Míster arrogante✓

1. Huyendo del nido

Hay un momento especifico en la vida cuando tienes que tomar decisiones radicales si lo que quieres es cumplir tus sueños y metas. Algunas van desde la idea romántica de dejar todo lo que quieres para poder realizar tus sueños, o, la drástica de solo marcharte de casa porque ya no soportas convivir con tu madre. En mi caso voy a hacer lo segundo: marcharme de casa. Sé que sueno algo malagradecida con el ser que me dio la vida, pero no lo siento tanto así porque prácticamente me quiere vender. Ella pregona que mientras viva bajo su techo debo hacer lo que ella cree que es mejor para mí futuro, y eso implica tener que salir con el hombre que, según sus argumentos, me conviene.

¡Mi madre está loca! Primero muerta.

Y bien, he decidido marcharme, sin embargo, el camino para lograr independizarme es arduo y un tanto pedregoso que sé que no será fácil; no obstante, por algo se empieza y lo primero es buscar un mejor trabajo, pero no cualquiera, tengo uno, pero dadas mis circunstancias puedo aspirar a algo más grande y por eso me he preparado mucho para conseguir uno que me ayudará con mis propósitos.

Mi madre no está de acuerdo con mi decisión y lejos de darme ánimos ―como esperaba que sucediera―, me ha echado la mala suerte y ha jurado que volveré a casa con el rabo entre las piernas suplicándole. Pero no pasará porque me he propuesto conseguir un cupo como mesera en el club GreenHeart que es lo más exclusivo de la ciudad. Y es que solo por servir mesas con mucho estilo te puedes ganar tres mil fijos más jugosas propinas, con lo que la cantidad podría ascender en solo unas horas de trabajo nocturno. Y no es broma, el lugar es exclusivo de millonarios que te dan muchos billetes por la buena atención. Y es información comprobada.

―¿En serio vas a irte? ―mamá pregunta interrumpiendo mi nube de sueños.

Entonces aterrizo y me doy cuenta de que aún estoy terminando de recoger las cosas de mi cuarto. Solo las que me pertenecen, que es mi ropa que cabe toda en una maleta, más mis pocas pertenencias personales que me llevo en una caja,

―Así es ―contesto.

―Eres una desagradecida, Selenne ―me recrimina haciendo que ponga los ojos en blanco.

―Y tu una mandona, además no estaba bromeando cuando te dije que, si insistías con eso de Judah me iba a ir de casa.

Y es cierto. Desde hace unos meses anda intensa con su idea de salir con él, y lo cierto es que no tengo ni cinco de ganas de acercarme a ese hombre.

―Judah, es tu futuro y el que puede hacer realidad todas esas cosas locas que tienes metidas en la cabeza. Te aseguro que si aceptas salir con él cambiarás de opinión.

―Si tanto te lo parece, ¿por qué no sales con él ―expongo y ella abre los ojos―, además, son mis planes, y deberías entender que no quiero a un hombre a mi lado por dinero o interés.

―¿Es en serio, Sel? Todas las mujeres se mueren por encontrar un hombre que les de todo, que las consienta y les llene de regalos ―dice con aspavientos como si esa fuera la norma para que una mujer se líe con un hombre.

―Como Judah ―expongo con sarcasmo.

No dudo que me gustan esas cosas, pero viniendo de un hombre como él, solo significa que deberás darle algo a cambio y no estoy dispuesta a ello.

―Sí, exactamente como él ―afirma con tal vehemencia que me hace rabiar.

―Seguro yo debo ser una anormal porque no quiero ser consentida ni llena de regalos por un hombre como él.

―Como puedes decir eso ―reacciona como si hubiera cometido un sacrilegio.

―Como lo escuchas, mamá.

―¿Y qué piensas hacer?

―Trabajar ―respondo folclórica y ahora la que parece rabiar es ella.

―Ya trabajas, pero no veo que hayas progresado mucho.

―Bueno, por algo se empieza, y me sirve de preparación para conseguir un trabajo mejor.

―Vas a fracasar y cuando lo hagas y vuelvas a casa, Judah ya habrá conseguido a alguien que aprovechará todo lo que estás despreciando.

―Pues ojalá suceda porque deseo que sea muy feliz ―sigo diciendo con bastante sarcasmo.

Mi madre es incansable y no deja de darme la lata con las buenas cualidades de Judah y lo bien que me haría convertirme en su mujer. Todas las joyas que podría comprarme y como me trataría como una reina si accedo a salir un rato con él. Todo ese barullo para ver si cambio de opinión, y lo cierto es que antes muerta que volverme la amante de Judah Catcher y su mala reputación. Podrá ser todo lo guapo que quieran, pero como te enredarías con alguien que tiene fama de gánster. Algo que hasta ella sabe, pero que la ciega solo porque tiene todo el dinero que ella necesita para seguir dándose sus ínfulas.

El timbre suena y yo me siento salvada por la campana, de inmediato meto mis ultimas cosas en la caja y cargo con ella, después tomo mi maleta por la manija y me despido de mi habitación con afecto, y luego de darle un último vistazo a la cara enfurruñada de mi madre salgo de allí, y bajo las escaleras sin detenerme en dirección a la puerta. Abro y allí está Meryl, mi apoyo en todo esto. Ella me recibe la caja toda sonriente, pero luego borra su sonrisa al ver la cara de ogra con que la mira mi madre que la considera una alcahueta.




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