Míster problemático

Capítulo 2

Estoy muy enojada con lo que ha sucedido, y aunque todos esperan que reacciones así, no voy a hacerlo. Pese a todo, debo mantener mi dignidad; sin embargo, lo que ha hecho Albert. Es imperdonable. No porque se haya ido con otra mujer, es porque no fue capaz de decírmelo a mí.

En fin, gracias al cielo, aún no le habíamos dicho nada a nadie. Estos acuerdos suelen llevarse en secreto de familia y solo se revelan cuando el compromiso es un hecho. En este caso, lo era, solo que días antes, el novio desapareció.

Aun así, aunque no pienso mostrarme afectada, eso no quiere decir que odie a Albert por su bajeza al escaparse así. No obstante, lo que hizo no solo me afecta a mí, sino a la familia. Anabella Woods es la más afectada con la falta de su hijo, y aunque mi familia también lo es, lo han tomado de una manera muy serena.

Sé que lo hacen por mí, sin embargo, ya quisiera que pasara este mal trago. De todos modos, lo único que pasará es que ya no habrá una boda para mí, y ahora debemos esperar por la de Alanna y Dennis, que a diferencia de Albert y yo, sí son novios.

El show debe continuar, y solo me queda enfocarme en el trabajo, que es lo que he hecho para no recibir preguntas incómodas que sí me harán enojar. Mi teléfono suena y es mi madre. Tengo entendido que hoy nos reuniremos en casa de los Woods para hablar del asunto. Y de seguro para empezar a planear lo que será el futuro matrimonio de mi hermano. Sobre mi asunto ya no queda más que decir.

―Hola cariño ―me saluda mamá.

Han pasado dos semanas de aquello, y sé que se esfuerza por mostrarse natural para que yo no me sienta mal. Pero soy Louisiana, y los Peters no somos ningunos blandos.

―Hola mamá ―saludo de vuelta y aguardo.

Sé cuál es el motivo que no es más para recordarme que no falte esta noche.

―¿Estás ocupada?

―No mucho, solo reviso algunos papeles antes de salir.

―Qué bueno, ya sabes…

―Sí mamá, esta noche en casa de los Woods. Llegaré a tiempo, no te preocupes.

―Está bien cariño, la verdad si quería pedirte que no faltaras.

―No pensaba hacerlo, además, ya es tiempo de seguir adelante.

―Así es cariño, porque, aunque los planes cambien un poco, el objetivo para ti será el mismo.

―Supongo que cambian bastante, pero no quiero preocuparme por eso.

―Entonces, ¿no te molesta que los planes sigan adelante? ―mamá dice y me desconcierta un poco.

―¿A qué te refieres?

―A tu matrimonio, Lou ―responde y me quedo un poco fría porque pese a mi buena actitud no quiero escuchar de ello en un buen tiempo.

―Mamá, no me digas que Albert ha vuelto con el rabo entre las piernas.

―No precisamente, así que quiero que te prepares para lo que Roland y Anabella tienen para decir esta noche.

―¿Y qué es?

―No faltes, cariño ―dice sin aclarar mi duda y cuelga.

Así es mamá, siempre dejándome en suspenso; no obstante, eso hace crecer mi curiosidad. También preocuparme porque si no se va a empezar a hablar de matrimonio de Denis y Alanna, es porque hay otro candidato para mí.

¿Allan?

El nombre viene de inmediato a mi cabeza y niego varias veces sacudiéndola con rabia.

¡Ni muerta!

«Prefiero quedarme soltera».

Con ese decisivo pensamiento que me causa escozor en todo el cuerpo, termino de revisar mis pendientes y llamo a la secretaria para dejarle las indicaciones del resto. Después salgo de la oficina, y me dirijo a la oficina de Arnold, pero su secretaria me anuncia que salió para una reunión y no regresa hasta mañana. Lo que quiere decir que estará antes que yo en su casa, e imagino que Alaska ya debe estar allá.

No le doy vueltas al asunto, porque no me quiero hacer terribles ideas en mi cabeza y al llegar al estacionamiento me encuentro con Dariel Woods, es el primo de Albert. No quiero hablarle porque lo más probable es que quiera preguntarme por mi relación con Albert, puesto que, como minoritarios, siempre han esperado la oportunidad de ser ellos quienes estén aliados con nosotros.

No me resulta un mal tipo, pero prefiero evitarlo porque verlo ahora solo me traen recuerdos del pasado que ahora no quiero traer a mi memoria, puesto que también involucran al problemático de Allan. Ellos, por así decirlo, tenían alguna especie de rivalidad y de alguna manera siempre terminaba involucrada sin desearlo. Por eso fui feliz cuando empecé a relacionarme con Albert, fue la única manera de que Allan desapareciera y Dariel ya no me mirara.

―Louisiana ―dice mi nombre, preciso cuando intento ir rápido a mi auto.

A regañadientes me vuelvo hacia él.

―Hola Dariel, un gusto verte, aunque voy algo apurada ―digo y él levanta sus cejas.

―Lo sé, vas a la casa Woods.

―Eh, sí, ¿pero por qué lo sabes?

―Porque también me dirijo hacia allá.




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