Míster problemático

Capítulo 21

El tiempo pasó casi que volando luego de que por fin decidiera con quién iba a casarme en remplazo del prófugo de Albert. Antes de eso y sabiendo que me comprometería con él, no tenía muchas expectativas sobre el matrimonio porque para mí y sé que para él también, funcionaba más bien como una fusión de negocios. Sin embargo, con todo el cambio, no sé si con Dariel sería lo mismo, pero lo cierto es que con Allan tengo muchas porque con él nada se sabe.

Desde esa noche en casa de Arnie y Alaska, solo hemos vuelto a vernos en las citas formales que son necesarias para que nuestro círculo se entere con quién me voy a casar, aunque era un secreto a voces que sería sí o sí con un Woods. Luego de anunciar nuestro compromiso y poner fecha a la boda, las felicitaciones no se demoraron en llegar y poco a poco esto se está volviendo algo descomunal, como el acontecimiento social del siguiente mes.

Por suerte Allan no ha hecho de las suyas y extrañamente ha guardado la compostura en cada evento en el que nos hemos tenido que presentar. No niego que siempre estoy expectante y pensando que me va a dar algo si le veo llegar a una reunión en ropa de cuero. Para mi alivio solo han sido suposiciones y lo único que le ha faltado es una corbata, de resto su buena presencia es un punto a favor, y lo digo porque desde que mis amigas se enteraron con quién me voy a casar, no han hecho más que felicitarme por el partidazo que me saqué.

Una parte de mí admite sin dudar que Allan tiene lo suyo para derretir a una mujer, no obstante, la otra sabe que no puedo confiar al cien por ciento en sus palabras. Ha dicho todo eso de volverme loquita, y la verdad es que creo que lo logre, pero no de la manera en que él cree. En el fondo, no termino de creer que siempre estuvo enamorado de mí, porque si fuese así, en vez de comportarse como un idiota conmigo, debió hacer lo posible por cambiar la situación.

Supongo que lo hizo, aunque no para bien. Ahora, la única razón por la que nos casamos es porque firmamos un contrato, y que él mismo propuso.

―¿Estás contenta? ―mamá pregunta luego de acomodarme el velo.

―Debo estarlo, es mi gran día ―respondo.

Si bien mamá, no parecía estar muy conforme con mi elección, a la final tampoco se ha opuesto, pero eso no quita que la inconformidad siga allí.

―Ya sabes, si ese tonto te lo vuelve a hacer pasar mal, no dudes en contárnoslo. Ya sabes que tu padre siempre actuará en tu favor.

―Mamá, ya deja eso. Si Allan fuera a meter la pata, ¿no crees que ya lo habría hecho?

―Eso es porque tu padre y Roland lo han advertido.

Mamá, me hace suspirar, y supongo que es algo que no puedo obviar. En sí, Roland solo está apoyando a Arnie quien apostó porque Allan no haría una estupidez como Albert. Me pregunto si saben que es más astuto que ellos. Además, que su faceta de abogado siempre ha dado de que hablar. Lo único es que de momento todo eso solo ha quedado en rumores, y es debido a que Roland se ha encargado de que nada de eso opaque este matrimonio porque en el fondo no le queda de otra para resguardar el patrimonio Woods.

Se supone que él se integraría al equipo jurídico, sin embargo, hasta el momento no me he enterado de que lo haya hecho.

―Allan es un adulto, y sabe que debe comportarse como tal ―expongo.

―Cariño, ya sabes que todo esto te lo digo por tu propio bien.

―No habría necesidad, si solo lo hubiéramos dejado así.

―¡Imposible!, por desgracia había que hacerlo y es lo que más me molesta, pero de igual modo, ya sabes que en tu primer año no estás obligada a nada. Será una especie de prueba para él.

―¿Y para mí? ―pregunto por qué cada miembro de la familia, a excepción de Alaska y Dennis, solo se ha acercado para advertirme lo malo que será esto para mí si fracasa.

Sin embargo, incluso yo pienso que no será solo un problema de Allan, también mío.

―Querida, tú eres una chica ejemplar. Pase lo que pase, no tendrás la culpa de nada.

Debería alegrarme, pero por alguna razón todo esto ya me molesta. Sí, es cierto que toda mi vida la he vivido siguiendo el buen ejemplo y me he mostrado intachables, no obstante, a veces siento que es como un papel en el que solo he actuado como una marioneta. Odio pensarlo, pero quizás Allan tiene razón y ya es hora de ver la vida con otros matices, aunque no tan vanos como los de él.

―Tranquila, estaré bien ―expreso poniéndome en pie―, será mejor que salgamos, ya quiero que esto acabe.

Lo cierto es que por increíble que parezca tengo algunas expectativas sobre cómo será la noche de bodas. Eso pienso recordando a Allan decir que ansiaba la llegada de ese momento. Me pregunto que tendrá en mente y la verdad es que no quiero hacerme ideas.

Mamá decide mejorar su semblante y sonreír.

―Bueno, lo atípico de todo no quita que estás preciosa y que te ves como siempre soñé. Tu padre estará encantado de llevarte al altar, aunque no para entregarte a esa persona.

―¡Por Dios! ―bufo arrugando la cara.

Tocan la puerta y mamá va a abrirla, para la boda nos hemos instalado en la finca de Malibú da la familia Woods. Es Anabella, con quien curiosamente no he conversado mucho sobre el tema, no en lo que respecta a Allan. Ella mantuvo neutral sus opiniones, por lo menos hasta este momento.




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