Míster problemático

Capítulo 4

―¿Por qué no dejaste que hablara? Tenía algo que decir ―le reclamo a mamá.

Suspiro con fuerza porque eso que sucedió no era lo que me esperaba.

¿Dariel o Allan?

Por supuesto que sigo pensando que prefiero a Allan.

―Cálmate, Lou, sabes que no es tan fácil como lo deseas ―mamá dice y yo arrugo la cara haciendo un puchero.

―¡Por supuesto que sí! Ustedes saben que no soporto a Allan, y menos quiero casarme con él.

―Cariño, sabes que de esta decisión dependen muchas cosas.

―La posición de los Woods sobre nosotros. ¿Acaso papá no ha entendido que es el momento de ser quien tenga el poder sobre todos?

―Puede ser, pero aún no llega el momento de Dennis y mientras eso ocurre debes hacer bien tu papel.

―Dariel es mi mejor opción y no voy a salir con Allan para decidir eso ―expongo inamovible.

―Nunca ha sido una discusión en que peldaño están los Woods, pero es mejor que te tomes tu tiempo y no te lo tomes tan a la ligera.

―¿Cuál es el problema? Finalmente, tiene que ser un Woods ―prosigo y mamá lanza un fuerte suspiro.

―Saldrás con Allan y con Dariel y luego elegirás como corresponde y no habrá más discusión sobre eso ―declara dejándome aburrida.

―¡Bien! ¿Y respetarán mi decisión? ―me impongo.

―Obvio que sí, cariño, porque tienes razón, pase lo que pase siempre tendremos nuestro lugar de privilegio; sin embargo, no pienses solo en ti y tampoco te dejes influir por las emociones ―aduce arreglando un pequeño mechón rebelde que me cae sobre la frente.

―¿De qué hablas?

―Sé que no tienes una buena relación con Allan, pero recuerda que a veces es mejor no dejarse cegar y pensar un poco en que tu enemigo puede ser tu mejor aliado ―mamá dice y luego sale de mi habitación como si su deseo es que me quede con la incógnita.

Pero eso que dice no tiene fundamento.

¿Allan y yo?

Suspiro con fuerza, la verdad es que lo último que quiero es tener una cita con él y exponerme a sus burlas. Por alguna razón me irrita que crea que tiene alguna posibilidad cuando no la hay. Además, mamá tiene razón, el mejor lugar es el nuestro y podemos vanagloriarnos de ello. Mi teléfono suena y es una llamada de Alaska.

La esperaba, puesto que no hablamos mucho y Arnold parecía amarrado de los pies como si su presencia fuera necesaria, pero le hubieran dejado fuera de la discusión.

―Hola ―digo seria.

―Vamos, Lou, ¿sigues enojada por lo de la reunión?

―¡Y cómo no voy a estarlo con esa pésima broma de los Woods!

―Sé que tienes razón; sin embargo, nada de lo que ha pasado es tu culpa.

―¿Y eso me sirve de algo? La verdad es que ya me había hecho a la idea de que no iba a casarme.

―Lo sé, pero esto está destinado a pasar.

―Seguro, porque aparte de uno tengo dos pretendientes, entre comillas ―digo y le escucho reír.

―Deberías sentirte afortunada.

―La verdad, no, pero da igual, ya tengo mi elección muy clara.

―Ninguno lo duda, pero ¿no estás diciéndolo muy a la ligera?

―¿No me digas que Arnold te pidió que me convencieras de que aceptara a su hermanito el problemático?

―Para nada, Arnie, quiere ser neutral en esto y respetará tu decisión sea cual fuere.

―Mamá dice que piense en ti, así que no lo creo tanto.

―Pueda que tenga razón, pero, yo solo deseo que elijas lo que te conviene a ti.

―Lo dices solo para convencerme.

―¿De qué aceptes a Allan? Sabes que no lo haría, sin embargo, tal vez dándote la oportunidad de tratar con él descubras que clase de persona es.

―Es un maldito problemático.

―Lou, es cierto que Allan no es como sus hermanos, no obstante, de seguro tiene una razón de ser. ¿Nunca se lo preguntaste?

―Allan solo se la pasaba molestándome y metiéndome en problemas y fue así hasta que por fin se largó y desapareció de nuestras vidas.

―Quizás tuvo una razón, además, a diferencia de sus hermanos mayores, él no estaba destinado a ninguna de nosotras y ha sido el desliz de Albert quien lo ha puesto allí. Pudo negarse, pero al final ha aceptado. ¿No te intriga conocer la razón por la que entra en la puja por casarse contigo?

―No digas tonterías.

―Piénsalo, pero no te llamaba para eso.

―¿Entonces para qué?

―Es para que como buena tía me ayudes a organizar el cumpleaños de Lottie ―responde y yo caigo en la cuenta de que mi sobrina pronto cumplirá tres años―, ya sabes que me lio mucho con eso y tú eres la experta en organizarle sus fiestas ―añade y no puedo decirle que no, porque si tengo una debilidad son mis dos sobrinas Clary y Lottie.

―Vale ―digo arrastrando la palabra.

―Gracias hermanita, te enviaré la lista.




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