Míster problemático

Capítulo 71

Divorcio.

Irónicamente lo había considerado yo, pero ha sido Allan quien lo ha puesto sobre la mesa por la exigencia de esa mujer Rebeca. Por supuesto, mis padres celebrarán esta decisión porque a la final él me ha dado la potestad de ser quien lo firme primero. Aunque sé que es una medida que ha sido planeada para acabar con todo el problema de raíz, no deja de doler. Primero en mi orgullo y luego en mi corazón, porque justo ahora no quiero dejarlo.

La otra demanda, según me contó Heinz es que ella quiere que Allan acepte la paternidad de su hijo, para tener la certeza de que cumplirá con su parte del trato.

¡Cielos!

En este momento deseo matar yo misma a Allan por haberme ocultado todo esto, y más cuando no sé qué más está planeando. El timbre de la casa suena y al asomarme a la entrada es Su que ha llegado. Me ha llamado y le he dicho que estoy en casa porque necesito prepararme para lo que tengo que hacer.

―¡Lou! ―chilla con cara de enojada cuando le abro la puerta. Después me agarra de los hombros y estrujándome y luego me abraza―, ¿Cuándo pensabas contarme toda esta locura? ―me recrimina.

―Me imagino que Heinz te puso al tanto.

―No, pero se lo saqué a la fuerza.

―Vaya, ya son tan cercanos ―comento y ella me mira avergonzada.

―No, pero tú eres mi amiga y él andaba algo sospechoso, así que le pregunté de buena manera y luego vi esos papeles.

―No te creo.

―¡Bien! De todos modos, ¿en serio te vas a divorciar de Allan?

―Sí, ya está hecho ―contesto y ni yo misma me lo creo.

Heinz

―Pero Lou, tú… lo quieres…

―Eso no tiene importancia, además solo es una medida desesperada.

―Ya veo.

―Por favor, no digas nada.

―¿Cómo crees? Pero seguro que a tu madre le encantará la noticia.

―No lo dudo ―admito.

Pero la más encantada debe ser esa mujer que consiguió que Allan y yo no separáramos.

¡Qué diantres!

Su se quedó conmigo hasta la mañana, no fue un tiempo para relajarme, pero sí para arreglarme y prepararme para la tormenta que se avecinaba. Como mencionó Allan, su socio me diría lo que tenía que hacer a continuación luego de que anunciara a todos que me he divorciado de él, y eso tengo que hacer.

Cuando me estoy preparando para ir a la oficina, mi teléfono suena con varias llamadas: una de Alaska, de mi madre y hasta de mi abuela. Decido contestar la de mi hermana.

―Dime que es una mentira ―masculla al otro lado―, ¿por qué estás tomando una decisión tan apresurada, ¿te has vuelto loca?

―Para un momento, Alaska, ¿qué es lo que sucede?

―No te hagas la tonta, esto no es algo que querías.

―Basta, ya tomé una decisión.

―La falta de memoria de Allan es temporal, es obvio que va a recordarte.

―Por favor, Alaska. Ya la decisión está tomada.

―Ni Arnie ni yo lo creemos.

―Está hecho y no quiero hablar más del asunto, adiós.

Le cuelgo, porque no soporto tener que hablar de este tema porque ella tiene razón, esta no es mi decisión.

―¿Quién era? ―me pregunta Suzanne bajando de la habitación.

―Mi hermana.

―¿Y por supuesto está escandalizada?

―Así es ―confirmo.

―¿No vas a retractarte?

―Eso es imposible ―digo suspirando hondo, y después de ello solo dejo que la fuerte tormenta haga sus estragos.

Lo siguiente era hacer que mi sala de prensa informara al resto de socios la disolución de mi matrimonio con Allan. Esto para que la noticia llegara a toda la asociación. Por supuesto, mi madre fue la primera en felicitarme por tomar la mejor decisión y acabar con un matrimonio que estaba condenado al fracaso.

Sin embargo, quienes no estaban contentos eran mis abuelos, que estaban muy enojados con mi repentina separación, que el hecho de que él se encuentre todavía convaleciente en la clínica lo hace aún peor y me deja a mí como una mala esposa. Después de todo ese alboroto, se fijó una junta para dentro de una semana.

En ella nos reuniríamos con todos los accionarios y presidentes de proveedores y entonces Heinz me dijo que sería la entrega de todos los documentos que involucraban a Amadeus, Dariel y mi padre con ese mafioso italiano. Me citó en un restaurante bastante modesto y esa mujer se presentó.

Después de ese día, Alaska no dejó de enviarme mensajes diciéndome que ella se la pasaba metida en la clínica, por lo que no dudo que haya venido a restregarme que había ganado.

Allan dijo que pasara lo que pasara, confiara en él, pero todo esto no solo lo sacan del tablero, sino de mi vida, y eso ya no lo puedo soportar. Heinz avisa que llega retrasado y algo me dice que no es casualidad cuando ella llega primero y se sienta frente a mí colocando la carpeta sobre la mesa y sonriéndome.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.