¿Qué no me haga ideas?
Ahora mismo mi cabeza es un hervidero de ellas con esa imagen pululando en mi cabeza, haciendo que casi quiera estallar.
¿Acaso es hijo de Allan?
De verdad que no quiero hacerme ideas, pero es imposible, y pensar en ello hace que me agite y me duela el pecho.
¿Y si fuera así?
«No, no, no», me repito hasta el cansancio, luego trato de serenarme, pero no lo logro. Tampoco ayuda que todavía no haya llegado. Eso solo aumenta la ansiedad que tengo. Miro la hora en el teléfono, diez de la noche, este suena en mi mano causándome un espanto dejándolo caer al piso.
Lo agarro de inmediato y por suerte no se ha roto la pantalla y está intacto. Me desinflo observando que es una llamada de papá; pero, también me sorprende un poco. Medito en que tal vez es por la extraña aparición de Dennis en mi oficina y quizás lo descubrieron.
―Hola, papá ―contesto finalmente, aunque no de buena gana.
―Lou, cariño ―dice y yo largo un suspiro―, espero que no te haya llamado en mal momento.
La verdad es que, si lo es, pero no voy a ventilar este asunto con él. Aún no hay certeza de nada.
―No papá, ya estoy en casa.
―Qué bueno, ¿y Allan está contigo? ―pregunta.
Por alguna razón no me gusta su tono algo almibarado.
―No, se demora un poco en llegar ―digo y le escucho suspirar un poco.
―Eso es bueno, lo que tengo que hablarte solo te interesa a ti. Que ría esperar un poco, pero es mejor que estés al tanto.
―¿De qué hablas, papá? Allan es ahora mi esposo, por lo tanto, todo debería ser de interés para los dos.
―Vaya, parece que te has apropiado muy bien de ese papel. No me extraña de mi hija favorita, siempre haciendo todo con excesiva rigidez. Solo espero que no te hayas apegado demasiado a Allan.
―¿Eso no sería lo normal?
―Tal vez para un matrimonio convencional.
―¿Acaso no lo es? ―increpo. El fuerte suspiro que lanza llega a mi oído―. ¿Vas a decirme de qué se trata? ―pregunto poniéndome un poco irascible.
No me gusta el oscuro matiz que está tomando la conversación; si bien es cierto que papá nunca se opuso al cambio, y estuvo de acuerdo siempre y cuando fuera mi decisión. Él no ha sido tan evidente como mamá, pero sé que eso no quería decir que no mantuviera sus reservas en privado.
―Seré claro, cariño.
―Bien, adelante.
―Tu madre te lo ha sugerido como una posibilidad, pero yo quiero que lo medites de una forma más profunda ―expone haciendo que resople con fuerza.
―¿Qué debería meditar?
―El divorciarte de Allan ―responde directo, sin tapujos como mencionó.
Eso me hace tragar con fuerza; sin embargo, la imagen que me mostrara Su resucita en mi cabeza volviendo a darme vueltas.
¿Acaso saben algo de eso?
No sería raro porque en primer lugar ha sido mamá quien ha mencionado a esa mujer y sé que no lo ha hecho con buenas intenciones.
―Ya basta con eso.
―Lou, cariño...
―¡Dije que basta! ―chillo un poco apretando los dientes.
―Escúchame un momento.
―Ya me dijiste lo que ibas a decir, si quieres lo meditaré como sugieres, pero no hay esa posibilidad.
―Está bien, si lo dejas ahora. Te aseguraré que no es ninguna derrota para ti.
―Papá…
―Lousi, sé que estás acostumbrada a ganar y hacer todo perfecto, pero esto no dañará en nada tu buena reputación.
―Dije que ya te oí.
―Amadeus va a destruir a Roland y te aseguro que tiene con qué hacerlo ―comenta de repente.
Lo cierto es que esperaba que mencionara otra cosa, como que se descubriría la noticia de que Allan ya tenía un hijo cuando se casó conmigo. Lo que dice me confunde un poco, pero no dudo que eso vaya a ocurrir recordando lo que me advirtiera Dariel.
―No dudo que quiera hacerlo, pero dudo que realmente lo consiga. Además, no entiendo por qué lo dices cuando Roland tiene todo tu apoyo, ¿o me equivoco? ―cuestiono. El silencio que papá hace al otro lado ocasiona que trague con fuerza otra vez―, ¿papá? ―llamo gruñendo un poco.
Reflexiono en que eso es impensable, mi familia jamás traicionaría a Roland para ponerse del lado de Amadeus.
―No, Lousi. No seguirá teniéndolo si esto va a favor de Amadeus.
―¿De qué hablas?
―Como familia siempre hemos defendido nuestros propios intereses.
―¿Vas a ponerte del lado de Amadeus?
―Solo nos mantendremos en nuestro lugar, por lo tanto, también debes ser fiel a eso. A nuestros principios como familia.
Las palabras de papá hacen que ría un poco contrariada, como si no entendiera nada de esos principios a los que se refiere, porque se supone que he sido fiel a todos ellos.