Mister Hartmont

Capítulo 17


 

 

 

 

 

 

George no quiso tomar asiento y a mi no me molesto, esto va a hacer rápido y directo.

 

—Como gustes. Respecto a lo de anoche...— no pude continuar porque este me interrumpió.

 

—No sé de que me habla, señor.

 

Sonreí al ver que el entendía lo que quería dejar dicho.

 

—Así me gusta, eso era todo puede retirase.

 

Asintió y salio de mi despacho, inmediatamente entro Josep junto a una chica de al menos unos 20 años que se me hace la he visto antes.

 

—Buenos días Josep.

 

—Charles, ella es Bethy y creo que lo que tiene que decir te puede interesar.


Me acomode en mi asiento y centre toda mi atención en Bethy. Su mirada va por todo el lugar y sus manos se mueven de arriba a bajo sobre su cabello castaño y de vez en cuando dándole vueltas.

Me levante de mi asiento, me quite la chaqueta y rodé mi escritorio sentándome en el borde de éste cruzando los brazos.

—Te escucho Bethy.

Miro a Josep y hablo— Recibí un mensaje donde me ofrecían 2000€ por tomar unas fotografías de la cena y donde se notara que fuera usted; quede en el centro comercial con la persona, vi a una chica con un sobre, me acerque y esta se levanto y dejo el sobre en la mesa, cuando lo tome estaba todo el dinero que me prometieron. Eso es todo, no sé nada más.—miro a Josep una vez más.

— La orden de publicación la dio Joyce Martín — dijo Josep refiriéndose a un viejo conocido que es el editor en jefe del Times, siento como mis facciones se endurecen por el enojo, les aseguro que cuando acabe con el no volverá a dirigir un periódico en mucho tiempo.

—Pero no me has dicho quien lo ordeno.—Levante una ceja.

—Bethy espera afuera.—le pidió a la chica, la cual obedeció.

—Investigue a quién pertenecía el número, no fue difícil saberlo...

—Ya dime quién es.

—La persona que ordeno todo fue Charlotte.

Con la realidad me di de bruces al saber que una de las personas en que más confió me traiciono de esa manera y no sé si sentir enojo o tristeza.

Sin previo aviso la puerta se abrió dejando ver a Charlotte. Josep se despidió y rápidamente abandonó mi oficina.

Nunca me imagine que me sentiría incomodo estando junto a ella, no pensé que alguna vez sentiría el deseo de tenerla lo más lejos de mi, fuera de mi vista.

—¿Qué pasa Char? — pregunto tan sínica y descarada que me enojo aun más.

—Ya no finjas Charlotte. Sé lo que hiciste.

—¿De qué hablas Charles?

Su cinismo colmo mi paciencia, y en un arranque de ira tire al piso todo lo que había sobre mi escritorio. — MALDICIÓN, ya no me mientas ¿Por qué lo hiciste?

Su mirada fue al piso, negó y la la volvió a subir, alzando su frente bien alta.

—Por ti. Por tú actitud, me tienes triste.

—¿De qué hablas?

 

—Me estas matando.


—Charlotte, ya hemos hablado eso.

—CHARLES, me tienes ahí loca, ahí para ti en el momento que quieres, me tienes en las buenas y más en las malas, me tienes a tus ordenes. Deseando que volvamos a lo de antes, que te quedes a dormir conmigo, que me beses, me estas consumiendo y ya no lo aguanto más. Podía soportar que estuvieras con esas siliconas andantes pero no soporto que estés con Helena, que la ames.

—Somos familia.—negué.

-—ESO NO TE IMPORTABA ANTES— me grito.

—Charlotte eramos niños.— le conteste recordando a que viene esto.

—¿NIÑOS? — preguntó con cinismo— los niños no se besan en la boca, no sé tocan.

— Eramos niños, no sabíamos lo que hacíamos.

—Cuando te entregue mi cuerpo sabias muy bien lo hacías.

—No me quieras culpar por eso—me defendí — tú me lo pediste.

—PORQUE TE AMO.—grito.

Todo parecía estar bien, y de repente el mundo colapsó.

—Porque lo que a ti te dio igual, a mí me dolió hasta el alma.... Porque me morí de celos el día que me llamaste y me hablaste de ella; porque odio a Helena James, porque te tiene a ti.

Los niños son incapaces se escuchar a sus padres y por eso cometen errores les digo esto porque recuerdo que mi padre un día me dijo que las cosas con Charlotte no terminarían bien.

—Charlotte solo superarlo.— dije ya cansado, la quiero y eso no cambiara de un día para otro, es mi prima y a ella no puedo hacerle daño.

—¿Cómo se supera algo que no termino de darse?— dijo limpiándose unas lágrimas que bajaban por su rostro. — ¿Cómo supero que prefieres a tu sirvienta que a mi?

La puerta  se abrió y sí esto no es la muerte se me ha  parecido.

“Helena abrió la puerta” su mirada estaba triste, rota.

Charlotte decidió dejarnos solos y al cruzar a su lado la miro de arriba a bajo denigradamente.

Helena cerro la puerta y negó con la cabeza. Su mirada me rompe el corazón.

Quería decir algo, quería disculparme pero las palabras que lograba ordenar en mi mente no salían de mi boca, al cabo de unos segundos lo único que salio de mi boca fue su nombre: —Helena.

Ella volvió a negar y dos lágrimas rodaron por su mejilla, di dos pasos para acercarme y ella retrocedió tres. —No te me acerques.— hizo un ademán.

—Lo siento.

—¿Lo siente? —rió sin gracia— ¿Qué hubiera sentido usted Míster Hartmont si yo le hubiera hecho lo mismo?

—No es lo como crees.

—¿Y cómo es? Iluminame.— lo ultimo lo grito.
 

Y el mundo para mi dejo de tener sentido cuando comprendí que la herí.  Que destroce su corazón en diminutos pedazos que difícilmente podrían ser pegados; por lo que luchare con todas mis fuerzas por mantenerla a mi lado, porque dar un poco de espacio seria terminar de perderla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.