Ni en su vida ni en su cama.
Creo que estoy salvada, aunque no sé si esto de convertirme en su favorita es bueno para mí, que lo único que quería era conseguir un trabajo bien pago para poder realizar mis metas y sueños. Vivir mi independencia y no depender de nadie; sin embargo, parece que tomar ese camino me ha resultado algo atropellado.
Nunca estuvo dentro de mis prioridades tener la atención del jefe, más que la estrictamente necesaria, y menos terminar en alguna especie de trabajo extra, y del que apenas voy entendiendo algunas cosas; pero me alivia saber que no tiene que ver con favores de índole personal. La sola idea me hace exaltar.
Tengo que sacudirme, no fue hasta que Charleen lo mencionara que empiezo a dimensionar el significado de algunas cosas. Después de arreglarme con mi nueva vestimenta, vuelvo al área de atención. Las chicas se sorprenden cuando me ven con mi nuevo uniforme, aunque lo que más me da felicidad es ver la cara de las otras tres. Son todo un poema.
¡En sus caras, perras! Querría gritarles con mucha euforia, pero debo contenerme y aunque quisiera quedarme a contarles todo a Jules y a Cara, no puedo. Además, no puedo quedarme aquí, Charleen me espera para bajar a la primera planta. Aliah me ve y se acerca reparándome de arriba abajo. No dice nada, Charleen se acerca y solo me hace un gesto de desprecio.
―Te queda muy bien ―me dice, luego se gira hacia Aliah y le hace un gesto con sonrisita incluida―, vamos ―añade volviéndose hacia mí.
Asiento y voy con ella, y mientras caminamos no sé si soy yo por lo luminosa que me veo con el amarillo o es ella quien llama la atención.
―Trate en lo posible de no acercarse a Aliah.
―Vale ―murmuro―, ¿algo más que deba saber ella?
―Nada, no será necesario que se entere de lo que no le importa, solo dedíquese a desempeñar su nuevo papel.
―De acuerdo, ¿y cuánto durará esto?
―Solo Elijah decide eso, o su incompetencia ―responde y su respuesta me hace resoplar abriendo la boca.
Aun no decido si soy de su agrado o no. Llegamos al ascensor y ella es la primera en meterse cuando se abren las puertas. Entro y me coloco a su lado. Alguien detiene la puerta antes de cerrarse y es el mismo Elijah quien lo hace. Estas se abren como persianas dándole paso al interior.
―Ya íbamos a bajar ―informa Charleen.
―Yo me encargo ―dice y ella hace un asentimiento, seguido sale del ascensor dejándonos a los dos allí, y es la primera vez que la constancia de eso me pone un poco nerviosa, recordando las cosas que dijo sobre nada de intimidad o yo queriendo meterme en su vida o saltando a su cama.
«¡Eso es imposible!», reacciono al pensamiento otra vez con espanto; sin embargo, ¿por qué ahora me ha puesto nerviosa su cercanía?
No es la primera vez que esté cerca de él, e incluso he estado en la cabina de su auto que es mucho más pequeña y no había sentido la tensión que siento ahora.
―¿Sucede algo?
―N-Nada.
¿Por qué estoy titubeando?
Le miro de reojo y le noto mirándome, y luce no muy convencido de mi respuesta.
―Charleen ya le informó ―consulta con un tono un poco más calmo.
Me aclaro la garganta para hablar.
―La señora Foster ya me dijo algunas cosas.
―¿Que le dijo?
¡Diantres!
Me alejo un poquito.
―Que seré sus ojos, o algo así ―respondo algo resumido.
―¿Solo eso?
―¿Qué más quiere que le diga? Creo que sabe perfectamente lo que le envió a decirme ―respondo algo excitada con la idea de contar todo tal cual lo dijera esa mujer.
La campanilla suena y las puertas se abren. Llegamos al primer piso y siento que respiro, aunque creo que me estaba asfixiando sola. Es el primero en salir y una vez está fuera me mira alzando una ceja.
―Que espera para salir ―dice y tengo que espabilarme.
La falta de amabilidad en sus palabras hace que estas suenen firmes, sumándole lo arrogante. En el primer piso, el ambiente es más sobrio, no obstante, muy ordenado. También hay una barra libre y una de entregas. Hay chicas de azul asistiendo y de blanco que van de un lado para el otro llevando bandejas.
Caminamos por entre las mesas hasta que llegamos al área de pedidos. Allí nos encontramos con uno hombre de traje que imparte órdenes. Este se detiene cuando nos ve, y se fija especial en mí. Él nota su escrutinio sobre mí.
―Hola, Jack ―le saluda. El hombre asiente luego de desviar su mirada de mí―, ella es la señorita Selenne Fisher, instrúyela en su nueva labor.
―Claro que sí, señor ―responde sin pedir ninguna explicación, lo que me hace pensar que no necesita ninguna.
Elijah se va y me quedo con Jack. Largo una exhalación mientras el hombre me mira.
―Ya creí que nadie iba a volver a ocupar ese lugar ―dice y yo me miro curiosa―, debes tener algo especial, aunque yo no lo veo.