―¿Molestando a la dama? ―pregunta a espaldas del desconocido mientras me mira arrogante y el ceño fruncido.
El tipo se da la vuelta para encontrarse de frente con él y se sonríe algo escaqueado.
―No, solo intento conquistarla, así que sigue tu camino sin problemas ―le responde todo confianzudo.
Pongo los ojos en blanco.
―Qué mal, pero estás a punto de lamentar el intentar meterte con mi mujer ―le gruñe.
El hombre se gira para mirarme ensanchando la mirada.
―¿Eres casada? ―me pregunta.
Exhalo hondo haciendo una mueca de cansancio. Pero no alcanzo a contestar, porque de inmediato, Allan se mueve de su lugar para ponerse a mi lado, tomando mi mano y la besa delante de él.
No creo que sea una muestra de cariño y, más bien, solo está marcando territorio.
―¿Alguna duda? ―masculla.
El tipo desconocido sonríe otra vez. Me pregunto si tratará de alegar, pero solo se disculpa y se marcha. No tengo idea de quién es, y aunque me enoja un poco que Su a veces actúe por su cuenta solo para ser condescendiente con Allan, me alivia que lo haya espantado, porque al fin de cuentas es cierto que es mi marido.
―¡Ay, por fin llegaron! ―exclama mi amiga, apenas aparece sonriéndole a Allan y a su socio, el que conoció cuando fuimos aquella tarde a su oficina.
Pero esta se apaga al percibir la tensión entre los dos.
―¿Así que te referías a ellos? ―mascullo la pregunta mirándola con el ceño fruncido.
Esta curva sus labios con una gran sonrisa. Allan me mira con seriedad mientras el otro sonríe algo nervioso.
―Si, y será mejor que los dejemos a solas un momento ―dice agarrando a Nick por la mano sin darle tiempo siquiera a de saludarme―, no se vayan a matar, vale ―añade antes de llevárselo a toda carrera.
Luego de que se esfuma, vuelvo a sentarme en el sofá y él a mi lado.
―Así que estabas bebiendo y coqueteando con un desconocido siendo una mujer casada, eso no es propio de ti, Louisiana ―comenta al sentarse en el sillón del frente, enfureciéndome.
―No estoy de ánimos para discutir contigo.
―¿Y cuándo vas a estarlo? ―me reprocha.
―¿Cuándo me digas si ya lo confirmaste?
―¿Qué tengo que confirmar?
―¿¡Si ese hijo es tuyo o no!? ―replico.
―No me digas, ¿te preocupa que tenga un hijo fuera del matrimonio?
―¿Y a ti no?
Cielos, se me hace el colmo que diga eso tan folclórico.
―No, porque no es mi hijo ―responde tan serio que me descoloca.
―¡Mientes!
―¿Escuchaste lo que dije? ―me increpa.
―Si, lo escuché.
―¿Y?
―No sé si creerte.
―Por Dios, Louisiana, porque jugaría con algo tan serio.
―No lo sé, dímelo tú ―repongo agarrando mi bolso.
―¿A dónde vas? Apenas acabo de llegar.
―Pero yo no quiero estar aquí.
―¿Y qué hay de tu amiga?
―Parece que es más amiga tuya que mía.
―La verdad es que sí, y me alegra que tengas una amiga como ella ―aduce dejándome boquiabierta.
―No me estarás engañando con ella ―comento con sarcasmo.
Él se echa a reír con tanta gracia que me hace recordar que había estado extrañando esa manera jocosa de comportarse conmigo.
―¿Se van?
Suzanne reaparece con Nick.
―Te dije que no estaba de humor para beber.
Le recuerdo, ella mira a Allan.
―Nick está ansioso por experimentar las noches de juerga en la ciudad, así que te lo encargo, yo llevaré a mi mujercita a casa ―dice quitándome el bolso y agarrando mi mano―, ¿te llevo a casa querida? ―pregunta petulante haciendo que resople.
―Vamos, pero traje mi auto ―contesto.
―Perfecto, porque yo no ―repone.
―Diviértanse ―les digo mirando a Su con el ceño fruncido.
―No te propases con él ―le advierte a Su provocando que esta se ponga de colores antes de tirar de mi mano para salir de allí.
Me sorprende porque ni yo he sido capaz de hacerle poner esa expresión, aunque se lo tiene merecido.
―¿No crees que fuiste demasiado excesivo con tus palabras?
―¿Por qué? Se nota que ella quiere hincarle el diente y mi socio no le es indiferente.
―¡Oye!
―No creo que eso sea malo, además, ambos están solteros, allá ellos. Ninguno es un niño, ¿o sí?
―No digas tonterías, eso no es lo que me preocupa.
―¿Entonces qué es lo que te preocupa? ―cuestiona cuando me detengo frente a mi auto.
―Tú, tú me preocupas, tonto ―expongo volviéndome hacia él.