Míster problemático

Capítulo 33

Allan

Particularmente no puedo decir que me agrada estar en la compañía de los abuelos matarnos de Luisi; sin embargo, creí que iba a ser más aterrador, pero puedo soportarlo. Lo bueno de toda esta situación es que para todos nosotros está clara, y casarme con ella no es un premio, sino una prueba.

Sé que no fue una buena idea lo del contrato, sin embargo, era la única manera de que se inclinara por mí. Ella puede verse fuerte por fuera, pero la conozco y sé que solo es una fachada para aparentar que nada le afecta. Si bien a mí no me importaba quedar como el malo, a ella sí, que no pensaran que era buena.

No obstante, en el fondo es como una gatita que, a pesar de lo linda y delicada, tiene sus garras bien escondidas.

―¿Todavía no te sientes intimidado?

―¿Por la abuela? ―respondo y él arruga el ceño lanzando un bufido.

―Cuida tus modales, muchacho, aún no somos tus abuelos.

―Creí que ya le había ganado un poco de terreno.

―Solo el suficiente para que te tolere, así que no abuses ―repone el viejo y yo tengo que aguantarme la risa.

Sin duda conozco el trasfondo y que quieran protegerla de mí, no es nuevo.

―De acuerdo, señor Clarence ―digo abriendo las palmas de mis manos en son de paz.

Luisi, y su abuela, ha entrado al salón donde exponen sets de joyas coralinas y nosotros nos hemos quedado en la terraza del bar del restaurante.

―Así está mejor.

―¿Bien, y cuál es la preocupación?

―No te hagas el tonto que lo sabes.

―Vamos, no creerá que vaya a jalarle las trenzas de nuevo, ya ni siquiera se las hace.

―Sabes que no se trata de eso.

―¿Entonces de qué?

―De lo que estuviste haciendo, Allan Woods ―contesta mirándome con seriedad.

Suspiro por lo bajo, y lo cierto es, que, de cierto modo, me he convertido en un personaje que ha adquirido fama sin proponérselo; sin embargo, luego de alejarme de mi familia admito que no tomé algunas buenas decisiones, pero fue porque no esperaba que el destino diera esta gran vuelta de tuerca, y en parte, ese trato es una salvaguarda más para Louisiana que para mí.

―No hice nada malo, solo mi trabajo ―contesto alzándome de hombros.

―¿Puedo saber por qué elegiste ser abogado?

Pareciera una pregunta trivial, pero sé que para él tiene mucho significado. También para mí, lo reconozco. Nadie en la familia es abogado, es una profesión necesaria, pero que ninguno de nosotros debería jamás desempeñar, y la razón es porque el único que ha habido en la familia fue el que desfalcó gran parte del patrimonio generacional. Tobias Walters-Woods, el gran traidor y del que nadie habla porque solo es motivo de vergüenza.

Eso se remonta a muchas generaciones antes de que mis hermanos o yo naciéramos, pero fue un detonante para que encontrara la forma para hacer rabiar a mi padre; además, que ese hecho catastrófico para los cimientos de los Woods es lo que originó que se hicieran acuerdos con los Peters, para proteger la sagrada herencia, ya que en un principio eran quienes tenían la mayor capacidad financiera.

Por lo que sí, ellos eran más ricos que nosotros, y con el tiempo lo que se logró fue consolidar la posición hasta estar a un nivel equilibrado, de allí que todavía se mantengan los acuerdo entre la familia.

Aún no sé qué fue lo que exactamente hizo el tío innombrable, pero en su momento, me enorgulleció recordárselos a toda la familia.

―No lo planeaba, solo hice ―digo sin más.

Y es porque en un principio quería enlistarme en la marina, pero cuando me mudé a Montreal y entré a una nueva preparatoria conocí a alguien y a quien luego volví a encontrar en la universidad estudiando para ser abogada, y no puedo negarlo, después de creer mi esperanza perdida, volví a entusiasmarme con alguien y la idea de estudiar leyes recobró fuerza. Y eso nos llevó a estar muy juntos.

Ella, forma parte de mi otro pasado en el que no existía nadie de mi autoritaria familia paterna que me dijera lo que tenía que hacer. Aparte que mis abuelos maternos me complacieron en todo lo que quería.

Sacudo mi cabeza para salir de esos pensamientos para encontrarme con la cara fruncida del abuelo Clarence.

―Así sin más.

―Sí, el resto de mi trayectoria es solo consecuencia de haber elegido esa profesión, pero no creo que eso deba preocuparlo.

―Me preocupa, sobre todo si eso involucra a gente con muchos problemas.

―No defiendo a delincuentes, si es que se ha creído el cuento que algunos han regado por allí.

Y la verdad es que no dudo que Amadeus Woods y su hijito estén detrás de la ola de información que empezó a sobre algunos casos que llevé en el pasado. Casos que llevé con ella y de los cuales no estoy orgulloso, además que esa relación se rompió cuando yo decidí defender a la víctima y ella al victimario, enfrentándonos por primera vez y para siempre.




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