam se detuvo ante la puerta de su hermana, indecisa, los días anteriores Marial había estado muy extraña, muy pocas veces habían permanecido tanto tiempo sin hablar y pasar tiempo juntas.

 

Detrás de la puerta la habitación se encontraba totalmente desordenada, varios objetos rotos y prendas arrojadas por todo lugar, en medio de la habitación Marial no dejaba de sollozar, se sentía destrozada. Su corazón latía a velocidad desmedida, su visión se encontraba ligeramente distorsionada, mientras todos los pensamientos que tenía la atosigaban a más no poder.

¿Por qué? ¿Por qué?

¿Por qué tenía que pasarle algo así?

¿Por qué todo había cambiado así de repente?

Se sentía herida, vacía, lastimada.

Ya llorar no ayudaba. No había forma de deshacerse de todo ese dolor. Solo quería vengarse, solo quería desahogar el dolor que sentía que pronto la destruiría.

Ya no podía más.  

Quería que todo terminara.

¿Y si esta fuera la última vez que viera un atardecer?

¿Y si mañana ya no despertara más?

Quizá solo eso acabaría con su dolor. Quizá solo eso le permitiría descansar en paz.

 

Durante todo el día la habitación de al lado no se abrió, hacía muchas horas que Mariam había dejado de escuchar ruido alguno, trataba de concentrarse en las tareas, pero, no podía de dejar de pensar en su hermana, paso varios minutos mordiendo su lápiz, algo que nunca hacía.

De repente, se le ocurrió la posibilidad de prepararle algo delicioso para comer. Quizá eso podría animarla un poco. Bajo lentamente a la cocina, suponía que a esta hora no debería haber nadie en casa. Bueno, solo su madre podría estar en casa, esperaba no recibir ninguna reprimenda por que a esta hora Mariam debería estar en la biblioteca, imaginaba el platillo que prepararía, caminaba lentamente, y estaba asomándose a las escaleras que la conducirían a la planta baja cuando escuchó algo. 

─ ¿Realmente lo hiciste?

─ Tenía que hacerlo.

─ Pero…pero…

─ No empieces, creo que ya hemos hablado sobre eso.

─ Yo…no estaba…de acuerdo.

─ No te pregunté. Tampoco pedí tu opinión.

─ Creo…que fuiste…muy duro.

─ Siempre lo he sido, me sorprende que ahora reclames por ello.

─ Esta vez…esta vez…fuiste muy duro. Fue demasiado lo que hiciste.

─ Cállate. Mariam puede llegar de improviso y escucharnos.

─ Es que…es que…ya no deberías continuar…detente.

─ Creo que es tarde para que me pidas eso…querida…jajajaja…demasiado tarde.

─ Ya no quiero que continues…

Mariam retrocedió lentamente para dirigirse a su habitación, no tenía ni idea de lo que estaban hablando, pero algo le quedó claro, ellos pensaban que no estaba y era mejor que continuaran pensando ello, de lo contrario no solo recibiría una llamada de atención, podría ser algo peor, y aún más por escuchar a hurtadillas.

A pesar de todo no pudo evitar cuestionarse sobre lo que acababa de escuchar, a que se referían.

¿Qué le ocultaban?



#2120 en Novela contemporánea
#1579 en Detective
#897 en Novela negra

En el texto hay: asesinatos, familia, venganza

Editado: 17.06.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.