Míster problemático

Capítulo 12

Allan

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―¿Es mi imaginación o se acaban de llevar a tu chica?

La pregunta, con algo de diversión, pero sin nada de sarcasmo, proviene de Brush, quien se coloca a mi lado. Me ladeo para mirarle.

―No es mi chica todavía, pero lo será a futuro ―digo y él se alza sus grandes y fornidos hombros.

Brush, al igual que los demás dentro del club, son moteros; sin embargo, en la actualidad no están relacionados con ningunos de los grandes clubes motorizados, y la razón es por la que estoy más cercano a ellos.

―Creí escucharte alardeando que sí lo era.

―¿Vas a discutir conmigo? ―preguntó sin mucha diversión y él levanta sus manos.

―Sería una batalla perdida, jamás puedes vencer a un abogado.

―Muy gracioso.

―Y tú deberías hacerte valer si quieres que no se te escape esa chica, de nuevo ―dice.

La última frase es muy diciente para mí, y lo cierto es que jamás habría regresado para juntarme con esa familia si ella no estuviera de por medio. No obstante, él tiene toda la razón.

―Entonces al final si se fue.

La persona que afirma eso es Beth, la hermana menor de Bruce. Es claro que no le hizo gracia ver a Louisiana, no tanto por los sentimientos que manifiesta tener hacia mí, sino porque ya le he hablado de ella. Y básicamente es el pretexto por el que la mantengo al margen, además, que Brush me odiaría si le doy alguna esperanza a su hermanita.

―Sí, y tú vuelve arriba con los demás ―le reposta su hermano, quien desde que me la presentó fue muy receloso con ella.

Beth lo sabe, pero ella es tan intrépida que puede desafiar a cualquiera, incluso él.

―¿No puedo ir con ustedes? ―pregunta a sabiendas de que sabe la respuesta.

―No ―responde lacónico Brush, y de seguido me hace señas para que vayamos al taller de motocicletas.

―Dijiste que hoy era día de descansar ―prosigue la chica cuando nos disponemos a ir hacia allá.

―Lo dije, pero me apetece trabajar un rato.

Voy con él y una vez llegamos inspecciono el lugar.

―Entonces pudiste renovarlo.

―Así es ―repone yendo hasta una moto de marca Harley en la que parece estar trabajando, haciéndole cambios y adecuaciones―, ¿Qué te parece? ―pregunta sobre la misma.

―Se ve que le has puesto mucho empeño.

―Así es, pretendo ir al evento de Daytona el próximo año y presentar esta belleza.

―Creí que ya no te interesaba.

―Lo mismo pensé de ti con esa chica.

―¿Entonces la recuerdas?

―Sí, tiene un carácter difícil de olvidar, pero ella perece que no recuerda a nadie ―comenta y yo río de soslayo.

Es cierto, Luisi se olvidó de los buenos tiempos y no dudo que a propósito.

―Es una fresita, así que solo tiene presente lo que le interesa.

―Y hablando de ello, ¿no iba a casarse con tu hermano? Eso dijiste la última vez que nos vimos en Kansas.

―Así es ―admito―, pero el tonto salió corriendo.

―Y te la han heredado a ti.

―Sí, y no ―respondo riendo por el uso de la frase heredar.

Pero de algún modo tiene sentido que todo en la familia sea así. Heredamos y seguimos el hilo de la corriente, jamás construimos.

―Ya veo.

―Ese idiota que vino a buscarla es mi contrincante.

―Y parece que va a ganártela ―comenta haciendo que flipe.

―Eso jamás.

―¿Por qué estás tan seguro?

―Porque no voy a dejar que nadie me la arrebate.

―¿Y crees que vale la pena después de todo lo que padeciste por ella? ―increpa.

Esta vez resoplo con fuerza porque también tiene razón. en el pasado siempre me mantuvieron al margen. Yo no contaba dentro de la ecuación porque todo había sido planeado para mis hermanos mayores, mientras yo solo estaba allí, ni siquiera de repuesto.

Nunca se me dijo eso porque en la familia Woods las decisiones son canon y no se modifican por nada ni nadie. Alaska estaba destinada a Arnie, y Luisi a Albert, y ya no quedaba nadie para mí, o sí, una de sus primas solteras, como si necesitara un premio de consolación.

No quería eso, por lo que renuncié a cualquier acuerdo y decidí que viviría a mi manera, y por eso actué así, como el chico que solo busca problemas, avergonzándola siempre que pudiera y solo porque estaba celoso de que ella no sería para mí.

Me comporté como un idiota y en vez de su amor me gané su odio, y ahora, cuando creí que el mundo no daría las vueltas suficientes para que esa situación cambiara y me pusiera de nuevo frente a ella, siento que ya no puedo remediar el pasado, y aun así, tampoco puedo volver a perder.

―La verdad sí, porque en parte fue mi culpa y todo porque creí que en algún momento Luisiana llegó a quererme.




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