Mister Hartmont

Capítulo 3

Narra Helena...

Llevo dos meses en la mansión Hartmont. En estos dos meses las cuentas se han aligerado y ni decir la hipoteca de la casa, ahora estoy al día con ella, ya Lucney no tiene que cuidar a Derick porque tengo tiempo hasta para llevarlo a jugar al parque y ayudarle hacer la tarea. En este momento me encuentro haciendo la cama del señor Hartmont que por cierto aún no he tenido el placer de conocer, su cama es muy cómoda, debe ser muy cara, aunque cada casa en cada rincón de ésta casa grita costoso.

Esta casa tiene una antesala, dos salas enormes, que no sé para qué porque nunca he visto otras personas más que los que trabajamos aquí. Doce habitaciones sin contar las dos del servicio, una enorme cocina y un patio de ensueño con piscina.

Termino con la cama del señor y salgo de la habitación con rumbo a las demás, las cuales no sé ni para qué las limpio diario si nadie las usa.

Como cada tarde después del trabajo voy a llevar a Derick al parque. Éste queda cerca de nuestra casa.

Me gusta que se divierta un poco, hemos pasado por cosas difíciles y para él son aun más traumante ya que es solo un niño.

Me visto con un vestido que llega hasta mis rodillas, es de color blanco sencillo con flores de color lila y una sandalias blancas que me compre hace unos días cuando fui a comprar unas cosas para la casa y Derick.

—Helena ya vámonos — me llama Derick, se creé un hombresito mi pequeño.

Me doy un ultimo vistazo en el espejo, me veo bien, llevo mi cabello suelto que llega hasta un poco más arriba de mi cintura.

Salgo de mi habitación y veo a Derick vestido con unos jeans y una polera de colores, unos tenis blancos y su rojo cabellos alborotado.

—¿Qué te he dicho de no peinarte, Derick?

—Esta es la onda, Helena. Dejadmelo a mi, tú no sabes de estas cosas.— dijo tomando su mochila donde lleva una pelota de fútbol.

¿Se pueden creer lo que ha dicho este niño? 
No, ni yo. Solo tiene seis años y ya se creé un hombre.

—Pareces que peleaste con una gallina pero si para ti luces bien yo no tengo ningún problema.

Dejamos la conversión del peinado ahí y nos fuimos caminando al parque. A los pocos minutos llegamos, yo me senté en un banco a leer un libro que he traído y Derick se fue a jugar fútbol con sus amigos.

Narra Charles...

Voy camino a casa, hoy tuve un día estresante con más de diez reuniones que por mucho que ame los números y hacer más dinero es agotante. Paso mi mano por mi cabello desordenándolo aun más de lo que ya estaba. 

En este preciso momento voy pasando delante de un parque que se ve relajante, estaciono mi auto, veo unos niños jugar fútbol y una que otra persona caminando  y conversando en los alrededores, decido bajarme pero antes de hacerlo me despojo de mi chaqueta y mi corbata dejando los dos primeros botones de mi camisa blanca desabrochados, ya listo baje del auto.

Empecé a caminar por el parque cerca de donde los niños están jugando fútbol.

—Pasame. Pasamela.— escucho gritar un niño, miro en dirección a ellos, uno le da el pase pero este lo deja ir. El balón llega hasta mi y lo paro.

—Woa!, mi hermana Helena debería verlo. Ahora si le cerraré la boca con que esto es la onda.— dijo un niño pelirrojo de ojos verdes al cual le calculo unos seis años.

Suelto una carcajada al comprender que se esta refiriendo a mi cabello.

— Pues vamos con tú hermana.— le digo, no soy mucho de niños ni nada por el estilo pero éste me callo en gracia.

—Si pero primero debo pasarle el balón a mis amigos, ah y gracias por pararlo— le pase el balón y rápidamente se lo paso a los demás niños que ya lo esperaban.

—No fue nada.

—Mi hermana siempre se está quejando porque llevo el pelo alborotado aunque le digo que así luce mejor.— dice el pequeño caminando hacia donde está su hermana.

Para el paso y se gira a mi y dice tendiéndome su mano — Por cierto soy Derick.

—Un placer Derick, soy Charles— digo y acepto su mano.

—Mire por allá este mi hermana— señalo a una chica pelirroja que está sentada en un banco leyendo un libro.

—Helena— la llama Derick al llegar hasta ella.— Te dije que llevar el pelo alborotado era la onda.

La chica levanto la vista del libro y nos miro, me sonrió y le Sonreí de vuelta, no soy de devolverle sonrisas a las personas pero estos chicos me agradan.

—El es mi nuevo amigo Charles y también usa el cabello alborotado.

—Oh, ya veo Derick pero estoy casi segura de que tu amigo Charles se peina su cabello para ir a trabajar; que es lo que tu debes hacer para ir a la escuela.

—Así es— afirme.

—Lo haré — dijo Derick ya vencido.— Me vuelvo a jugar con los chicos, gracias Charles. — dicho esto salio corriendo.

—Es muy simpático su hermanito.— le digo.

—Si, es un niño muy jocoso y disculpe si lo interrumpió.

—Para nada, vine a caminar un poco y él me ayudo, nunca había venido a este parque. ¿Me Acompaña?

—Con gusto— cerro  su libro y se puso de pies dejándome sorprendido. Le saco una cabeza de alto, lleva un vestido blanco con flores, sandalias de piso, lleva el cabellos suelto que llega hasta un poco mas arriba de su cintura. Se ve sencilla pero hermosa.

Dirijo mi vista hasta sus ojos verdes musgo que me miran con dulzura y amabilidad; he mirado los ojos de muchas mujeres y ninguna a diferencia de mi madre me había mirado así, es placentero ver los ojos de una mujer y no ver que se les prenda el signo de dinero al verte.

—Es hermosa señorita Helena, debo decir.

Bajo la cabeza sonrojada y dijo en apenas un susurro — Ni tanto y de ser como usted dice, no sería la gran cosas.




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