Una melodía llenaba el lugar mientras la gente de la plaza estaba en silencio.
-¿Qué es lo que ocurre? - preguntó a su asistente.
-¿Quiere que vaya a ver?
-No, iré yo - él hombre caminó por la plaza siguiendo el sonido hasta que quedó a una distancia prudente.
Quedó hechizado por la bella mujer que tocaba el acordeón.
-¿Quién es ella? - el hombre tartamudeo ya que no sabía quién era ella - Averígualo. Ya.
El hombre caminó hasta la multitud preguntando quién era ella y luego de conseguir la información volvió hacia su amo.
-Señor, se llama Katerina, es una acordeonista, toca desde que es niña en esta plaza. Se rumorea que sus padres la obligan y maltratan todo por dinero.
-Su apellido.
-Perdón, olvidé mencionarlo. Macek.
Luego de escuchar el apellido esbozo una amplia sonrisa porque sabía que esa familia haría todo por dinero. Eran tan famosos debido a un gran escándalo.
-Qué interesante.
Camino a su mansión, Viktor, el lord más cotizado en la alta sociedad, pensaba en una joven pueblerina qué estaba por saltar a la fama.
-Paso a paso, querida.
Cuando Lord Sládek llegó a su vivienda ingresó sin mirar a nadie en silencio; tenía mucho trabajo y no estaba de humor.
- ¡Artur!
Un hombre mayor entró a su oficina.
- Cancela todos mis compromisos para el día de hoy. Todos y cada uno de ellos.
- Sí señor. ¿Algo más?
- Si, iré al teatro luego de comer, avisa al chofer.
- Si, mi señor.
« Creo que hoy no está de humor »
A pesar de no querer reunirse con nadie el día de hoy Viktor sabía que tenía responsabilidades y debía firmar varios documentos.
Luego de algunas horas el Lord salió de su oficina y se dirigió a paso firme al teatro de la ciudad.
Mientras tanto Katerina llegaba con prisa al teatro para su primer día de ensayo.
- Perdón Señor por la tardanza. Estaba resolviendo un problema
- Pensé que faltarías a tu primer día de práctica por estar en la plaza.
Silencio - ¿Es en serio? ¿Estabas en la plaza?
- Estaba despidiéndome de las personas. Muchas van exclusivamente a verme tocar, pero no se preocupe, no dije el motivo.
- Está bien, es mejor terminar bien las cosas. Ahora sígueme.
Ya te mostré todo el lugar la vez pasada así que iremos directo a la sala de ensayo privada. Ahí deberás ensayar diariamente para tus presentaciones. Depende del público será la frecuencia. Tu tendrás tu debut el día sábado, pero depende tu recepción los harás los días de las semanas, que tienen menos afluencia de público. ¿Me entiendes? Los fin de semanas son los estelares. Aunque creo que serás estelar si o si.
- ¿Disculpe?
- Olvídalo niña, sólo estoy divagando. Aquí es. Este es de buen tamaño para ti. Tendrás dos ensayos en el escenario en la semana. Mañana será ese día; luego te daré los horarios. Ahora entra y ponte cómoda.
Katerina estaba sorprendida por el lugar, era espacioso. Tenía todo lo necesario para ensayar.
Las paredes y techos eran blancos y el piso de una madera clara. Tenía un bello cuadro del teatro en sus inicios, un sillón Chesterfield de color café y una pequeña mesa al lado de este.
En una esquina había un mueble abierto con diferentes implementos de ensayo, tales como, panderetas, cajón musical, una flauta, violín y un hermoso contrabajo. Al lado de este había varios atriles.
- No sé porque te dieron esta sala tan grande.
Katerina se volteó y vio a una muchacha elegante, vestía un atuendo rosa pálido. Su rostro era bello; era rubia con ojos color avellana.
- Me llamo Lirio. Un gusto ¿Katerina verdad? - Hizo una pequeña reverencia antes de su pregunta.
Katerina se inclinó con respeto - Es un honor. Si, ese es mi nombre - silencio - Yo tampoco sé porque me dieron una habitación bella y amplia sólo para mí; la verdad aún no entiendo como llegué hasta aquí tan...
- ¿Rápido? He oído de ti. Se qué eres famosa en el pueblo por tu habilidad. La verdad creo que se demoraron en traerte aquí. Pero lo de la sala, no sé, creo que el quinteto se molestará. Prepárate. Al menos no son 5 brujas, sino 5 hombres guapísimos.
La acordeonista le pareció que la muchacha era graciosa y también muy libre; podía decir lo que pensará sin miedo a un castigo.
- Bueno, me debo ir, tengo que ensayar. Por si lo ibas a preguntar, soy cantante. Estoy en la sala de al lado. Espero no molestarte. Adiós.
- Adiós, un gusto.
La muchacha salió de la habitación dejando a Katerina con una amplia sonrisa por poder haber interactuado con otra persona aparentemente de la misma edad.