Allan
════ ❁ ════
Becka está de vuelta, ¿es así?
Lejos de preocuparme por su reaparición, me genera un poco de curiosidad por saber qué piensa Louisiana al respecto. Siempre ha sido rígida y tajante con los temas que quizás le afectan, pero que se niega a aceptar que influyen en alguna medida en su vida. Todavía no le he hablado abiertamente de la relación que surgiera entre ella y yo, tampoco sé si desee sentarme a hablarle del asunto como si fuera algo de lo más trivial; pero la duda sobre si le afecte en algo, sigue allí. Muy al contrario, yo siempre fui evidente manifestándole lo que no me gustaba. No en vano me hice llamar la oveja negra de la familia.
Sin embargo, la existencia de Rebeca Houston es algo que no puedo obviar o fingir que no pasó. Ella apareció en mi vida cuando creí que estaba condenado a seguir las reglas de la familia, por mucho que me revelara. Fue la persona que me ayudó a ponerle el sello definitivo a mi rebeldía por lo que no puedo negar su importancia. No fue muy difícil empezar a sentir apego cuando estaba tan desilusionado de todos, y de ella, tanto que me dejé envolver como a un niño tonto que por primera vez conoce el sentido de una caricia. Tengo que admitir que fue como un bálsamo para las heridas que tenía en mi pecho al sentirme abandonado. Desechado.
No obstante, luego de que nos separáramos hace tres años, había dejado de seguirle la pista, tampoco me interesaba volver a rastrearla después de que ambos tomáramos rumbos diferentes en la forma de ejercer el derecho. Pensaba que ese día nunca llegaría, pero si bien fue cierto que yo quise marcharme y separarme de todo lo relacionado con la familia Woods, por mucho que lo intente siempre había algo que me mantenía ligado a ella. En este caso, alguien.
Louisiana.
La chica que me hiciera experimentar todos los tipos de rabia y que tarde o temprano volvería a ella. En un principio cuando Arnie me habló de la posibilidad de que yo tomara el lugar de Albert, me negué a la idea porque la estaba odiando. Fue como si de repente viniera sobre mí todo aquello que padecí por llevar la contraria y que había sepultado todos esos años que estuve lejos de la influencia del apellido Woods y Peters. Fue el mismo tiempo que Becka llenó con su ingenio y su forma original de conquistarme. No sé si la amé de verdad, pero sí, que me hizo darme cuenta de lo tonto que había sido hasta ese momento en que se acercó a mí por primera vez. Después solo comenzó a llenar todos los espacios de mi desordenada vida hasta que no quedó ninguno y comencé a olvidar.
Fueron ocho años durante los cuales no volví a acordarme de Louisiana, ni siquiera para reprocharle porque decidí pensar que era como una de esas muñecas hermosas y perfectas de porcelanas que, de lo bellas y finas, su fin es permanecer en una vitrina.
―¿Allan, me estás escuchando?
Quien pregunta sacándome de mis pensamientos es Beth. Arrugo la cara hacia ella.
―Parece que se te olvida que debes dirigirte hacia mí como señor Woods ―le reconvengo y ella, luego de abrirme los ojos, frunce su boca.
―¿Por qué debería llamarte así? ―se queja.
―Porque ahora trabajas para mí. Además, seguro que Brush te enseñó el respeto por tus mayores ―espeto y ella junta sus cejas.
―El matrimonio te ha vuelto un idiota, pero eso es por casarte con esa estirada ―me dice.
―Esa estirada, es la señora Woods.
―¡Vete al cuerno! ―masculla yéndose enojada hasta su puesto, y parece que se le obvió lo que iba a decirme.
Tampoco le pregunto, ya le dejé por escrito cuáles son sus obligaciones mientras organizamos todo el espacio.
―Tiene carácter, eh, pero no crees que estás siendo duro con la chica ―dice Nick cuando viene a mi puesto.
―Es mejor así, ella debe aprender cuál es su lugar aquí ―digo y mi amigo entorna la mirada.
―¿Tiene razón en eso de que te casaste con una estirada?
―Sí, pero el único que puede llamarla así soy yo.
―Vaya ―bufa Nickolas―, quien iba a pensar que te casarías con otra mujer que no era Becka. Estaban tan juntos que imaginé que jamás se separarían.
―Ya ves que no fue así, por lo que nada es para siempre.
―¿Y el matrimonio con tu esposa?
―Pretendo que sí ―respondo.
Nick me mira pensativo por un momento; sin embargo, no espero explicarle ese razonamiento.
―Entonces tienes que presentármela, Beth me mostró algunas fotos, pero solo era para quejarse de lo fea que se veía a tu lado.
―¿Ya ves por qué es mejor ponerla en su lugar?
―Solo es una chiquilla universitaria.
―También una malcriada, y si dejo que haga lo que quiera será un gran problema después, por esa razón también debes mostrarte firme y no te dejes engatusar o te las verás con su padre.
―Tranquilo, no habrá motivos para ello. Por eso es bueno que solo tenga ojos para ti ―aduce y yo entorno la mirada―, y que hay de Becka, he escuchado que también está en la ciudad ―añade algo que parece una noticia que revolotea por toda la ciudad.